19 noviembre 2012

EL TIO DE LAS CASTAÑAS


Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

En resultando que la otra noche dispusimos mi compadre Curro Tagua y las respectivas marcarnos un garbeito de charloteo, parada y tapa por los pagos de La Alameda, traspusimos la bocamanga de la calle Utrera para dirigirnos al susodicho pago, y en estando de distraída conversación sobre si se terminaría o no la obra de La Carrera a tiempo de no devolver los cuartos regalados para la necesaria restauración, no nos dimos cuenta, hasta que la teníamos encima, de una espesa neblina con olor de ciscada que hacía la vista impenetrable y tapaba la mitad de la calle. Las mujeres, seres estos de susto fácil, empezaron a vislumbrar la posibilidad de un fuego o incendio vecinal que formara la inmensa humareda. Nosotros, de mente más recatada, seguimos dándole a la manivela de la sesera para aventar de dónde provenía aquella manta de humos que convertía la entrada de La Alameda en una calle londinense. Los viandantes con los que nos cruzábamos iban comentado, de igual forma, lo extraño del acontecimiento, unos decían que era la quema de rastrojos, otros que olía a barbacoa feriada y los más se miraban con extrañeza ante la sabana blancuzca que lo envolvía todo.
  
Bueno, como te decía, en eso andábamos hasta que en llegando donde estaba el antiguo kiosquito de polos de La Playa, nos encontramos un tenderete propio de feria medieval colmado de castañas crudas, paquetitos de papel de estraza y un manojo de espárragos como la espalda de un tonto de pueblo. Y de comodoro de este bajel y alimentando las calderas del infierno en las que se cocían, asaban o quemaban estos redondos manjares hijas de los castaños de Parauta el buscavidas del castañero azuzaba el fogón con no se qué utensilio semi eléctrico que hacía que la olla agujereada pareciese la chimenea del Titanic y La Alameda más blanca que la pista de la Dessire un día de la fiesta de la espuma.
En fin, que mi compadre y yo nos dirigimos una mirada y repetimos una sola palabra: ALEMANIA.
 
Atentamente;
El niño Gilena



 

07 noviembre 2012

De la historia que se repite.





Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo lo acompaña;
Viene a morir a España,
Y es en Génova enterrado.

Mientras veía un reportaje en televisión, me vinieron al pensamiento estos versos del Ilustre Don Francisco, qué aunque fueron escritos hayá por el siglo XVII, pareciome inventados para este nuestro tiempo.
El reportaje en cuestión trataba el tema del camino que toma el oro del que los españolitos nos desprendemos. Me refiero a ese poco oro que podían tener las familias, esa mísera cantidad que cualquiera tendría en casa. Ese oro comprado en los tiempos de bonanza, el reloj que era del abuelo o los pendientes de coralito de la abuela. La Cruz de Caravaca que fue de la madre o la medalla de Nuestro Padre Jesús de la Cañada. Todos esos auríferos recuerdos que ahora, con los malos tiempos que corren y que han de correr, han de ir junto con los recuerdos de lo que fueron derechitos al "compro oro" más cercano y así esperando unos pocos dineros nos desprendemos de todo eso para poder llegar a fin de mes, pagar un poco más de hipoteca y que no nos echen a la calle o simplemente poder aguantar hasta que sea posible.
Y como en los versos de Quevedo, todo este oro del que se desprende el personal se va de extranjis y sin pagar un céntimo de arancel o impuesto, dormidito y tranquilito en la bodega de algún avión para Milán y de aquí, en camiones blindados hacia la rica ciudad suiza de Lugano.
No, ya se no se va para Génova, pero casi. Ahora va a Suiza, al país donde están los mayores avaros y usureros. Allí donde funden todo aquello que vendimos y lo hacen lingotes, para o maravilla, venderlos otra vez a España, donde tres o cuatro que siguen haciendo fortuna con nuestro infortunio lo compran. Sí lo compran para invertir en bienes seguros, no vaya a ser que la cosa se ponga demasiado fea y los euros o los dolares no valgan ni un cagarro. Ojala se tengan que comer los lingotes para poder sobrevivir.
Y de esta forma y otras tantas, los españolitos nos vamos haciendo más pobres, los suizos que funden el oro más ricos y los cuatro pendones que compran los lingotes, más ruines y miserables.

