25 diciembre 2010

PEPA LA MORONERA

La torre de San Miguel quisiera ser hoy más alta
pa podé ver tu hechura al pasear por la plaza.
Las almenas del castillo lloran de pena amarga
por no escuchar ahora tus risas, cuando la tarde se alarga.

El sol no quiere acostarse antes de ver tu figura
asomá a la casa puerta mientras esperas la luna.
El viento te piropea silbando su fresco velo,
avivando los perfumes del azahar de tu pelo.

Con un cuerpo de guitarra y ojos color aceituna,
con los andares de reina, mujer, como tú ninguna.
Háblame por soleá, mírame por alegrías.
quiéreme por seguidillas, bésame por bulerías.

Que revienten los azahares al pasear por La Alameda.
Que se apaguen los faroles al desandar La Carrera.
Que te canten los jilgueros asomaos a las azoteas.
Que salgan toas las estrellas cuando tu estés a mi vera.

En el rigor del invierno, en otoño o primavera,
de corto, de faralaes, de mantilla o como quieras.
Que esta mujé que aquí veis señorear de esta manera,
esta mujer, sí señores, esta mujer es moronera.

El niño Gilena

NAVIDAD

Estimado pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, a Dios gracias.

Pues sí, ya ha empezado y no como nos quieren hacer creer, con costumbres anglosajonas. Por lo menos para los que somos costumbristas, la navidad no empieza hasta el único día en el año que lo gordo es bello, y sobre todo, si te cae encima y te quita de penas y fatiguitas.

Siempre que empieza esta temporada comienzan las deserciones sobre si gusta o no gusta esta época del año. Pues a mí sí, sí que me gusta y supongo que será de lo arraigado que tengo los recuerdos de aquellas navidades hogareñas de palomitas de aguardiente y tortitas de polvorón, de aquellos recorridos a casa de los parientes en busca del aguinaldo bendito para saciar mi sed de Pulgarcitos, Tbos y Tío vivos, o cómo esperaba que mi padre se personara con la caja de mantecados estepeños de esos que, aparte de buenos, traían un parchís acartonado o unas piececillas de ajedrez chicas como ellas solas.

Qué buenos recuerdos me traen estas fechas de aquellos paseos por delante del escaparate de los plásticos del Pozo Nuevo, mirando aquellos Madelman con traje de buzo, los fuertes de Comansi y los juegos reunidos Geiper, esperando que los reyes magos no tuvieran en consideración mis correrías diarias y se dejasen caer con algo más que carbón. Y qué decir de esa noche buena de pavo en salsa, sopita de picadillo y melocotón en almíbar, rodeado de mi familia, coreando villancicos con pandereta y botella de anís por percusión del concierto.

Para finalizar el año, todos frente al Grundig, con once uvas en el plato y una en la mano discutiendo si lo que escucha mi padre son los cuartos o, como dice mi madre, es la tercera de las campanadas. Al final, algunos sobrándole y otros faltándole, nos repartimos besos y abrazos deseándonos feliz año y abriendo la sidra el Gaitero (la más mala del mundo entero) para regar el año recién nacido.
Pero mi mayor ilusión era el deseado día de reyes, cuando a la taurina hora de las cinco de la tarde tiraba pa las cocheras del matadero con mi bolsa de “ancá” Lorenzo, dispuesto a batir la marca del año anterior en la recogida de caramelos, peregrinando como un penitente desde la carroza de Gaspar, pasando por la de Melchor y quedándome en la de Baltasar, que como es negro echa más.

En fin, ya sé que muchos dirán que estas fechas son tristes por recodar a los que ya no están para sentarse a la mesa, darte el aguinaldo o comerse las uvas pero, aunque ellos nos hayan dejado muy a su pesar, si miramos a nuestro alrededor, alguno o alguna esta ya ocupando ese huequecillo para darle alegría a nuestras vidas y volver a repetir el ciclo.

Atentamente;

El niño gilena

12 diciembre 2010

EL ANAFE DE ORO

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

No habiendo llegado a la cincuentena el siglo que nos dejó, en tiempos de mucha hambre y pocos dineros, Don Miguel Cala González, una vez licenciado del servicio militar y habiéndose doctorado en hostelería en la bodega "Los González", tuvo la feliz idea para todos los que apreciamos el buen yantar, de instaurar enfrente del mercantil de los casinos lo que me he permitido en bautizar como "el anafe de oro moronero".

Con nombre sin gran pomposidad ni boato y utilizando el diminutivo de su gracia: “Miguelito”, empezó despachando cañeros de vino blanco con aceitunas por tapa, con una terna de lujo como Barea y Juan "el caracol". Esto, unido a un saber hacer, añejo en formas y costumbres, fue forjando con el discurrir de los años lo que todo buen moronero que se precie tiene por bien a saber y es que desde esa capillita blanca y limpia como una patena que es su corazón y cocina, los mejores manjares de este pueblo son trabajados con cariño y devoción por unas manos antiguas, sabiendo dar tiempo, amor y el avío que se merezca a lo mejor de sus platos.

Sesenta y tres temporadas han pasado desde su alumbramiento y seguro estoy que de las mejores alternativas taurinas se han guisado en sus pucheros las colas de los bureles que más grande tarde de maestranza han dado, si no, no me cabe en la cabeza que se pueda apañar un rabo de toro de esa manera. Seguro estoy que si Don Fernando Villalón, que en gloria esté, hubiese comido en este templo culinario un arrocito con perdiz, habría dejado algún verso para que acompañara a los que hoy embellecen la terraza de tan insigne lugar.

No me cabe la menor duda que cuando cada martes santo, el Señor de la Buena Muerte arría su paso en las puertas de esta casa, se alegra desde su soledad de volver a ver, como cada año sus luces apagadas y esa fragancia de pucheros perfumando el Pozo Nuevo, que hasta los olores de incienso se retiran para dejar hacer a tan gustosos perfumes.

Qué puedo decir de la sensación de estar atendido como un rajá por quien ha sabido continuar la tradición de hacer las cosas bien hechas, con elegancia y solera y que hasta el nombre ha heredado como blasón de orgullo de lo más grande de la hostería aruncitana.

Por todo ello, desde este rincón de palabras invito a todo el que le plazca a disfrutar de una experiencia inolvidable frente a un plato de croquetas con Don Miguel en la barra, una buena compañía y Doña Dolores como espectadora de lujo desde la puerta de sus dominios.

P.D.: En recuerdo del que se fue a destiempo y como homenaje de los que han sabido tirar de este carro del buen hacer hostelero.

Atentamente;

El niño Gilena

11 diciembre 2010

30 años de El Gallo de Morón

El Gallo de Morón fue una publicación de periodicidad quincenal o mensual que surgió a principios de la década de los ochenta al arbor de la nueva democracia y que retrató las pequeñas noticias que por aquí acontecían. No solo nos habló de la vida política de la localidad, sino también de eventos, sucesos, celebraciones y artículos de opinión que muestran variopintas instantáneas de la vida en nuestro pueblo.

Número 2, enero 1981. Balance del 1980, primera feria infantil del libro.
Número 3, febrero 1981. La dimisión de Suarez, Antonio Cubero.
Número 4, febrero 1981. El 23-F, Gladis.
Número 5, marzo 1981. Otan, Manolo Gamero, la plaza de los paraos.
Número 6, abril 1981. El paro en Morón.
Número 7, junio 1981. La sabia de Morón, El Siguirín.
Número 8, junio 1981. El Corte Inglés, OTAN.
Número 9, agosto 1981. Fuego en Confort Piña, Francisco Benitez.
Número 10, agosto 1981. Las guapas de Morón, Morón de la Argentina.
Número 11, octubre 1981. El referéndum de autonomía.
Número 12, diciembre 1981. El polvo de la fábrica de cementos.
Número 13, febrero 1982. Entrevista al juez de primera instancia de Morón.
Número 14, abril 1982. El enchufismo en el ayuntamiento, la Casa de la Juventud.
Número 16, junio 1982. Elecciones al parlamento andaluz, Manolo Morilla.
Número 17, agosto 1982. La abuela de Morón, Diego del Gastor.
Número 23, junio 1983. Primer ayuntamiento de izquierdas.
Número 24, julio 1983. Entrevista a Luís Macho.
Número 26, agosto 1983. Entrevista a Manolo Sanlucar.
Número 28, septiembre 1983. Feria 1983.
Número 30, noviembre 1983. Entrevista a Juan Manuel Sanchez Gordillo.
Número 31, diciembre 1983. U.D. Morón.
Número 32, diciembre 1983. Un año después de Espuny, Peña Bética.
Número 33, febrero 1984. Ocupación de fincas.
Número 37, mayo 1984. La verbena del Pantano.
Número 40, enero 1985. Los locales parroquiales del Pantano, Alfonso Jimenez.
Número 45, octubre 1985. El parque del Orujo, los taxistas de Morón.
Número 49, octubre 1986. Fábrica de cementos, Sierra de Esparteros, Morón de Argentina.

En estos ejemplares que hemos encontrado podemos leer noticias que convulsionaron la vida de Morón en los años 80, como la desaparición de la fábrica de cemento o el incendio en la fábrica de Espuny. Especialmente interesante me parece el reflejo que en los artículos del periódico proyectan historias de ámbito regional o nacional, como el referendum de autonomía o el golpe de estado del 23-F.

10 diciembre 2010

SE ACABO LO QUE SE DABA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Contaba mi madre cómo a Mariquilla "la mohina" le dieron los nacionales un litro de aceite de ricino y le dieron un paseito montada en una rucha por la calle Espíritu Santo, después de haberla pelado al cero para regocijo de los camisas azules, a lo que mi abuela Pepa al escuchar esta retahíla comentaba cómo los rojos habían asaltado los conventos y ultrajado, por no decir fornicado, con algunas de sus monjas y quemado hábitos, crucifijos y a hasta custodias.

Me dirás a cuento de qué te relato estas conversaciones familiares, pues es simple: en estos días no paro de oír estadísticas de cuántas mujeres han sido maltratadas, ultrajadas o en el peor caso, como ayer, asesinadas por su maridos, amantes, parientes o demás apelativos, eso sí, todos con género masculino. Pero lo que más me hierve la sangre, son los epitafios vecinales que se repiten una vez tras otra: "Si es que se veía venir", "siempre estaban peleando", "siempre estaba borracho", "tenía la mano mu larga", y otros comentarios de esa índole. Pero, ¿en qué contribuimos los demás para que esto no ocurra? ¿En cerrar las ventanas para que no se escuchen los palos y lamentos? ¿en pedir resignación y mirar para otro lado?. ¿Quién en este pueblo no sabe, conoce o puede contar mil y un ultrajes realizados de manos de cualquier canalla, maltratador o verdugo, como le queramos apodar? y ¿quién hace algo?.

Amigo mío, seguro que cederías el siento a una señora, o dejarías franco el paso en una acera, o te dirigirías de usted por respeto a una anciana, pero cuando se trata de salvar su vida o aliviar un continuo sufrimiento, nos excusamos con un "cada uno en su casa y dios en la de todos".

En fin, querido pueblo, sírvete de este humilde pregonero para gritar a voz en ristre un "se acabó lo que se daba", unámonos y paremos la mano que castiga por el mero hecho de ser mujer, que no más débil. Sellemos los labios que ultrajan y riegan de sal llagas abiertas por años de insultos, gritos y malos modos.

Atentamente;

El niño Gilena

01 diciembre 2010

De aquel cuatro de diciembre







“Era un cuatro de diciembre cuando tomamos las calles.
Era un cuatro de diciembre cuando dijimos que blanca y verde era nuestra sangre”.
Así comenzaba un pasodoble de la comparsa gaditana “Los piratas”.
Y efectivamente amigo mío, aunque ya nadie lo recuerde, fue un cuatro de diciembre de 1977, cuando Andalucía se levantó por su libertad, haciéndolo como nadie en España lo había hecho antes. Ni catalanes, ni vascos, ni gallegos, salieron a las calles como lo hicieron los andaluces, para pedir lo que por derecho propio les correspondía, su autonomía.
Tuvimos que salir a reclamar lo que nos negaban y hasta con sangre lo pagamos. Con la sangre de José Manuel García Caparrós, el malagueño que murió de un disparo por amar a su pueblo.
Aquel cuatro de diciembre, las voces de los andaluces se alzaron en ciudades y pueblos, en aldeas y quinterías, desde el olivar a la marisma, desde la sierra a la mar y ni las porras ni los golpes pudieron acallar el clamor de un pueblo.

Seguramente muchos no sabrán que Andalucía comenzó su petición de autonomía allá por 1869, cuando Cádiz se levantó con demandas sociales y autonomistas, corriéndose luego por Málaga, Granada, Sevilla y Jerez, siendo brutalmente reprimida.
Nació así el Federalismo Andaluz, culminando con la Constitución de Antequera de 1883. Luego, seguiría la lucha, surgiendo como no, la figura de Blas Infante, padre indiscutible de la Patria Andaluza.

Pero amigo, la memoria del andaluz es pobre y ya hemos olvidado a Blas Infante, a José Manuel García Caparrós y a los cuatro de diciembre que salimos a las calles.
Y porque hemos perdido la memoria, ahora nos vemos en el vagón de cola de España y en el vagón preferente del paro, la emigración, el atraso tecnológico, agrícola e industrial y hemos caído en la desilusión y la desidia.

Como decían “Los Piratas”, -“qué Navidad tan bonita, la de aquel cuatro de diciembre”.

Participantes en las manifestaciones del 4 de diciembre de 1977 en las capitales andaluzas (no se cuentan resto de pueblos y ciudades).

Almería 5.000
Cádiz 45.000
Córdoba 40.000
Granada 120.000
Huelva 15.000
Jaén 20.000
Málaga 35.000
Sevilla 350.000

21 noviembre 2010

QUE YA NO SE LLAMA MORON

QUE YA NO SE LLAMA MORON,
QUE AHORA SE LLAMA MORILLA,
QUE YA NO SON COMO SON
NI LE TOCAN NA A SEVILLA.

CON UN POLLO DE ALUMINIO
EN MEDIO DE LA ALAMEDA
Y UN GAZPACHO SIN HABIOS
MORON LA DE LA FRONTERA?

CON CIEN PALMERAS POR BANDA,
UN MONTON DE COCOTEROS
Y CESPED EN LOS PARTERRES,
LA MORON DE LOS MORONEROS?

CON LA CARRERA TAN SUCIA,
SAN MIGUEL TO DESCONCHAO,
LA FERIA SIN FAROLILLOS
Y EL CONSISTORIO ARRUINAO.

CON MEDIA SIERRA COMIA,
FAROLAS DE A TRES MILLONES,
EL GUADAIRA HECHO MIERDA,
ESTO ES ARUNCI COJONES?

DONDE NO TOREA NADIE
EN ESA PLAZA DE TOROS
PORQUE EL DUEÑO DE LA MISMA
TIENE MAS PLUMAS QUE UN LORO.

QUE YA NO SE LLAMA MORON,
QUE AHORA SE LLAMA MORILLA,
QUE YA NO SON COMO SON
NI LE TOCAN NA A SEVILLA.

EL NIÑO GILENA

LA NOVENA MARAVILLA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Supongo que te habrás enterao por los papeles o por el parte, pero si no te lo digo yo a boca llena: el flamenco es patrimonio de la humanidad. Y supongo que este traje nuevo con el que los siete sabios de Grecia han tenido por bien regalarnos tendrá alguna puntaita o un botoncito que esté dedicao a este rinconcillo, pues no han faltao por aquí desde que yo me acuerde, o desde que recuerden mis mayores, contribuyentes para engordar este arte popular, compañero de penas y de alegrías, de amores y desamores, de homenajes o venganzas.

Qué te voy a contar a tí, que por tus calles han derramao duende y pellizco desde Silverio al Pinto, desde Diego a Fernadillo, desde Joselero a Naranjo. Cuántas anécdotas podrías contarme tu a mí de aquellas noches de los llorones de las fiestas en casa Pepe o en la casa del Polvorón. Tú, que has sido espectador de lujo en las lunas de agosto de aquellos gazpachos antiguos, majaos en lebrillete y con agua de pozo fresca al compás de los Mairena, de Fernanda y de Bernarda, de Meneses y Camarón. Tú, que entiendes mejor que nadie que el flamenco es el único arte que se escucha con el corazón, se mira con el alma y se siente con las entrañas.

Pero en fin, tengo que dejarte, voy a asomarme a los jardines de Los Palomitos para dar la noticia al busto de un gran hombre que, aunque no tuvo aquí su cuna, supo como nadie llevar en la bandera de su guitarra el compás de este pueblo y para que allá donde se encuentre acaricie como nadie esos seis ríos de plata con cuerpo de mujer y comience la fiesta en reconocimiento a todos aquellos que desde este rincón de Andalucía arrimaron su compás para que este día llegase.

Atentamente;

El niño Gilena

18 noviembre 2010

DE LA VUELTA DE MORILLA

-¡Corre, corre, Joselillo, que vuelve Morilla!. Le decía un maletilla a otro, mientras corrían despavoridos por la carretera de Las Alcabalas. Y yo, al oírlo, me pregunté. ¿Qué Morilla es el que vuelve y a dónde? Luego caí, que tenía que ser nuestro Morilla, el Alcalde, ese que “anda más perdío que el barco el arró”. Claro, me dije, será que vuelve al Ayuntamiento, a trabajar de una vez de lo que por desgracia es, el Alcalde. Pero no quillo, que luego en la radio me enteré, que donde vuelve es al mundo de los toros, a ser “apoderao”.
Ohú compadre, verá cuando se entere mi amigo El Niño Gilena, seguro que le saca una coplilla. Ya verá, ya verá;

Que si el Morilla vuelve, tralará.
Que si el Morilla viene, tralarero.
Que corran los maletillas, tralará.
Que huyan los muchachos, tralarero.

Si es que ya estoy deseando echarle mano a esas letrillas.
Osti tu, como diría un navarro, pues va a ser verdad y encima dice que se quiere ir “pá las Americas”. Verá cuando se enteren por allí, la que se va a formar.

Y bueno, digo yo que a alguien dejará de Alcalde. La verdad es que iba a ser como hasta ahora, que de Alcalde se ha debido de quedar María Auxiliadora, aunque se dice por los pasillos del Ayuntamiento que a esa tampoco hay quien la vea y que encima debe pagar las nóminas con buena voluntad, porque de lo otro, “na”, de “na”.
Pero esto no hay quién lo entienda. Haber, ¿este hombre no estaba de baja?. Y a parte, si dice que quiere seguir de Alcalde, cómo quiere compaginar las dos cosas. Pero bueno ya me lo imagino, con lo que va por el Ayuntamiento…
No será, que se huele que en las próximas municipales les van a dar papeleta, aunque con la cantidad de promorillas que hay. Sí, sí, lo que yo te diga compadre, que los hay, aún con Monzampro, carretera del Arahal, hospital y demás. Si es que hay gente “pa to”.
Pues nada, nada, que le pegue fuerte y flojo a lo del “apoderadorismo”, a ver si así nos lo quitamos de encima.
Pues sabes que te digo niño, que haga lo que le de la gana, pero que deje ya de dar por…

17 noviembre 2010

DE NUESTRO CASTILLO

Hace unos días, oí por Radio Morón y también luego pude leer, que nuestro queridísimo y amado grupo “pepero” de gobierno, quería acometer la restauración de nuestro castillo, ese mismo que hemos tenido abandonado durante años.
Cuando me enteré de la noticia, no supe si alegrarme o echarme a temblar y desear que al pobre lo dejen como está, herido y maltrecho, pero al menos con honor y dignidad.
Aún recuerdo cuando, habiendo otro gobierno en el pueblo (o desgobierno, según se mire) se acometieron algunas obras, llevadas a cabo por los chavales de la escuela taller. Me imagino que no por culpa de ellos y sí por algún desaprensivo con título, hicieron un parcheado desafortunado y carente de la rigurosidad necesaria para hacer la restauración de un monumento histórico. Pero en Morón hacemos las cosas como las hacemos. Pues eso, que tenemos una ruina de castillo y no sólo por culpa del abandono de los antiguos Duques de Osuna, ni por la voladura a la que le sometieron las tropas imperiales del enano Napoleón, si no por nuestro propio abandono y por vivir de espaldas a él, aunque haya sido siempre emblema del perfil de nuestro pueblo.
El castillo me recuerda en ocasiones, el semblante del moronero, altivo y orgulloso, siempre “echao pa lante”, pero con el espíritu ruinoso y desilusionado, de tanto recibir el ataque de politicuchos saltamatas.
Al igual que el moronero necesita una buena bocanada de ilusión, de empuje y de expectativas de buen futuro, así necesita nuestro querido monumento de glorioso pasado, tener una restauración digna e inteligente, que le haga volver a tener el brillo glorioso de otros tiempos. Pero que no le intenten dar un lavadillo de cara y así poder salir del paso, si no que busquen a alguien que sepa mirar al castillo frente a frente y sepa devolverle su dignidad.
Por otra parte, una buena restauración y gestión, podría dar el trabajo tan necesitado a tantos de Morón.
Seguramente, la mayoría de moronenses no sabe que este año 2010, en el mes de Julio, el día de Santa María Magdalena, se cumplían 770 años de la toma de la fortaleza, de nuestro castillo, por las tropas cristianas del Santo Fernando, dejando de ser musulmana. Los monjes guerreros calatravos, a las órdenes del maestre de la orden, Rodríguez Gallinato, conquistaban la plaza, envuelta la acción en un alo de leyenda, que pasó a formar parte de nuestro escudo. De esta guisa se cuenta, que el infanzón Rodríguez Gallinato, venció al adalid del castillo, cuyo caballo desbocado se dirigió a las puertas de la fortaleza y cuando los moros abrieron las puertas para asir al corcel, los de Fernando III entraron en el sitio, tomándolo para Castilla, convirtiéndose así Morón en la frontera de dos mundos, el cristiano y el musulmán, circunstancia que talló la personalidad del moronero, como gente de frontera, indómito, orgulloso y guerrero.