Ven ahora paisanos míos, como la historia siempre se repite.




27 octubre 2012

UNA VUELTA POR SEVILLA


Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

En estos días en que la otoñada calma las temperaturas de la canícula y las tardes empiezan a robarle claridad al día, gusto, siempre que puedo, desplazar mis paseos a la capital, y rememorar aquellos viajes antiguos de mi niñez, descubriendo junto a mis amigos rincones y callejuelas, percibiendo sonidos y colores de antaño y alejarme de esas nuevas y horteras sustituciones de plazas de abastos del vestir y gastar sin necesidad, que son los centros comerciales. Pues eso, andando yo por una de esas callejuelas que seguro conocerás,  empecé a escribir en el atril de mi cabeza esta prosa sin rima que seguro te trae algunos recuerdos:



"La guitarra riega el callejón con sus melancólicas notas mientras la fuente en la esquina le hace compás de agua y la siempre callada dama de noche le regala un aplauso de olores dulzones. La alfombra empedrada de la callejuela recoge el paso sin prisa del que mira sin mirar y enriquece sus sentidos mientras los espejos blancos de cal con zarcillos de malvas rojas rezan un piropo callado lento y añejo. El tiempo se vacía despacio, sin ganas de matar la otra hora, anclado por sol y sombra, anclado por sombra y sol, y en la corta lejanía la señora  siempre erguida me envuelve en un soniquete de campaniles dándome la bienvenida. El acompasado traqueteo de un coche de caballos parte el silencio en dos mientras el trino de los gorriones forcejea por abrirse paso en este coro melancólico de bucólicas imágenes.

A lo lejos, una voz sin nombre eleva al viento una copla añeja sin esperar ser escuchada, sin esperar ser regalada con palmas ni oles, solo es una pincelada mas de ese lienzo insuperable de Sevilla."



PD. Dedicada a aquellas visitas a Sevilla de nuestra niñez donde detrás de cada rincón nos esperaba una sorpresa y una emoción.

Atentamente;

El niño Gilena

13 octubre 2012

LAS MAQUINITAS

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Esta mañana, al ir a realizar mi paseo vespertino por los pagos de La Alameda, quedé fijándome en un mozalbete sentado en un banco, supongo que a la espera del coche de línea que lo traspusiera hacia la capital.
Al pasar a su lado lancé el siempre compuesto “güenos días” al cual el mentado contestó sin quitar los ojos de una maquinita o teléfono de estos modernos donde inviertes, gastas o malgastas tiempos de aburrimientos o momentos sin distracción. Pensando en esto vinieron a mi memoria aquellos tiempos donde los de mi quinta empezamos a dejar de lado trompos, canicas y balones de reglamento, y fue creándose un nuevo divertimento con el que distraernos en horas de asueto.

Y es que nuestra generación ha sido la primera que dio el salto de los juegos, llamemosles mecánicos, a los también llamemosles electrónicos. Quién no recuerda aquellas primeras máquinas alojadas en bares y tabernas donde, por el módico precio (visto desde ahora) de un duro, dos líneas y un palito enfrentaban a los mejores amigos a un desafió de tenis con mucha imaginación. Y cuántas alcancías se comieron aquellos marcianitos de la playa, mientras te hacías un hueco en los mas diestros de la palanquita y el botón. Cuántos cates y horas lectivas se llevaron las maquinitas de Los Cuatro Caminos y el Tetris de La Carreta. Pero el sumun y coliseo de los electrónicos engendros siempre fue el salón recreativo, unas veces alojado en la calle Utrera y otra, y esta la más duradera, en el Pozo Nuevo, a imagen de los antiguos salones del más añejo Far West. Lo más granado de la sociedad juvenil hallábase siempre de guardia o como mero espectador ante la embrujadora pantallita, perdiendo las moneditas de cinco duros o ideando la fórmula de que la partida fuese más barata, ya fuese con arandelas del 0,5 rodeando un durillo de los de Franco o apagando la alimentación de la máquina y quejándose al encargado de una falta de fluido ocasional.