Razones tenemos de sobra, los de Morón, para pedir la recuperación de nuestro castillo, para seguir sintiendo su semblante durante otros 770 años más.
Dios quiera que un día, al volver a mi pueblo, pueda llorar de alegría al ver la fortaleza gloriosa y digna, con su silueta eterna y mejorada, como el espíritu del moronero.

08 noviembre 2010

TOTUS TUOS

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

No se si te has enterao, pero el papa, usease, el Director General de la Iglesia Católica Apostólica Romana, S.L., se ha dejado caer por aquí, bueno, no por aquí sino por Santiago la de Compostela. Y, según cuentan los medios, la visita nos ha salido por un pico.
Pero en fin, esto me trae a la memoria cuando tres paisanos de aquí por aquellos lejanos años noventa decidieron realizar una visita, con abrazo incluido y sin año jubilar, a la tumba del afamado apostol. Eso sí, con un poquillo menos de presupuesto que el blanco visitante, ya que inclusive se tuvo que decidir entre la necesaria cena caliente y una copita de tumba a Dios o una cama decente donde descansar los molidos huesos. Siendo moroneros y de buen yantar puedes intuir cual fue la elección. Pues bien, después de esta pequeña anecdota, quisiera que pensaras en la siguiente proposición que te hago: ya que nuestra querida alcaldesa, y me refiero a la perpetua (no seas malo), debe de tener conexiones directas con tan alto ejecutivo de la curia, ¿no podria proponerle una visitilla por estos lares? no es porque yo tenga el más mínimo interés en conocerlo, sino que tal vez con tan insigne visita arreglarían, por lo menos un poco, la Iglesia de San Miguel, le darían una manita de cal a la Iglesia de la Victoria o realizarían las reparaciones necesarias en el Convento de Santa Clara, con lo que por un día de visita, una habitación en la fonda del "Tarugo" y una sopa de tomates en Casa Pepe, yo creo que saldriamos hasta ganando. Y, bueno, puestos a pedir quizás hasta se dejaría entrevistar por "el Charrito" en radio Morón, con lo que ya tendriamos columna de opinión para los proximos dos años.
En fin, no creo que caiga esa breva, pero si puedes hacer algo para que el primer ministro del país más pequeño del mundo caiga por aquí, me lo comentas, ya que tengo una pregunta que me corroe desde hace tiempo: me gustaría saber a qué edad entró en las juventudes hitlerianas.

Atentamente;

El niño Gilena

01 noviembre 2010

DICHOSO MES QUE EMPIEZA POR LOS SANTOS Y TERMINA POR SAN ANDRES

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Por mucho que se empeñen los medios comunicativos en explicarnos que según solsticios, equinoccios, posiciones lunares y eclípticas varias, el otoño entra en el almanaque el veintiuno de septiembre, en este rincón de Andalucía, hasta que no ves la acólita peregrinación florida camino del camposanto, no se da por inaugurado la tercera de las estaciones anuales.

Y, cómo no, tampoco este año se podía faltar a la cita ancestral con la que hacemos la visita de cortesía a aquellos que mudaron su residencia, más por obligación que por querencia, al cortijo de los callaos y que, supongo yo, observan asombrados cómo esa larga romería de personal, cargados con clavellinas, nardos, rosas los menos de ellos y todo tipo de plastificadas y chinescas florecillas los más de estos, circulan por las canijas callejuelas escoltadas de cipreses.

Yo, aunque costumbrista, quizás en demasía, pienso que a los muertos mientras menos se les moleste mejor y que la mejor flor que puede donársele es el recuerdo de sus días en este barrio, sus ratos compartidos y la alegría de haber vivido buenos momentos con ellos. Por eso, en este día de rebequita y cafelito hirviendo, cuando el pregonero del otoño ahuma la carrera con su sahumerio de castañas, me he dispuesto a honrar a los míos de la manera que te explico:

Nada más levantarme, temprano como siempre, me he tomado una copita de ponche, he desayunado calentitos, me he dado un paseíto por la Iglesia de San Miguel y he dado 10 céntimos a mi sobrina para que se compre la Marguilla, todo ello como ya he dicho en memoria de buenas personas con las que compartí parte de mi vida.

En fin, que ya que no participo de manera popular en la cabalgata florida, sí me dispondré como mandan los cánones otoñales a sacar la ropa del calentador, afilar la cuchara dispuesta a colmarse con 30 cargas garbanceras y esperar a ver si la madre de mi amigo Carlos me regala una docena de pestiñitos regados con miel de romero.

Atentamente;

El niño Gilena

29 octubre 2010

DE LO QUE ECHO DE MENOS

En cierta ocasión, no hace mucho tiempo, disfrutaba de un rato de charla con mis amigos, sentados a la puerta de una casa en el Pirineo. La conversación versaba en qué era lo que más nos gustaba de nuestra tierra. Hubo un momento en que la mujer de uno de mis amigos me preguntó, que como yo vivía fuera, qué era lo que más echaba de menos, sin contar a mi familia ni a mis amigos.
En aquel momento fue muy difícil para mi responder, ya que a la mente me venían demasiadas cosas e intentando englobar algunas, respondí que la gente, la vida cotidiana del día a día, las cosas sencillas y normales del pueblo.
Pero luego, pensando con calma y desde la serenidad melancólica que me da la lejanía, puedo evocar muchas cosas que echo de menos y que atenazan mis recuerdos las más de las veces.
Echo de menos una casita con el semblante de cal, una calle “empedrá”, la Alameda, Carrera, San miguel y la silueta de un castillo moruno más allá.
Echo de menos una mañana soleada, “panaero” en la calle, ajetreo de mi gente y sus buenos días. Olor a mollete caliente con un hoyito de aceite.
Echo de menos la campiña y su mar de olivar. Perderme por sus “vereas” y sentarme a la sombra de una chopera junto a un arroyo.
Echo de menos la serranía, sus lomas y atalayas, las peñas, los lentiscos y las jaras, esparraguillos y tagarninas en la dehesa y tomarme algún vinillo en la venta.
Echo de menos un cálido mediodía, una caña en Retamares con buena compañía y una tapa en Alemán, rodeado de arte de fandango, colombiana y soleá, guitarra y palmas.

Estas y otras muchas cosas echo de menos de mi tierra, todas agradables e incluso idílicas. Pero es lo normal cuando estás lejos y tienes melancolía, pues te olvidas de las cosas malas, desempleo, aburrimiento y cansancio, saqueadores y políticos, penurias de un pueblo que no se merece el empobrecimiento al que lo están llevando, la destrucción de nuestro mundo rural, inexistencia de producción industrial.
También quiero olvidar, cómo están consiguiendo lo que muchos intentaron y no consiguieron, robarnos el orgullo de ser de donde somos, de nuestras raíces y nuestra historia. Robarnos la grandeza de un pueblo con hunde sus pilares en la niebla del tiempo.

Por eso prefiero recordar cosas idílicas pero que he vivido en mi tierra, como sentir la brisa de una tarde de otoño, mirando el horizonte desde la peña o el frescor de un patio en la casa de mi amigo con su insuperable compañía y no olvidar jamás el abrazo de mi madre cuando vuelvo a Andalucía.

22 octubre 2010

DEL CANTAR DE UNA PENA

Amigo mío, que en buena hora fuiste
Escucha las pobres palabras,
Que ahora vengo a decirte.

Son breves y parcas, incluso vacías y malas
En algo ofendí a las musas y ahora no me amparan
Tiempo ha me abandonaron y de letras me despojaron
Y aunque mi alma busca desesperada
Mi mano de pluma quedó truncada.
Por eso de algún cantar la forma he copiado
Para cantarte una pena que mi corazón ha quebrado.

Tal como Mio Cid dejo Castilla un día,
Así salí yo, de mi querida Andalucía.
No iba rico ni alegre, ni grandes cosas esperaba,
Que marche sin dineros y hasta poca ropa llevaba
Ningún rey ni señor al destierro me lanzó,
Que fui yo mismo quien se impuso tal razón,
Por no haber sido constante ni luchador
Y si demasiado inseguro y soñador.
De mi pueblo no supe sacar ganancia
Seguramente por mi debilidad e ignorancia.

De lo que luego ocurrió,
No hacen falta prosas ni versos,
Pues ya todo el mundo conoció
De quienes mis anhelos quedaron presos.
A lejanas tierras para aposentarme llegué,
Frías tierras del norte donde familia y hacienda formé.

Pero buena parte de mí, bien lo sabes tú,
Ronda pueblos, valles y montes del Sur,
Y por eso me duele tanto
La decadencia de aquello que amo.
Decadencia de un pueblo grande,
De glorioso pasado y pobre presente.
Agobiado por desgobiernos,
Incultos caciques de Ayuntamiento.
Políticos obsoletos, que desagravian sin miramiento
Y expoliando aquello que quiero.


Y he aquí en breves palabras, vanas y atropelladas
Una gesta de pena, para ti frugalmente cantada

21 octubre 2010

ROMERIA

Estimado pueblo;

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

En esta mañana de octubre, el despertador de fuegos de artificio controlado por la mano experta de "el Momo" ha vuelto a recordarnos que en este señalado martes una virgen pequeñita y coqueta retornará sus pasos desde la Iglesia de la Victoria hasta los pinares de Guadaira, donde tiene su campestre morada.
Lejos quedan esos días en que un curilla enjuto de nombre José María, con la cara picada de viruela y compulsivo fumador de Ducados, nos pidiera el favor a algunos chavales que pululábamos por la iglesia, de ayudarle a adecentar la cabreriza en que estaba convertida la ermita de las faldas de la sierra. Como te decía, lejos están ya esos días, creo que si no me falla la memoria, no menos de cinco lustros han pasado desde que mi padrino de bodas realizaba el menester de monaguillo y ayudante de oficios religiosos. Recuerdo que no nos hizo mucha gracia que nos sustituyera el escurque y limpieza de libros que estábamos realizando en la iglesia por la recogida de cagarrutas palomeras y el desescombro de pajotes y otras mierducias que había acumulado el templete campechano. De hecho, poco o nada duro la ayuda, de nosotros solo quedó un tontuelo chavalón con más cuerpo que sesera, de apodo "el Pelao" que puso aquello como una patena, tras mucho sudor y trabajo.
Como tú sabes bien, no soy militante de misas, triduos o quinarios, pero sí disfruto de esa mezcla de fervor religioso para algunos, y divertimento para otros, con la que está fabricada una romería, pues siempre es gratificante estar reunidos de forma campestre y campechana tras unas sardinas y una bota de cualquier vino, aunque las yemas de los pinos te produzcan urticaria. Así que, cuando esta mañana vi el discurrir de peregrinos y carretas, lancé una sonrisa de saber que la idea de aquel curilla y la poca ayuda que con mala gana pudimos darle, sigue vigente para que algunas personas se junten tras unas ascuas en las que lagrimea algún choricillo coripeño o se cuece algún arrocito esperando que acabe la misa.

Atentamente;
El niño Gilena

"JUERGUECITA NACIONAL"

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

El mundo al revés, sí señor. En los tiempos de mi padre se gritaba: “que vienen los grises” y en los nuestros: “que vienen los piquetes”. Supongo que sabrás que te estoy hablando de la “juerguecita” general del otro día. Como pudiste ver, la mañana empezó jodida, sobre todo para los que decidimos, por una u otra manera, ir a trabajar. Para empezar tuve que sustituir mis 12 gramos de café, prensado y percolado de magnificas maneras en la taberna Retamares, por una achicoria de pucherete, hecha en un cacillo al calor de anafre. Menos mal que tabaco sí tenía, porque si no sí que se enteran los piquetes.
Una vez en la calle, el silencio era sepulcral y no por lo temprano de la hora sino por haber, según mi entender, tomado la decisión la mayoría del pueblo de consumar este día de protesta. Una vez en el coche me dispuse a realizar mi diario vía crucis a Sevilla pensando que, por lo menos en el día de hoy, no encontraría las consabidas caravanas a esas tempraneras horas mañaneras. Pero tonto de mí no conté con que los inteligentes en suma de los piquetes, para que nos sirviera de información y reflexión, habían tirado en la vía que nos sirve de cordón umbilical con "Selva la Vari" palés de madera y gomas de camión rociadas con gasolina, que digo yo que, más que adoctrinados por los pensamientos de Marx o Lenin, parecían que estaban alentados por el FMNI. Me hubiera gustado preguntarle a algunos de los que consumaban el hecho si se habían parado a pensar qué pasaría si en esa tremenda cola de utilitarios hubiese una ambulancia con una señora a punto de parir o un anciano necesitado de cuidados urgentes. Entonces recordé que una vez me contaron cómo seleccionan al personal para realizar un piquete y es que parece ser que realizan varios exámenes de comprensión, capacidad de comunicación, inteligencia innata y un test sicológico. Pues bien los que logran catear todos esos, esos sirven para piquetes.
En fin, siempre he creído que los sindicatos estaban para defender los derechos de los trabajadores y uno que es de los principales es el derecho a la huelga y digo derecho, no obligación, con lo que en resumidas cuentas, si a mi padre lo jodieron los grises a mi me joden los piquetes. Esto no hay quien lo entienda.

Atentamente;
El niño Gilena.

01 octubre 2010

EN BLANCO Y NEGRO

Estimado pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Quisiera contarte hoy una anécdota que aconteció en mi presencia, entre dos amigos míos, novios ellos desde la época de Felipe González, y que versaba del siguiente contenido.

Resulta que la manceba en cuestión se quejaba de que en cambiando los canales televisivos de su aparato receptor y en viéndose en estos aunque fuera por una milésima de segundo una imagen en blanco y negro, su amado en concubinato, saltaba como tigre de Mompracen a paralizar el canal seleccionado, por la atracción que ejercía la falta de colorido en las imágenes retransmitidas. Esto producía gran irritación en la doña y algún que otro altercado hogareño. Pues bien, después de mucho pensar en este sainete repetitivo que se da día sí y día también en esta morada, he disertado la siguiente tesina para que sirva a esta querida amiga de explicación y pueda entender de dónde viene el freudiano problema.

Resulta que para los que ya hemos hecho algunas leguas mas allá de la cuarentena, el blanco y negro rememora en nuestros subconscientes imágenes momentos y lugares placenteros en demasía, ya que y gracias a aquellas cajas tontas fabricadas por el Tesla moronés, Don Pedro Cabeza, y reparadas en un ciento de veces en la tienda del Marconi de las válvulas, Señor Parroquia, nuestra imaginación corrió desde la carta de ajuste con su interminable segundero hasta los momentos de cine cómico protagonizados por los inseparables "el gordo y el flaco". Nuestra mente imaginó el colorido de la cárcava en otoño junto a ese gran amigo de cada uno que fue Félix de la Fuente, nuestra garganta gritó BIENNNNNNNNN, siempre que Fofo, Gabi y Miliki lanzaban esa pregunta que cada niño de 40 años conoce en demasía. Y qué decir de ese gato sandunguero y de Jerez que cada día perseguía sin dar caza a esos malditos roedores. Nuestro ingenio creaba los colores de esas aguas profanadas por Cousteau y sus marinos. Nuestro pensamiento ponía tinta a la bandera de Sandokan. ¿Quién no es capaz de poner color por mucho que no lo viera al coche de Stasky y Juch?. ¿Quién no conoce el pelaje de esa pantera bromista, risueña, que siempre aparecía gris en la tele y rosa en la retina de nuestro cerebro?. Pero el blanco y negro es más que eso para algunos de nosotros, el blanco y negro es el recordar a tardes con unos abuelos que ya no están, paseos a la imprenta de "el Charrito" a la compra del tele-programa, momentos de silencio incombustible mientras tu padre veía el parte, la ida a la cama temprano por culpa de un par de rombos y, sobre todo, la inocencia de una infancia con pocos lujos y mucha imaginación, con tardes de domingo cansados de un fin de semana campestre, reconfortados por un baño caliente, la fragancia de un pijama limpio y una sopa de estrellitas y, cómo no, a la espera semanal para ver si esta vez el Algarrobo, el estudiante, el gitano y Curro volvían a burlar los incordios de los franceses.

Con todo ello y más que me callo, espero que comprendas de dónde viene el problema en cuestión. Pero no temas, con casi total seguridad este problema desaparecerá probablemente el año que viene.

Atentamente;

El niño Gilena

30 septiembre 2010

De mi partida.

Salí yo de mi tierra, amigo mío, como lo hiciera un día el buen Campeador castellano, con el corazón triste y los dientes apretados.
La alegría que hacía unos días me inundaba, ahora me abandonaba, al ver quedar a mis espaldas aquella tierra de la que arranqué de cuajo mis raíces.
Alegría tuve, por haber disfrutado de mi pueblo y alegría por ver que mi familia sigue bien, como por fortuna era de esperar.
También gran alegría de reencontrarme con mis amigos, que siempre me agasajan con su infinita hospitalidad y me regalan con su presencia, qué me regocija y reconforta, cargándome optimismo y bienestar interior, calmando mi quebranto y añoranza.
Sirvan estas líneas para expresar mi agradecimiento a mis más que amigos, hermanos, parte todos ellos de mi tesoro personal.

Pero por desgracia, a veces también el semblante se me tornaba serio, abordado por la pena. Pena de comprobar como lugares de mi pueblo, cargados por los retazos de mi pasado, son dejados en manos de una decadencia decrépita, abandonados y sin cuidar unos, sucios y desvencijados otros o recargados de mal gusto paleto y bajuno, propio del que lápida la hacienda que no es propia.
Como bien decía el Niño Gilena, nuestra amiga la carrera, llora la soledad del abandono sobre sus parterres sucios y arriates endurecidos por la sed.
La Alameda se estremece entre rincones malolientes, al tiempo que hace estremecer al viento, que ya no juguetea entre los árboles y las mediterráneas palmeras, sino que se desboca furioso entre la hortera disposición de extrañas plantas torremolineras y césped siempre ávido de nuestra escasa agua.
Pena también, por ver en lo que han convertido la feria de mi pueblo, mi feria, la que yo añoraba y deseaba ver de nuevo, pero que esa sí que nunca volverá.
Y todo esto gracias a esa banda de politiquillos cortijeros que desgobiernan el pueblo de Morón. Esos mismos que lo llevan a la bancarrota y a la más absoluta de las decadencias, sepultando a sus gentes en la apatía, desilusión y hastío.

Pero quiero irme ahora, con buen sabor de boca, por lo que me quedo cantando, quedamente hacia mi interior, las coplillas y letras, siempre afortunadas y hermosas, de mi amigo, el Niño Gilena.

25 septiembre 2010

LA SENDA DE LOS ELEFANTES

Estimado pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

En estos primeros días del veranillo del membrillo en los que el sol se vuelve perezoso y no es capaz de quitarse las sabanas antes de las ocho de la mañana, puede observarse un fenómeno repetitivo que, como cada año por estas alturas del calendario, ocurre en esta noble villa. Y es que, entre la revuelta del tiro de pichón y el último de los pabellones militares de la entrada o salida según se mire de la Alameda, muchos de tus vecinos realizan una consecución de vueltas a trote cochinero los más valientes, y a paso de aguas las más de ellas.
Según cuentan los antropólogos de la zona, este fenómeno ocurre con posterioridad a una buena montanera veraniega de pescaito frito, papas aliñás y gazpachadas con todos sus avíos, la cual produce un efecto magdalena en las señoras y un abalonamiento panzudo en los señores, los cuales una vez terminada la temporada y en mirándose descuidadamente al siempre sincero espejo u observando que la ropa del año pasado le queda más apretada que un paquete de tiza, deciden que ya es hora de meterse en cintura, con lo que a ritmo de cabra payoya transitan este trocito de pueblo a los que los más sarcásticos del lugar han tenido a bien bautizarlo como "LA SENDA DE LOS ELEFANTES”.
Lo más curioso de este ritual es que en dado por terminado el matutino paseo y con la conciencia apaciguada del trabajo bien hecho, todos los anteriormente citados se disponen a abrevar las hambres en los apeaderos que encuentran entre el final de su rutina y sus cubiles, con lo que en sentándose en alguna terraza de las que por allí están situadas ordenan al mesonero un bollo cabezón con manteca colorá y tropezones de chicharrones zurraperos, un café con leche en vaso largo con pastillitas, eso sí, y un vaso de tubo hasta el colmo de agüita. Y, en despachada la pitanza, terminan el protocolo diario retornando entre orutitos y ardentías mientras piensan qué pondrán hoy pa el almuerzo o qué habrá preparado la mujer pa la hora de comé.