La verdad es que allí se crearon grandes adalides, seguidos y reverenciados por los miradores sin recursos, observando cómo por el precio de una partida estaban casi una hora matando muertos del Gost and Goblins, o apretujando fantasmitas con bolas de nieve.

En fin, te comento esto pues cuando ahora decimos “hay que ve los niños de ahora con los móviles y las maquinitas” debemos recordar los niños de antes, cuando pasábamos las tardes muertas entre echar una partida al comando o jugarnos la cara virtual al Estret Figter. Cosas de viejos, como le digo a mi compadre Paco.

Atentamente;
El niño Gilena


29 septiembre 2012

PERSONAJES DE MORON: "EL YUMI"


Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Te traigo hoy otro personaje para dejarlo impreso en la piedra de la memoria, ya que por sus cualidades o por la falta de las mismas, quedará marcado en el cuadro de esos paisanos que, sin ser ilustres o mereciéndolo, pasan por la historia de tus calles.

Para sus padres era Juan Serrano, para las vecinas Juanito el de Coral, para otros el niño del Cordobés y para los amigos siempre será el Yumi. Y es que con este tercer apellido fue coronado en aquellos años en los que en las Telefunken compradas con muchas fatiguitas ”ancá” Parroquia, reinaban unos dibujos animados de engendros mecánicos robotizados de nombre Mazinger Z. No se sabe a ciencia cierta quién fue el que lo bautizó con este apelativo, lo que sí se sabe es el motivo, y es que Juanito siempre fue muy despierto a la hora de reparar, reconstruir y tunear todo lo que caía en sus manos, desde carro-cojinetes a radios de baquelita, pasando por bicicletas frankestenianas y motocicletas chatarreras.

Pues eso, ante lo avispado del chaval en estos menesteres, se le echaron las aguas en la calle con el apodo de Yumi, correspondiente al ayudante del doctor Kabuto, constructor del susodicho Mazinger.

A Juan, como a todo niño que naciera hace ocho lustros, le tocó vivir los años en los que la diversión pasaba por ser despierto y atrevido, y en lo de despierto y atrevido siempre le gustó ir un paso por delante.

Recuerdo aquellos años de investigación de sierras y cañadas, cuando nos perdíamos por el peñón de Zaframagón mientras, descalzo y con su varita, saltaba de piedra en piedra, o aquellas visitas de linternas a la cueva de Pozo Amargo y, cómo no, las acampadas primerizas en el charco Pajarito y en Benamahoma. Estos tiempos de diversión, bicicletas y carros–cojinetes dieron paso a los años de nuevas inquietudes, pues ya se sabe que la pubertad estimula los sentidos. De estos tiempos me quedo con las fiestas que organizábamos en su antigua y vetusta casa de la calle Victoria, los primeros cigarritos de la risa que venían acompañados de litronas en el Stop, jarritas en Los Cuatro Caminos y, cómo no, las primeras chicas. Buenos años, a fe mía.

La madurez hizo que nuestros caminos se fueran separando poco a poco, ya se sabe: trabajo, familia y obligaciones varias. Mas siempre que nos veíamos echábamos un ratito de charla por los buenos tiempos, riéndonos de lo divino y lo humano.

En fin, como ya he dicho, siempre le gustó ir un paso por delante en todo y hasta para irse se ha adelantao, ya se sabe:genio y figura hasta en la sepultura”. Lo único que espero es que allá donde esté ahora haya una buena chatarrería de esas con las que él disfrutaba, de las que tienen ruedas de avionetas, carburadores Jamás y mobylettes escacharraos con los que pasar el tiempo.