Atentamente;

El niño Gilena

24 septiembre 2010

LA VERBENA DE LA ALAMEDA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Recortes, recortes, recortes, sí Señor. Recortes es lo que el consistorio moronés ha tomado como máxima sin et qua non en este noveno mes del calendario gregoriano. Y cómo no empezar mejor que arañándole algunos durillos al emblema de su tercera semana: “La Feria”, a la que yo, por iniciativa propia y por ayudar a quitarle pomposidad, he bautizado este año como “la verbena de la Alameda", pues se cuenta en los mentideros de esta noble villa que serán recortados los alumbrados de las calles colindantes, los farolillos serán guardados para mejor año, los coches de caballos no pasearan ni de lejos y el delirio cohetero que pone cerrojo a la fiesta se suspende hasta buenas nuevas. Con lo que con esto último los que somos cortitos no sabremos si ha acabado el festejo o se prolonga durante 365 días mas. En fin,no es que yo sea de los que dicen que hay que tirar la casa por la ventana, no, soy el primero que piensa que todos deberíamos abrir algún agujerito a la correa a ver si sirve para salir del bache en que nos hemos metido. Pero claro, tonto de mí e inocente en demasía, pensé por un momento que esta que se avecina sería una gran feria como ninguna se había visto ya que, viendo la demostración de fuerza a la hora de gastar del cabildo en cuestión, me hice grandes ilusiones. O es que cualquier cristiano no se las haría viendo que en nuestro Pozo Nuevo se han puesto farolitas de a seiscientos mil duros la tranca o bancos que cuestan como un sofá, que digo yo que estos últimos deben de estar hechos no menos que de nogal, caoba o palo santo, pues salen por lo mismo que una guitarra de las que toca Paquito el de Lucia. O póngase también por ejemplo las reparaciones tan necesarias que necesitaba nuestra Alameda, retirando arboles con doce lustros y transmutándolos en bananeros escuálidos y en mullidos parterres de césped (bien pensado esto, ya que la dichosa hierbita, hija de la Gran Bretaña, casi no necesita agua). También me sirvió de engaño el que se redecoran despachos de la casa consistorial para asemejarlos un poquito más a un versallesco villorio. Incluso creí que, por estar rebosantes sus arcas, los responsables de esta alcaldía habían hecho el gran favor de subirse el sueldo, más que nada por no partir los cerrojos de los baúles tesoreros. Pero no, ahora resulta que Morón tiene menos fondo que una lata de anchoas. Entonces tendré que empezar a creer en las malas lenguas que dicen que nuestro corregidor tiene como libro de instrucción y cabecera “Las grandes obras y desarrollos del séptimo de los Fernandos” y que quiere cambiar su sentencia de “todo para el pueblo pero sin el pueblo” por la de “sin el pueblo ni pal pueblo”. Lo que no me podré creer nunca es lo que se dice del máximo en la alcaldía de que quiere hacer de este pueblo su cortijo, porque si fuera así seguro que lo tendría bien arregladito, aunque fuera sin papeles, eso sí.

En fin, no se vaya a creer usted, señor alcalde, que aquí le sale un competidor, pues puedo asegurarle una cosa: a lo mejor no lo haría mejor que usted, pero puedo asegurarle que para hacerlo peor no me encuentro cualificado.

Atentamente;
El niño Gilena.

08 septiembre 2010

MI TESORO

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente, te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Dice el diccionario en su cuarta acepción de la palabra “tesoro” lo siguiente:

TESORO: Conjunto o suma de cosas de mucho precio o muy digna de admiración.

Esto diome que pensar en qué conjunto y de qué bienes preciados componíase mi hacienda, como se mienta en el ingenioso hidalgo. Después de pensar y repensar durante mucho rato, aclaróseme la sesera desestimando lo más y menos preciado y vínome clara la lista de los caudales, la cual pongo por escrito para regocijo de mi persona y envidia del que se precie en tenerla.

CUENTESE AQUÍ DE LOS RICOS HALLARES DEL NIÑO GILENA:

Un salto desde la piedra en el charco Pajarito, una acampada en Benamahoma, un guerrazo de naranjas al “laito” de El Cipres, dos porritos en Conil, un giño en la Venta de Reina, andares por Zaframagón, una noche en una cueva, subir a la Torre Eiffel, decirle hola a la Gioconda, abrazar al Santo Apostol, entrar en camello en Guiza, desde Pest saludar a Buda, un sí quiero en la Victoria, sacar a Jesus de rodillas, entrar en la feria a caballo, motear por Santorini, el canto de un gondolero, una pizzita en Milano, mirar el mar desde El Torrecilla, mucho chinchón en La Alpujarra, las puesta de sol de Trujillo, una fabada en Potes, navegar por Konigsee, la tristeza de Dahau, un tececito en Chauen, una barca en un fiordo, mirar de frente un Velázquez, comprar una espada en Toledo, comerme un gofre en Bruselas,de la tierra a la luna, mil fotos en Neuschwanstein, admirar un Van Gogh en Holanda, pasearme por Versalles, un chapuzón en Lekeitio, un motazo a Baelo Claudia, subir por un cortafuego, un menú de sidrería, una becerrada en Las Bridas, esconderme en Cartajima, leerme ciento y un libros, unas miguitas en Burgi, escalar piedras en Torla, volar en un parapente, acariciar un pinsapo, sentarme en el Partenón, tomarme un tintito en Toro, guerra de nieve en Cazorla, contemplar montes en Bujaruelo, jugar al frontón en Huarte, un pita bread en la Placa, escuchar el canto del Big Ben, mirar cigüeñas en Alcalá, callejear por Baeza, yantar lentejas en Zamora,ver al Pilatos en placentines, pasar frío en Salamanca, comprar ostras en La Piedra, acampar en Alpe d’Huet, contar los arcos del Acueducto, paletitas en Ondarroa, asomarme a Preikestolen, sentarme en la puerta en Buesa, los chicharrones de El Manteca, conocer palacios reales, ver lo verde que esta Warwick, un cocidito en Cabrales, sestear en la sierra de San Juan,ver la sentencia en campana, dormir al aire en Las Bridas, mearme de risa en La Puebla, habitas con chipirones en Madrilia, preguntar por la Universidad en Oxford, una cena en el Cuore, ver molinos en Mikonos, asaltar la máquina del Inglés, una cachimba en El-Khalili, una copla de mi madre, un chuletón en Galicia, “campeá” el coto con mi galga, bajar el Sella en canoa, una copa de vino en Montmartre, asomarme al balcón de Bulnes, una hora sin hablar, trotar en una borriquilla, vestirme de mujer en Algámitas, una borrachera en Praga, un senderismo en Babaria, “jarta a mi padre gambas”, enfriarme en La Garganta Verde, una noche en El Gazpacho, el Tenorio en San Luis, los fuegos de Eurodisney, ver las flores de mi patio y sobre todo tener viejos y buenos amigos.

Atentamente;

El niño Gilena

05 septiembre 2010

QUIEN TE HA VISTO Y QUIEN TE VE

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Los comentarios matutinos más escuchados en estos días en colmados y tabernas versan sobre la muy utilizada frase de: ”lo mala que está la cosa”, entiéndase por “cosa” el bienestar económico laboral que corre por las venas de los parroquianos. En fin, escuchando estos comentarios vinieron a mi memoria las charlas mantenidas con mi amigo Currillo Sierra, en esos días de vino y rosas donde el gran misterio se resumía ”endonde escarba la gente”.

Observamos con curiosidad que las puertas de las obras en construcción parecían el parque móvil de un ministerio, pues no había yesista que se preciase que no contara con un BMW o un Audi para acudir a su digna labor.

Jamás las muñecas de los asalariados se habían visto colmadas con la exactitud y la elegancia de los maestros relojeros suizos en esos tiempos donde el monte sí era todo orégano.

Los más recónditos lugares eran visitados en veraneos interminables por turistas encatetizados, eso sí con una lustrosa pulserita que daba derecho a colmar las ansias del hartazgo en el yantar o el beber sin mesura ni límite.

Las sastrerías hacían su agosto, pues hasta el uniforme de un cisquero necesitaba la vitola del lagartito francés para hacer referencia del sobrante de salario con el que estaba remunerado.

Recuerdo la anécdota de un conocido que, con gran pomposidad, decíamos de no encender el anafe de junio a septiembre por preferir gozar de los fogones de tabernas, colmados y demás casas de comidas, ya que parecía que los dineros quemaban en sus bolsillos.

Y qué decir de las colas en notarios y registradores, que todo el que se preciase de poder pedir prestado andaba comprando fincas ganaderiles, casas solariegas o pisitos con porche y playa a menos de un tiro de piedra.

Pero claro, ocurrió lo que tenía que ocurrir, se hundió la armada invencible del ladrillo, se quemó el orégano del monte y a la viña se le puso un vallado, con lo que arrastró coche, casa, tapas veraniegas y pulseritas de todo pelo, así que muchos de los antes mentados se volvieron pedigüeños y medradores del único banco que da prestamos a fondo perdido y solo pide réditos de corazón: el antiguo monte de piedad de la casa paterna, donde y como reza el antiguo dicho, nunca un plato de “comía” te ha de faltar.

Atentamente;

El niño Gilena.

25 agosto 2010

LA HERENCIA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Quiero hacerte partícipe en el día de hoy de un encargo que dos moroneros de pro me han realizado. Y para que sirvas de testigo, te pongo presente el documento de heredad con el que están dispuestos de regalar a las dos nuevas luces que alumbran el camino de sus vidas.


LA HERENCIA


Quiero servir de notario
y contaros con vehemencia
lo que por parte de “pare”
os ha tocao por herencia.

Una tierra vieja y sabia
de fenicios y romanos,
de tartesos y de omeyas,
sefardíes y castellanos.

Una tierra de balcones,
de zaguanes y azoteas,
de búcaros lebrijanos
y viejas sillas de enea.

Pueblos de blancas perlas
entre verdes escondios,
que sirven de escapulario
a la Virgen del Rocío.

Campanarios con cigüeñas,
cortijos entre olivares,
dos fanegas de pipitas
y un celemín de cantares.

El olor suave a romero,
el color de los rosales,
el verdor de una pilistra
y del jilguero, sus cantares.

Seis bureles astifinos,
dueños de la dehesa,
que galopan tras la luna
entre alfombras de alhucemas.

Una jaca cartujana
de crines negras de brea,
que trota por bulerías
al pasar por la verea.

De Murillo, inmaculadas ,
de Velázquez, un retablo,
la gubia de Montañés
y los pinceles de Pablo.

Cuatro conciertos de Falla,
una falseta de Diego,
dos cuplecitos en La Viña
y un sainete de Quintero.

Tonás, deblas, fandangos,
el baile de cuerpo entero,
unas palmas, una guitarra,
pellizco, duende, jaleo.

El andar del Gran Poder,
mecías de La Macarena,
el alumbre de algún cirio,
saetas ondas de pena.

Yo te dejo, niña mía,
los versos de Villalón,
poemas de Federico,
el cante de los Pavón.

Un traje de piconera,
un vestío de faralaes,
una manta alpujarreña,
y un delantal con encajes.

El palilleo de los seises,
el Corpus chico en Granada,
romerías, jubileos y una
Feria sevillana.

De tu pare, niña mia,
también podrás heredar
cerros, montes, ríos, mares,
espumas blancas de sal.

Morón, Marchena y El Puerto,
Estepa y Puente Genil,
Baeza, Ubeda, Lora,
Martos, Ronda y Guadix.

Una Giralda, una Mezquita,
Alhambras, parques, lugares
y el rincón de una placita
con limones y azahares.

Málaga, Córdoba, Jaén,
Huelva, Granada, Almería,
Cádiz, tacita de plata,
Sevilla, con su alegría.

Y, ante todo lo mentado,
yo os doy fe, niñas mías,
que por la parte de pare
heredáis Andalucía.


DOY FE,

El niño Gilena.

LA ENFERMA

Estimado pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Durante esta mañana, cuando el día era todavía muy niño, me he dispuesto a realizar la buena obra del día y he pensado que qué mejor que realizar una visita a un enfermo o, en este caso, a una enferma. Dirigí mis pasos calle Juan de Palma abajo con las ganas de confortar y dar compaña a una de mis más entrañables amigas, más al llegar a los umbrales de su puerta y entrar sin pedir permiso como he hecho siempre, pues nunca se me ha negado, se me cayeron los palos del sombrajo, como se dice por aquí, al encontremela más vieja, pobre y triste que nunca. Invitome con su voz cansada a sentarme en sus desvencijados asientos y excusose de no poder ofrecerme, como en otros tiempos, fresca sombra que apaciguara los rigores del mes de Augusto.
Mientras nuestra charla lidiaba con el poco ánimo que presentaba mi amiga derivado de su enfermedad y de la pena presente en mí por ver la desmejoría de su aspecto, no pude dejar de fijarme en sus venas de parterres secos y faltos de sangre terrera. Tampoco pasé por alto que la falta de alegría y que el mucho llorar de pena habían secado los sacáis de sus fuentes, ninguna flor adornaba sus verdes cabelleras ralas y con marañas de matojos, su macilenta cara estaba surcada de churretes de colores que afeaban en suma su anterior guapo rostro. Estando en estas observaciones, mi amiga me preguntó con voz cansada:

Niño, ¿en qué me he equivocado? ¿Por qué ya no me quieren? ¿Por qué ya no sirvo de refugio de enamorados? ¿Por qué me ensucian, me pintan, me rompen y me ultrajan? ¿Acaso dejaron de gustar los trinos de mis pájaros? ¿Ya no gustan los colores de mis flores? ¿Tan mal os he servido?.

Ante estas preguntas y sin poder responder ni consolar los pensamientos de mi adorable amiga, me prometí a mí mismo encontrar la medicina para que volviera a lucir el esplendor de antaño, cuando era punto de encuentro de abuelos, niños y enamorados, para que los rojos pacíficos lucieran en su verdosos pelos, para que al pasar el Señor de La Cañada se sintiera orgulloso de verla allí, con su peina de palmeras esperando su llegada, para que los murguistas y chirigoteros cantaran coplillas y la hicieran reír de gozo ante la algarabía y el tronar de sus pitos y fanfarrias.

Me despedí de ella con una sonrisa por confortarla y una lágrima en el corazón, pero con la firme promesa de lo antes mentado.

A MI AMIGA DEL ALMA: EL JARDIN DE LA CARRERA.

Atentamente;

El niño Gilena.

09 agosto 2010

DE LOS PATIOS DE VECINAS.

Como bien podéis recordar, amigos míos, gran parte de la vida que en mi querido pueblo pasé, fue viviendo en la Alameda, en Ronda de la Trinidad, en los pisos que eran conocidos como los de Fajardo, en la misma acera del Pub Thamesis, la frutería de “la Malagueña” y el supermercado de Pepe, que luego sería el PRECA. Frente a las cocheras Reunidas y el bar STOP, sitios todos estos muy conocidos por todos.
Bueno, a lo que íbamos. Pues resulta, que cada uno de aquellos bloques, albergaba gran número de vecinos, de cuyos pisos tenían ventanas al interior de un holgado patio de luces, que solía ser, sobre todo por las mañanas, punto de encuentro y mentidero de las vecinas, que cada una desde su ventana, salía a airear chismorreos y chascarrillos de moda en el vecindario, al tiempo que tendían la ropa o vigilaban el puchero del almuerzo.
Era de lo más normal, a media mañana, entre olores de cocidos, potajes y pimiento frito, oír a alguna vecina, que desde el piso cuarto llamaba a la del primero, para contarle algún cotilleo, comenzando con la común frase de “niña ta entarao de lo que la pasao a….” y continuar con los típicos diálogos de vecindad, pues a lo primero, lo normal era contestar “ohi, ohi, ohi, no me diga y ezo como a cio”. Luego, entre mira esto y aquello, solían salir, una tras otra, las vecinas, uniéndose de esta forma todas a esta peculiar rueda de debate informativo, habiendo siempre alguna, que aumentaba la información con un “po yo ma enterao que…”.
Luego, tras aclarar historias y cuentos, con el pretesto de mover la comida o apartar el puchero, lentamente iban volviendo a sus rediles y su que hacer cotidiano.
Es curioso que, de este patio o corral gallinero, según se mire, recuerdo el nombre de casi todas las vecinas o al menos, de cómo se les conocía.
Así pues empezaré por mi santa madre, que era conocida por “Isabelita la de Anchoa”, para distinguirla así de “Isabelita la del tercero”. Y siguiendo la lista estaban, “Antonia la de Hocé”, “Antoñita la del Enrique”, “Antoñita la de los ocho hijos”, también conocida por “Antonia la de Fajardo”, “Amparo la de Cubero”, “Merche la de Rafa”, “Concha la del primero” y así una larga lista de Antonias e Isabelas.
Ahora recuerdo esto con añoranza, pues creo que lo de las vecinas eran relaciones que tienden a desaparecer y si bien en algunos momentos el patio de vecinas te puede llegar a aburrir o agobiar, en ocasiones de necesidad siempre había alguna que echara una mano, siendo a veces como de la familia

06 agosto 2010

DE LOS DIAS DE PISCINA


Ahora, amigo mío, cuando el calor nos atenaza y agobia, como es de natural en verano, veo a la gente huir hacia tierras más frescas, organizar viajes a lugares lejanos o el que menos, pegarse unos buenos días de solaz en el correspondiente chalercito con rica piscina privada. Entonces me viene a la memoria aquellos tiempos en los que apagábamos el tedio del verano con remedios caseros y a lo más que aspirábamos, era ir a los ríos y charcos a darnos un chapuzón. Algunos afortunados podían ir a las playas de Matalascañas o Cádiz, pero en aquella época de los 70 y 80, eso significaba un gran trabajo de logística.
Pero las más de las veces, las salidas de remojón eran a la piscina pública, que Morón, desde que tengo uso de razón, era una de las mejores de la zona, por no decir la única.
Ir a pasar el día a la piscina, era cuando menos una odisea que comenzaba el día anterior, pues de víspera se preparaba todo lo que se iba a necesitar. Por aquel entonces, raro era la familia que comía en el bar, por lo que todo el condumio era llevado desde casa. Por eso entre los pertrechos piscineros no podía faltar la nevera, repleta hasta arriba con el vino Savin, la casera y los botellines de Estrella del Sur, también la media sandia y el melón. No faltaban las fiambreras y tarteras (que no tapperware) llenas a rebosar de filetitos empanados, tortilla de “papas”, pimientos fritos y huevos duros, las “papas aliñás”, “el picaillo” y como no, alguna latilla de mejillones y berberechos, para picar con una cervecilla.
Por supuesto, para soportar semejante avituallamiento, a la piscina se llevaba una mesa de camping, o dos, acompañadas de sus correspondientes sillas plegables, para mayor comodidad del padre, la madre y la abuela. Todo esto, junto con las toallas, los flotadores de los niños y la radio, la “Supercampera 60” con pilas nuevas, era cargado el maletero del “Cuatro latas”, el “2 Caballos” o el “850” y curiosamente cabía todo.
Para la hora de abrir, ya estábamos en la cola de las taquillas y así todos cargados íbamos desfilando toda la familia por aquella rastrojera que osaban llamar césped, buscando un buen sitio de sombra de cañizo, donde poder instalar el campamento de la ONU.
Luego, felizmente y con gran algarabía saltábamos al agua. Los más pequeños a la “chica” y como mucho a la “mediana” y a la “grande” los más intrépidos adolescentes.
Y así pasábamos el día de piscina, entre chapuzón, juegos y comida dominguera.
Ya a última hora de la tarde, volvíamos a casa, cansados y chamuscados como chicharrones, pero felices y contentos de haber pasado toda la familia, un día de piscina.

POR UN PUÑADO DE EUROS

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, a Dios gracias.

Hoy quisiera comentar contigo tres adjetivos calificativos moronenses, los cuales son emblema y blasón de personas cercanas y conocidas. Y para que no haya ningún tipo de equívoco en su utilización, paso a explicar con el propósito de que no se cometan fallos en la gramática y lingüística moronera.

AGONIA: Dícese de toda persona que, habiendo amasado el suficiente dineropara estar lo que económicamente se dice bien, se obstina en seguir poniéndole numeritos sumatorios a la cartilla del banco a fuerza de trabajo, so pena de no disfrutar de tiempo parar realizar distracciones que, al común de los mortales, le resultan placenteras.

ROÑA: Dícese de aquellas personas que pertenecen a la “hermandad del puño”, la cual se precia de no pagar jamás convite, tapa o comida, a no ser que sea realizada a escote e intentando redondear la división del mismo a su favor.

FATIGA: Dícese del personal al que suele ser raro ver por fiesta o jolgorio, a menos que vaya “de pescuezo”. Normalmente siempre tiene algo que hacer ante la tentativa de tener que gastar dineros en algo que no sea la reproducción del mismo.

PENITA: Esta especie se congratula de ser mala consigo mismo, privándose de casi todos los placeres de la vida, aunque por ello tenga que pasar más de una calamidad en el comer y vestir o tener distracciones varias.


A todos los arriba mentados, pueblo mio, quisiera aclararles un par de cosas:

1º Que es necesario antes de morirse saber de color son los langostinos.

2º Que en la vida nadie se queda para simiente.

3º Que el jamón de bellota está mejor que el chopped.

4º Que no merece la pena ser el más rico del cementerio.


Nota: Ah, se me olvidaba, me he enterado que van a poner que el dinero sea como los ajos, que no sirva de un año “pa” otro.


Atentamente;

El niño Gilena

02 agosto 2010

SOPA FRIA DE TOMATES Y VERDURAS

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente, te encuentres bien. Yo, no del todo.

Esta mañana al levantarme, mi estomago estaba algo revuelto. Y digo “algo” porque solo el postre de lo cenado hizo de bálsamo a los insulsos entrantes y primeros platos con los que intentó deleitarnos la cuadragésima cuarta edición de Gazpacho moronés, que servido de malas maneras, con más invitados que sitios, y muchos de los citados con menos vergüenza que el cochino de un circo, hicieron que la ansiada reunión pareciese más un rancho cuartelario que las bodas cananitas a las que estábamos acostumbrados. En fin, como yo me critico a mí mismo cada día, ejerceré desde mi humildad en el día de hoy de crítico flamencófilo, que no flamencólogo, de la minuta presentada con nocturnidad y alevosía por aquellos que, casi sin esfuerzo, están relegando este antes áureo festival a una charlotá digna de plazas portátiles.