Hasta la vista Doctor.

Atentamente;

El niño Gilena

16 septiembre 2012

LOS CACHARRITOS

 

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Esta mañana, en vez de oír la irritante melodía del despertador y antes de que despertaran las campanas de La Victoria, una alegre melodía se colaba por la enrejada ventana de mi patio. Y entre el duermevela del despertar, pronto caí en la cuenta que una vez más la diana feriada se anunciaba a bombo y platillo y, nunca mejor dicho, por calles y plazoletas. Yo, mientras seguía realizando mi liturgia diurna de preparación para marchar al trabajo, empecé a recordar la mescolanza de alegría y nerviosismo que traían en mi mocedad aquellos acordes, antesala de uno de los más grandes y poco reiterados momentos de distracción de mi infancia: LOS CACHARRITOS.
Habialos de todos los gustos y para todos los atrevimientos, desde el sosegado carrusel de caballitos para los más pequeños a la magnificente noria, donde podíase vislumbrar el esplendor del real con toda su parafernalia de luces, farolillos y casetas. Para los mas osados estaba el látigo, sí, aquel que le cortó la pierna al Bolero o, por lo menos, eso cuenta la leyenda. Después estaban los que daban propensión al vómito fácil, como el guaitoma, con sus interminables vueltas sobre vueltas  y las antiguas y folclóricas cunitas. Pero si había uno que por lo menos a mí hacía que se me movieran las ansias esos eran los coches locos, donde armado con cinco o seis fichas amarillas y anteriormente habiendo observado cuál de los autos corría mas, me ponía al volante, unas veces para imitar a Fitipaldi y esquivar todo lo esquivable y otras para dar caza a alguno de mis amigos o enemigos intentando darle un buen empujón. Qué maravilla de ratito entre canciones de Los Chichos y Tijeritas, y eso que yo nunca fui de los de alto nivel de conducción, sí, de esos que eran capaz de ir marcha atrás o en el sentido contrario en el que discurría todo, y qué malaje cuando sonaba el bocinazo y tenías que dejar el eléctrico utilitario...Pues sí señor, echo de menos los coches locos, con sus canciones estridentes, sus empleados sucios como cisqueros colgados de la goma de protección intentando enseñar a algún novato que no se aclaraba con el volante y, sobre todo, esa sensación de hacer algo que estaba vedado a nosotros, los pequeños.
En fin, cacharritos que marcaron mi infancia y que llenaban todo el albero de aquella feria en la que la plaza de toros no estorbaba para poner mil ilusiones de colores y movimientos que hacían las delicias de los mas pequeños y la irritación de los pacientes padres.

Atentamente;

El niño Gilena

10 septiembre 2012

TIEMPO DE PILLOS


Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.
En estos días en los que la radio no para de vocear los sustraimientos realizados por políticos, banqueros y todos aquellos que hayan estado cerca de dineros ajenos, me viene  a la memoria aquellos tiempos de mi mocedad donde el apropio de lo ajeno era deporte nacional y cualquier niño lo practicaba en todas sus especialidades. Me explico:

Quién de los de nosotros, caminantes entre los 40 y los 50 añitos, no ha sustraído nunca la merienda del antiguo supermercado de Lorenzo o se ha rescondido una tabletita de chocolate del economato del Brebo. Sí, acuérdense vuesas mercedes del cosquilleo que entraba al traspasar la caja de cobros mientras te echaban una mirada de desconfianza, con razón desde luego, y más te digo, yo creo que el bueno de Lorenzo más de una vez se haría el loco y haría la vista gorda, pues muchas veces más de cuatro pandillas de chicuelos correteaban por las hileras de estanterías en busca de la suculenta rapiña sin el fin de pagarlas.