ENTRANTES
Ensalada guitarrera con semi acordes moronenses.
CHEF: Don FRANCISCO ANTONIO GOMEZ
Opinión: Falta de aliño, de sentimiento, corta de sal y alegría, justita de compás.
1º PLATO
Sopa de papas aliñas, habas fritas y espurgabuelles en escabeche.
CHEF: Don ALFONSO LUNA.
Opinión: Incomible, salobre, ácida, dura, ronca, torpe……
2º PLATO
Pescaito frito con guarnición.
CHEFS: Don PEPITO TORRES y su cuadro flamenco.
Opinión: Comible, transitable, populista, quepa destacar que la guarnición estuvo bastante buena, nos calentó el cuerpo.
POSTRE
Sublime de babarois con trufas blancas y hojuelas de almendra.
CHEF: Don MIGUEL POVEDA.
Opinión: Inconmensurable, fresca al paladar, en su justa medida de azucares y almíbares, fantástica y recomendable para quitar regustos insalubres de platos anteriores.

Quiero añadir desde mi corto parecer unas nimias recomendaciones a esos asistentes que malgastan sus dineros y nos hacen malgastar los nuestros, por no poder hacer a lo que se viene a un festival de estas características: a escuchar, y no a pasar una velada verbenera entre tintorros y cubaterías. Reseñarles que en la liturgia del cante, el silencio es el mejor compañero y solo le cabe un Olé!, bien templao a compás, y de corazón, cuando los bellos se templan porque lo manda el corazón.

Menos mal que, según me han contado amigos que tengo en la gloria, a Don Luis Torres Cádiz le fue imposible llegar antes de las 12.30 horas por no sé qué juerga que en los cielos había, con lo que ha dejao dicho que degustó con buen pellizco la juerga dada por su descendiente, Pepito, y sobre todo por ese Gaudí del cante de Miguelito Poveda, que hizo que se rompiera la camisilla que le quedaba, después de templar una solea empatando en la misma a esos dos fenómenos del cante de tan distinto sabor: Don Antonio Mairena y Don José Marchena.

En fin, espero que las mentes pensantes de este pueblo mío recapaciten y hagan que ese plato con cuerpo alegre y nutritivo que llevamos los andaluces por bandera, siga llamándose Gazpacho y no lo transformen en una sopa fría de tomate insulsa y de poco gusto.

Atentamente;

El Niño Gilena

28 julio 2010

AQUELLOS VERANEOS

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente, estés fresquito, pues yo voy a reventar.

Hoy, día en el que el Lorenzo me hace estar en clausura más tiempo del que yo quisiera, por temor a salir ardiendo o reventar como un ziquitraque, se me ha venido a la memoria cómo y en qué formas matábamos el tiempo esos días en los que las vacaciones todavía se llamaban veraneo y no había miedo a calores, por muy infernal que estuviera el día.

Lo primero que se me viene a la memoria de esos tiempos en los que las piscinas todavía se llamaban albercas, son los variopintos lugares donde por regocijarnos en el divertimento y matar el calor, echábamos cuerpo al agua sin preocuparnos de dónde ésta venía y a dónde iba, con lo que desde el charco de El Charcal al pozo de El Salao o desde las rivereñas orillas del charco Pajarito a las coripeñas aguas de la junta de los ríos, nos refrescábamos y matábamos el tiempo tirándonos desde rocas cercanas o montándonos en los labios de esas cámaras de camión que servían de zodiacs improvisadas.

Si la tarde no venía muy mala y el calor era soportable también dedicábamos algún ratillo, no antes de haber pedaleado algunos kilómetros, al noble arte de coger higos chumbos y llenarnos de espinas hasta enterarnos de dónde soplaba el viento.

Una de mis aficiones favoritas era la de coger prestados melones y uvas de la viña del Ciprés. Y digo prestada porque robar era una cosa muy fea.

Muy de cuando en cuando y, después de mucho rogar, llegaba el tiempo de pisar la playa, con lo que levantado desde las cinco de la mañana y pertrechado cual si fuéramos a hacer el desembarco de Normandía, tirábamos para las gaditanas playas de Conil o Chipiona, en la que después de tres horas de camino, diez de sol, revolcones de olas y otras tantas horas de vuelta, venías achicharraito y de color atomatado, cosa esta que te duraba hasta que los pellejos se te caían como a un higo fafarío.

También y no se podía olvidar, aquellos espectaculares días en la piscina municipal o, más bien, sus noches. Sí, aquellas noches que saltando las tapias nos pegábamos un chapuzón a la luz de la luna, con el corazón encogió nos fueran a pillar.

En fin, veraneos simples pero llenos de alegría, amistad, juventud y pocos dineros.

Atentamente;

El niño Gilena

DE RETROS Y NOSTALGICOS




Dicen que cada uno es aquello que ha vivido y que cada época deja en nosotros su impronta en forma de recuerdos. La mayoría de las veces olvidamos los días de antaño, sobre todo el vivir de cada día que pasa sobre nosotros de forma inadvertida. Pero hay pequeñas cosas, objetos quizás, que nos traen el sentir de aquellos días, de aquellos momentos puntuales.
A mi en particular, siempre me han gustado esas pequeñas cosas que me traen recuerdos de la infancia y desde hace algún tiempo me he propuesto reunir y recuperar a modo de colección, aquellos objetos que marcaron de algún modo mi niñez. Desde un simple bolígrafo o un juguete a las radios y tocadiscos que andaban olvidados por casa. Mirar y trastear con estas cosillas, es como subir al desván de las añoranzas y atravesar el túnel ficticio del tiempo que se fue.
En ocasiones, cuando repaso mis objetos retro, vuelvo a saborear los perdidos momentos del pasado, como con mi viejo tocadiscos de los 70, que me trae hasta la mente, aquellas cenas de navidad, amenizadas por vinilos de villancicos populares o las reuniones familiares, donde sonaban Machín o Manolo Escobar y bailabamos al ritmo de “las Grecas” y Rafaela Carrá. También la vieja radio “Súper Campera 60”, en la que Elena Francis daba consejos sentimentales en las tardes sosegadas de costura junto a la ventana.A los que disfrutamos con estos objetos y el recuerdo que nos traen, nos llaman retros o nostálgicos y en verdad es nostalgia lo que sentimos por aquellos momentos y aquellos días, no porque fueran mejores o peores que los actuales, sino porque fue la época en la que fuimos niños

23 julio 2010

MOCEANDO

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, a Dios gracias.

Hoy, mientras le hacía el boca a boca a una tapa de caracoles en la terraza de la taberna de Retamares, saludome con el consabido cumplimiento de un ¡hay¡ un muchachicho de cuerpo fuertote que, por mi distracción mientras lidiaba con los besos del picantillo molusco, no me dio tiempo a reconocer. Gracias que junto a mí estaba mi querida María, que como toda buena Moronera no pierde "puntá", como se suele decir, en fín, que a la pregunta de quien era ella me contestó que el niño de mi amigo Castellano, añadiendo que ya estaba hecho un hombretón y que estaba golondrineando entre una pandilla de chabalillas, de esas modernas que con una servilleta se hacen dos vestidos. Ante tal revelación, puse en marcha el mecanismo de viaje en el tiempo de mi imaginación y me trasporte a aquellos felices años en los que yo y mis amigos disponíamos de la misma edad del mozalbete y rondábamos calles, plazas y tabernas para pavonearnos entre las mozas o reírnos a pierna suelta con una gracieta de algún compadre.

Quién no recuerda por aquellos años mozos las litronas fresquitas de a veinte duros, compartidas comunistamente entre proyectos, risas y charlotadas. Quién no se acuerda de aquellas bullangeras de Agosto en los Cuatro Caminos, viendo desfilar las jarritas de cerveza y los tintitos de verano mientras la tarde se convertía en noche y la noche en madrugada. Quién no se ha meneado, más que bailar, al son de los Model Talkin, en las oscuridades de la Jumbo, o ha saltado alocadamente en las fiesta de la espuma de la discoteca Desire. Qué tiempos aquellos, en los que uno se recorría las ferias de los alrededores como si fuese un turronero, en los que las verbenas del Pantano, Rancho, San Francisco o la Puerta Sevilla eran nuestro peregrinar del mes de Marzo hasta Junio en precalentamiento de una feria que cogida por la punta y soltada en los fuegos, colmaba nuestra ansia de salidas, juergas y cachondeos.

Y qué decir del ligoteo. De ese ligoteo entre la edad del pollo y el pavo, en el que después de mil y una consultas a amigos, amigas y conocidos te decidías a recitar la poco imaginativa frase de: ¿Tú quieres salir conmigo?, en la que las más de la veces, por lo menos a los menos agraciados, de semblanza recibía la diplomática respuesta de: Yo te quiero como amigo, con lo que te quedabas sin reservado, muerdo de rosca y bailoteo agarrado. Más lo bueno de esto es que la pretoriana guardia de amistades seguía ahí para reemprender la caza, animarte con un ¡esa no vale na ¡ o pagar una litrona pa olvidar el desatino.

Estando en estos pensamientos, vino a mí una vocecilla, primero difusa y después tronante, que me despertó de mi ensoñación de ojos abiertos:

-Niño, paga esto que nos vamos, mi arma.

En fin, menos mal que algunas cosas no cambian nunca.

Atentamente;

El niño Gilena

19 julio 2010

DE LAS ULTIMAS VOLUNTADES

Me imagino, amigo mío, que cuando llegamos a cierta edad, muchos nos planteamos cómo nos gustaría que debería ser nuestro paso al otro barrio, de ese del que nunca se vuelve, por lo que me da que pensar que no se debe estar tan mal.
A mi en particular, me gusta como quieres que sea ese transito, pues está bien planeado y con todo bien asentado. Con todas las instrucciones bien dadas a tu María. Yo, como amigo leal, si a tu viaje asisto como vivo, ya le recordaré a tu santa que las cosas sean como te gustan y si asisto como etéreo espíritu, para acompañarte en el último camino, también me encargaré de recordarle, de alguna manera que se me ocurra, cuales fueron tus voluntades.
Además, si estoy vivo, yo ese día no me lo pierdo, pues ya me gustaría darle un tiento a esa botella de anís “El Coral” y echar unas risas entre copa y copa, sin que falte, como no, un “hay que ve que bueno era, no tenía na suyo”.
Y ni muerto me lo pierdo, pues no estaría mal acompañarte en ese paseo postrero, qué podemos alargar por las calles de nuestro Morón.

Yo, en cambio, quisiera irme con lo mismo que vine, ligero de equipaje, en “pelotita picá” y como “la muerte en cueros”.
Yo no quiero tampoco traje de nogal, ni de pino ni de “na”. Yo quiero la purificación del fuego, que consuma hasta lo más mínimo de mi cuerpo. Eso sí, como liviana ceniza me gustaría descansar en mi pueblo, en mi tierra, donde nací. En algún lugar que esté fresquito y con buena vista de mis calles y barrios. Que aquellos que algún día me quisieron, brinden con lo que más les guste y que no haya lutos ni lamentos, si no alegrías y fandangos.
Así que, amigo mío, te dejo como guardián de mi voluntad postrera, ya sea como vivo o como fría “pantasma” .