Otra estampa que me viene a colación, sobre todo en mi caso, era el intento, algunas veces fallido, de hurtar, sustraer o tomar prestado sin animo de devolverlo algún pulgarcito, tbo o revistilla de cuentos de la imprenta del Charrito o la librería de Romero, falta que se pagaba con un rapapolvo descomunal y la excomunión pública de tan preciados lugares para aquellos que, como yo, gustaban de esas lecturas.

Lo que sí creo que es común a todos los anteriormente mentados, es la sustracción de algún tipo de chuchanga o fruslería en alguno de los puestecillos que jalonaban nuestro mapa moronero, ya fuera por distracción del tendero o por alguna celada interpuesta por los sabios diablillos.

Un clásico, por supuesto, era el intentar apropiarse de los martinitos que traía el panadero en su vespa isocarrada, mientras este llevaba alguna talega de pan a tal o cual vecino.

En fin, que ya fuera por necesidad, por devoción o por ir cogiendo práctica, a la vez que los maestros intentaban meternos los conocimientos que podrían sernos útiles en la vida, nosotros estudiabamos en las calles el cuatriviun gatuno o arte de apropiarse de lo ajeno, y de eso sí que aprendimos bien o si no escucha la radio esta noche, verás como algún bachiller de los de antes se ha licenciado con honores, laureles y popas.

Atentamente;

El niño Gilena

06 septiembre 2012

De mis ferias de Morón.

Desde el año en que nací, aya por 1970, mi padre el Anchoa, montó y trabajó durante la feria en la caseta de la fábrica de cementos. Los moroneros más jóvenes no recordarán esta caseta, pero los de mi quinta seguro que sí, así como los más mayores, pues vio muchas ferias de forma ininterrumpida, exactamente hasta 1991, año en que mi padre, cansado ya de tanto trajín feriante, decidió que era hora de pasar página tras 21 años cortando jamón en platos de plástico.
De mi infancia tengo guardo en la memoria, la emoción que provocaba en mi la cercanía de la Feria. Ya desde semanas antes, el Anchoa junto con otros compañeros de la fábrica, comenzaban el trasiego de montar, buscar proveedores y organizar todo lo necesario para tal evento.
Para el montaje, primero clavar los tubos del armazón que más tarde cubrirían con toldos y así tener un lugar cerrado donde colocar mostradores de Cruzcampo, neveras, cocina, mesas y sillas de madera, todo ello sobre una buena capa de albero de Alcalá, qué luego proporcionaría esa polvareda tan típica de nuestras ferias de antes.
En pleno corazón de la Alameda, junto a la barriada de La Paz y al ladito del Circulo Mercantil, poco apoco iban tomando forma las dos casetas más grandes y concurridas de aquellos días de los 70 y 80, la de CEMENTOS DEL ATLANTICO y la de ANGEL CAMACHO. Por aquellos días no había muchas más casetas, sobre todo que fueran de entrada libre, así que medio Morón se concentraba allí para comer, beber, hablar y reir mucho.
Eran aquellas ferias muy diferentes a las de ahora, no sé si mejores o peores, pero muy diferentes. Eran ferias de mucho día y menos noche, de ración de queso, gambas y bolsita de aceitunas, de botellín y Mirinda, del tío de las alcatufas y los coquitos, de foto de flamenco en el caballo de cartón y mucho paseo Alameda arriba y abajo. Ferias del látigo, la barca y el guaitoma, de circo Ruso y el teatro Chino de Manolita Chen. Las ferias de pistolas de mistos y maquinita de “jierro”, última vuelta en los cochecitos y tarde de domingo en casa, que ya se había “acabao”  la feria.
Con especial cariño recuerdo aquellos momentos en los que mi hermana y yo, cogidos de la mano de mi madre, pasábamos por la caseta para saludar a mi padre y que nos viera vestidos de flamencos, antes de ir a los cacharritos y a dar una vuelta. También me gustaba que mi madre me mandara a la caseta a media tarde, con un termo de “cardo der pushero” para que Anchoa tomara algo calentito y poder aguantar así el tirón. Entonces, yo me sentaba con él y los otros compañeros en una mesa plegable mientras reponían fuerzas, todos con las piernas doloridas y las caras cansadas pero alegres. Hablaban de cómo iba la feria o reían por alguna anécdota ocurrida. Yo los miraba y pensaba que cuando fuera mayor, también quería pasar mis ferias en la caseta y así fue durante unos años, hasta que ya no hubo más caseta de la fábrica. Allí en aquellos ratos de descanso estaban el Anchoa, el Litri, Berenjeno, Franconeti, Ramos, el Plata, mi “cuñao” y tantos otros que pasaron por aquellas barras de chapa y calores bajo los toldos. Eran otras ferias.