14 julio 2010

ULTIMAS VOLUNTADES

Estimado Pueblo:

Espero que a la llegada de la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

En el día de hoy no quiero contarte nada de lo actual o pasado, sino de lo que tendrá que pasar (más tarde que pronto, y Dios lo quiera) ya que en este barrio de Dios nadie se queda "pa" simiente. Me explico:

Conociéndome como ya creo que me conoces y siendo de natural costumbrista, no quiero que mis últimas voluntades sean trucadas en saco roto, por lo que te detallo en estas líneas de la formas y maneras en las que, a ser posible, me gustaría marcar el protocolo del último día en que me diera el sol:

Para empezar me gustaría terminar mis días en mi casa, a ser posible en mi cama, con extremaunción dada por un cura con sotana, óleos y cantos latinaceos. Una vez fumada la última calada de la vida, avisad a una de esas mujeres que en todas calles de pueblo hay y que se tildan de saber amortajar de sevillanas maneras a aquel que esté predispuesto. Para ello, como he repetido en muchas ocasiones a mi querida María, en mi parte del ropero se encuentra mi camisa blanca de algodón Egipcio, mi traje gris marengo de lana, la corbata negra (a ser posible nudo Windsor), el cinturón y los gemelos del mismo color y dentro del zapatero siempre guardo un par de zapatos sin estrenar por eso de que en decúbito supino las suelas no se vean desgastadas. Una vez pintado de esta guisa y, no antes de haber dado un repasito a barba y bigote si los hubiera, pues pelo te aseguro que no, me gustaría enfundarme un buen traje de carpintero a poder ser de nogal (siempre me gustó el olor de esta madera).

En cuanto al velatorio, que por supuesto sería en mi casa, que se preparen grandes cantidades de café de pucherete, una botella de aguardiente (si mi padre me la deja en herencia, la de anís de El Coral) y una botella de Fundador para los mas envalentonados. Ni que decir tiene que se podrá fumar mientras tabaco no falte.

Si hablamos de la misa (porque será misa, nada de responsos de diez minutos), entrada a hombros, salida del mismo modo y misa con lloros y "ays" de tres cuartitos de hora.

En mi penúltima morada que se me aloje con la familia, como tiene que ser, en el sitio que mi abuela Pepa pagó a ditas con su escuálida paguita de las clases pasivas.

Solo pido que en mi lápida, aparte de las plantillas tontonas que tienen los marmolistas, se acuñe una de mis frases favoritas, que siempre he llevado como pendón de nobleza en el escudo heráldico de mi mente:

NESCENCIA NECAT.

Atentamente;

El niño Gilena

08 julio 2010

LA OTRA ACERA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Hoy, en lo más tórrido de este veranillo moronés, he tenido que sustituir mi paseo matutino por una sentada de lecturas noticiales en el casinillo del pueblo llano de la Peña Bética. Y he aquí que como noticia destacada por los periódicos de las dos bandas, resaltan los grandes faustos de la semana grande de todo aquel que “cosa pa la calle”, es decir, Día del Orgullo Gay.

Esto me dió a recordar un personaje muy querido aquí en tus calles que no hace mucho nos dejó, y que, aunque viviendo a la vera mía, todos en el barrio se empeñaban en decir que residía en “la acera de enfrente”.

Supongo que ya lo tienes dibujado en tu memoria, ¿no?.

¡Sí, hombre!. Recuérdalo con sus pantaloncitos amarillos de pitillito, su camiseta a rallas de marinero y su eterno contoneo sujetando su inseparable amigo: el paquete de Ducados.

¿Recuerdas con qué jolgorio saludaba a todo muchacho de buen parecer?. ¿Recuerdas cómo disfrutaba de la venida de la base de los soldaditos de azulada figura?. Y sobre todo, ¿recuerdas de aquellas gracias y disparates que soltaba entre botellines de Cruzcampo y algún cubata de añaduría?.

Aun tengo en la memoria cuando dijo con aquel salero y gracia que le caracterizaba:

”Mira niño: Yo no soy gay de esos modernos. Eso es de Despeñaperros “parriba”. Yo soy maricón y a mucha honra”.

Supongo que en el día de hoy estará en la parte rosa del mas allá. Sí, allí donde nace el arco iris, cantando por Marifé y rodeado de toda una coorte de angelotes de tipo nórdico y rubias cabelleras, tirándonos confetis de sonrisas y alegrando con chascarrillos el sarao de su gran día.

IN MEMORIAM DE UNA GRANDISIMA PERSONA.

FERNANDO (Para el que lo quería: La Fernanda)

Atentamente;

El niño Gilena

07 julio 2010

DECIAMOS AYER...


Deciamos ayer...

Así comenzaba, una de sus clases, Fray Luís de León, tras un cautiverio de cinco años y haber tenido abandonada la docencia, en Salamanca, durante todo ese tiempo.

Yo, ni he estado en cautiverio, ni he dejado de ecribir durante tanto tiempo, pero me apetecía volver, a nuestro encuentro virtual con esta frase.

Como de sobra sabe el que me conoce, una obligación mayor me ha tenido de arto entretenido los últimos meses, sin tiempo a sentarme con tranquilidad en nuestra esquina.

Pero ahora vengo, con ganas sobradas a llenar espacios en blanco con nuestras historias. Sin embargo hoy no vengo con recuerdos y añoranzas, pues traigo una historia de presente y futuro.

De presente, porque aquello que me ha tenido entretenido es, ni más ni menos que mi hija, que como flor de primavera, llegó a este mundo el 11 de junio, para alegría de todos y pasión de su padre. También es historia de futuro, pues en ella tengo puesto mis mejores sueños y esperanzas.


Hace ya demasiado tiempo que salí de mi añorada tierra, buscando la fortuna o simplemete la vida que de mi pueblo no supe obtener. Ahora, encontré esa fortuna, por un lado de la mano de la mujer con la que me casé y que ha conseguido aguantarme todo este tiempo, a pesar de mis rarezas y mis días insoportables. Por otro lado mi pequeña flor, Daia, que ha alegrado mi vida como nada antes lo había hecho.


Daia, es nombe de origen bereber que significa "manantial". Y así ha sido ella, como un fresco y rico manantial que reconforta y calma mi sed, creando un hermoso oasis en la arided de la vida.
Doy gracias, por haber encontrado en mi polvoriento camino, esta fuente fresca y clara y a la mujer que hizo posible tal milagro.


Y así me despido por hoy, con un hasta luego, pues vuelvo a recorrer los callejones del recuerdo, para llenar esta pared con mis historias y vivencias, compartidos con los de mi buen amigo, "el Niño Gilena".

01 julio 2010

"ELCORTINGLE"

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Con muchos nombres ha sido bautizado desde el conocimiento que tengo de su existencia: mercadillo, los restos, los retales, el barato, el jueves,... Pero ninguno con tanta gracia plebeya como el de “el cortinglé” para designar lo que la herencia Mora dejó reseñado en nuestra tierra, como el evolucionar del antiguo zoco bereber y las alhóndigas Omeyas.

Esa mezcla de ocio y necesidad de avituallarse hace que la algarabía truene cada mediados de semana en los llanos de la feria, donde cual en la Petra de la ruta de la seda, los más arcaicos vendedores monten cien y un tenderetes de llamativos colores para deleitar a tus parroquianos con lo más selecto de las baratijas de estas tierras.

Aceitunillas con mil aliños, flores de los confines del reino, vasijas que serían la envidia de los alfares de Corinto, acrílicas sedas, no de las tierras de Kublai pero sí hechas por sus descendientes, alquímicas hierbas curalotodo, sandalias arromanadas, cinchas y correajes de las gaditanas tierras de Ubrique, el parto de las huertas de Los Palacios y Chiclana, chacinas coripeñas, mieles de Grazalema, especias de Las Indias, alhuzemas y sahumerios y mil y un cachivaches de dudosa procedencia. Todo ello entre la ancestral práctica del regateo y un "quítame algo y me lo llevo" antes de cerrar la compra.

Una de las virtudes de este baratillo moronés es el vocear la mercadería para que en todo momento el comprador tenga punto y seña de qué, dónde y a cuánto se vende lo que a pulmón hinchado trona el vendedor.

Aunque lo que más me sorprende es el efecto placebo que produce en las gentes de la villa cuando tornando a sus moradas por la anchura de la Calle Utrera, presentan risueñas caras por haber hecho gran y barata compra mientras van cambiando de manos la chivata cargada de viandas, paños o restos.

Atentamente;

El niño Gilena.

INCUNABLES

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, a Dios gracias.

Hoy, necesitado de conocimientos y filosofías ancestrales, he recorrido los cortos pasos que distan desde mi humilde morada a la alejandrina biblioteca viviente que, emplazada en los jardines de La Alameda, siempre se encuentra abierta por temprano que amanezca.

Reposados en sus petriles bancos, mis queridos incunables de carne y hueso dabanme el "buenos días nos de Dios". Correspondiéndoles yo con el mismo saludo, posé mi pausada vista en las cubiertas de estos compendios de sabiduría que, encuadernados con guayaberas grises, celestes y blancas y tocados con gorrillas de mil rayas y sobreros de paja fresca, disponíanse sobre el estante del banco pétreo, prestos a ser desempolvados por la mano de mis preguntas.

Antes de elegir la docta materia con la que hoy sería ilustrado, me dispuse a ojear en sus risueñas portadas el titulo con el que la pluma de la vida había marcado el enunciado del docto vademecun. Encontrando entre los membretes tratados de agricultura, mil técnicas de almazara, el arte del trillo con bestias, compendios de carpintería basta, el milagro de la fragua, cantares de arriero, realización de sillas en pleita, el alfar del lebrijano y mil y un recuerdos de una guerra entre hermanos (libro este que no me gusta abrir mucho se vaya a escapar algún tiro), en fin, decidido qué antiguo legajo sería abierto en este día, calenté las ascuas para que el fuego de la conversación versara por los recuerdos añejos del Morón mas ancestral, del morón de cien cortijos, de más de 20 almazaras, de reatas de muletos preparados para la incansable vuelta trilladora. Habriéronse todos mis libros a la vez por páginas diversas, hablando de jornadas interminables en estaciones veraniegas, de gañanías de olor amargo, de hocinos y soletas, de siegas manuales y portes en carretones.

Embelesado como estaba escuchando el discurrir de esta sapiencia y, entre humos de cigarrillos desemboquillados, dime cuenta de cómo estos ajados libros, salvados muchos de ellos de la inquisitorial quema de la edad, recuperaban brillo, color y gesto, pariendo mil y una anécdotas de juventud, haciendo que los "sacais" de mi imaginación se trasportaran a tiempos de un pueblo remoto blanco y pintoresco, un pueblo donde mis queridos incunables fueron escritos por la cariñosa y, a veces injusta, tinta de la existencia.

PD: Con cariño para mis nuevos viejos amigos, que ilustran con sus recuerdos a este humilde contador de historias.

Atentamente;

El niño Gilena