De “an ca' Menacho”

He leído en un par de periódicos de Morón, la apertura de una tienda especializada en bicicletas. He visto alguna foto y tiene buena pinta, además debe estar al frente de la misma un campeón del mundo de la bici, por lo que supongo que el buen asesoramiento está garantizado.
Esta noticia ha traído a mi mente mis días de chiquillo, aquellos en los que la especialidad en bicicletas estaba a cargo de los Menacho y su taller de ciclos.
Recuerdo aquel establecimiento, situado allí donde la calle Capitán Cala se ensancha levemente para buscar la calle Nueva y donde hoy dormita el sueño de los justos la inolvidable Goleta. En aquella esquina, entre dos casas antiguas de estilo moronero, se abría la puerta de una vieja fachada dejando paso a la tienda y taller de Menacho.
Quizás el tiempo confunda mis recuerdos, pero no creo que lo que me llega a la memoria difiera demasiado de la realidad, mas si así fuera, seguro que mi buen amigo el niño Gilena pueda completar esto que escribo con la aportación de sus recuerdos o tal vez el amigo Luís pueda aportar algún documento gráfico sobre el tema.
Solía yo ir ancá Menacho con frecuencia pues aquella bici mía, una BH de paseo plegable, solía estar pinchada la más de las veces, por mi afición a rodar por campos y rastrojeras o por veredas entre olivos.
Al traspasar la puerta de la vieja casona, te recibía un alto mostrador de madera situado a la izquierda, tan desgastado y descolorido como el resto del mobiliario. Tras él alguna mesa con cajones, abarrotada de herramientas, tornillos y tuercas sueltas, parches y cables de freno. Desde el fondo te miraba un desvencijado mueble con puertas acristaladas y cajones descolgados, tan viejo como los muros de aquella casa y donde se almacenaban silgas, radios y banderines del Betis y el Sevilla. Como no podía ser de otra manera, de las paredes pendían almanaques con foto de alguna linda señorita y publicidad de Michelín, Firestone y Derbi, campeona del mundo. Pero lo que más me llamaba la atención era el sin número de recambios y otras mercaderías del gremio que colgaban del techo, anudadas con cordeles de esparto. Bocinas, manillares, manetas y hasta algún depósito de moto, pendían inmóviles esperando ser reclamados.
Con cantes Molina, Valderrama o el de Mairena como “hilo musical” esperaba yo a ser atendido, mientras admiraba alguna bici nueva o las motos que en la calle esperaban a ser reparadas. Una Derbi, la Mobilette campera con cerones para el campo o la Puch minicross. Maquinas todas ellas con mil remiendos, cordones de soldadura y tubos de escape picados.
De los Menacho, regidores de aquel negocio, poco podría decir  a parte de que eran pausados en su labor y hasta careros me parecían en sus ventas, pero nunca tuve yo gran conocimiento de ellos si no por la relación mercantil de parches y pegamentos.
Sin embargo, no sé por qué, muchas veces me viene a la memoria este singular establecimiento. Tanto es así, que cierto día dirigí mis pasos hacia la calle Capitán Cala por ver como se arremolinaban mis recuerdos en esta esquina y cual no sería mi sorpresa que allí sólo había ya un paredón de ladrillo y un solar vacío donde no quedaba ni el hueco de una escalera.

30 agosto 2012

El REGALO

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Siempre que en llegando esta estación y los calores calientan la cal más de lo debido, aprovecho la ocasión para trashumar mi pellejo a tierras norteñas, donde lo fresco es más rutinario y las aglomeraciones playeriles son menos frecuentes. Con lo que pertrechado con lo mejor que tenemos en esta tierra: mujer, amigos y algún jamón de estraperlo, decidí este año poner las alpargatas en la comarca leonesa de Babia, zona tranquila donde las haya, de paisajes pastoriles, piedras en sus muros y silencios en sus gentes.
Coincidiendo casi siempre este asueto vacacional con la onomástica del que te cuenta, que, por cierto, la próxima vez que los dígitos sumen siete serán cincuenta y dos, pues eso, siempre cae por allí algún regalillo inesperado y, claro, este año no iba a ser menos, qué digo menos, jamás podría imaginarme yo que aquella mañana de agosto se colmarían mis deseos tan gratamente. Te cuento:
Una de mis aficiones compartidas con mi compadre Paco es la de subir montes, riscos, peñascas y todo lo que presente cuesta hacia arriba y muestre síntomas de tener buena vista desde su copa, con lo que de tempraneras maneras y con una colación más frugal que la de costumbre, decidimos encaminarnos a un pueblecillo faldero de una peña impresionante que coronaba nuestra vista desde nuestra entrada en esta comarca. Después de preguntar a un vaquero de los de antes, de los de garrocha vasta y campeo de monte dónde podríamos encontrar la senda, nos dirigimos a paso firme al comienzo de un carrilillo terrero que, sin más burladero ni escudo, empezó a castigarnos los fuelles con sus empinados remontes.
Entre resoplidos y juramentos calzábamos un pie delante de otro, parándonos más de cuando en cuando de lo que queríamos pues el trazado del carril no fue fácil de lidiar. Más de una hora costó dejar el carrilillo por vencido antes de atacar un medio prado de hierbas bajas y pedruscos de todos los padres, que contribuyeron sin desánimo a que los calores nos salieran por todas las partes del cuerpo. Anduvimos así no menos de otra hora, hasta llegar a los linderos de León con la paisana tierra de Asturias, refrescándonos el semblante los aires que de allí venían y las paradas habituales, mas no por esto nuestra infinita escalera daba tregua al resuello. Salvada la línea entre astures y leoneses, la guinda del pastel se enseñoreaba frente a nosotros como diciendo "subid si os quedan ganas", con lo que apretando molares, caninos e incisivos, hicimos de las manos pies y, de forma gatuna, le arrimamos ascuas a nuestras ganas y comenzamos la procesión que en el plazo de una hora nos llevaría a la cumbre, todo ello, claro está, entre algún que otro avituallamiento, tres pintas de agua y el adelantamiento anunciado de las gentes que, con más fuelle que el nuestro, hacían del risco un paseo de tarde y copa.
En fin, que después de un esfuerzo poco frecuente en estos cuerpos y el semblante contento por lo que para nosotros sería y será una proeza , alcanzamos a ver el hito que corona la cumbre, desde donde se regala a todo el que ponga sus sacrificios en subir una vista capaz de amansar el más exaltado de los espíritus y apaciguar a la bestia más resabiada. Una vez colmada la vista de visiones tan placenteras, nos recordaron nuestros estómagos que la vista puede ser mejor todavía si se adereza con un pedazo de queso rondeño y un salchichón del Andévalo, con lo que entre bocado y bocado seguíamos mi compadre y yo disfrutando de ese balcón infinito de Peña Ubiña.
Una vez acabado el ágape y con buen hartazgo de miradas en derredor, pudimos leer las metálicas placas que hacen de memoria antigua a los que por amor a las cumbres dejaron su pellejo en aquellos lares o a los que quisieron que fuese su último trampolín de cenizas, con lo que decidimos por dar finalización al asomo a tan fantástico balcón y retornar por la pedregosa escalera hasta los pastos donde retozaban unos gordos asturcones que nos dieron la bienvenida con miradas tranquilas y masticar continuo.
Yo, mientras seguía bajando hasta la plaza del pueblecillo, reflexionaba sobre la visita a la peña y la asemejaba al discurrir de la vida: un gran esfuerzo recompensado por un corto momento de belleza, plenitud y amistad. Molido como nunca lo he estado y contento por la acción realizada, terminé el último bocado del pastel girándome sobre mis talones y diciéndole adiós con la vista a la inmensa mole de PEÑA UBIÑA.

Atentamente;
El niño Gilena




23 agosto 2012

DE CRISIS Y BUSCAVIDAS


Allá por los albores del mes de agosto, estuve pasando una semanita de holganza en mi querido pueblo y como acostumbro en estas ocasiones, gasto todos los momentos que puedo en pasear por calles y plazas buscando cambios y permanencias en la fisonomía de la ciudad, sobre todo de aquellos lugares que cobijaron mi infancia y juventud.
Así ocurrió que el primer día de estancia, me arreglé y con mi pequeña hija me lancé a la calle con ánimo de enseñarle de dónde surgen parte de sus raíces, que aunque es demasiado pequeña para estos entendimientos, no quiero peder oportunidad de ir impregnándola de las mismas luces y sombras que impregnaron a su padre.
Como decía, me lancé a la calle, pasando por la Carrera y sorteando luego la plazoleta Meneses, arribé como quería al Pozo Nuevo para darme un lento paseo entre el ir venir de los paisanos. Fue hacia la mitad de tan concurrida calle que me encontré, no con uno, sino con dos vendedores de chumbitos, para gran alegría de este que escribe pues me encantan y para extrañeza del mismo ya que hacía años que no veía tal comercio. Así que ni corto ni perezoso compré media docena para mí, para mi cría y por ayudar un poco al que lo necesita, pues no se venden chumbos en la calle por gusto y en seguida le viene a uno la palabra crisis y su brutal concepto.
Pero cual no sería mi sorpresa que nada más andar un poco calle arriba, a la altura de la librería Romero había otro ambulante y al llegar a la esquina de la Bética, con aspecto rural, dos vendedores más metidos en el comercio del mediterráneo fruto y anonadado me quedé al encontrarme en la plaza de abastos con una moza, a la que le compre otra media docena para la merienda.
Tras la siesta, a la sombra fresca del patio y mientras mordisqueaba un chumbo fresquito, pensaba yo en lo mala que se está poniendo la cosa, que hasta las gentes del pueblo se afanan en costumbres perdidas para sacar cuatro cuartos. Ventas callejeras e incluso rifas por bares y comercios, que hubo quien me quiso vender un par de numeritos para la rifa de una caña de lomo, más sobada y sudada la pobre que “la Charito”.
Me vino a la mente entonces otra época, de no hace demasiado tiempo o tal vez sí, de antes de aquella burbuja que lanzó a todo hijo de vecino a tirar de palaustre y plomada, cuando los aparcamientos de las obras parecían el parking de Puerto Banús.
Aquella época digo, anterior a la bonanza económica, en la que mucha gente a falta de otra cosa se lanzaba a los campos a recolectar lo que fuera, con tal de llevar a casa unos duros.
Recordé así aquellas voces que desde el zaguán gritaban, -niña caracooolees-, o la otra más por lo bajo, -“niña, ¿quié coneho der campo?”-. Luego venían también las tagarninas y los espárragos o la “mujé der quezo fresco” que viene a casa cuando menos te lo esperas y cuando quieres no viene. También aquel hombre fuerte que iba por las calles con dos cajas de cartón, vendiendo dulces, pestiños y mostachones utreranos. Hasta garbanzos rebuscados y aceitunas trasnochadas se vendían por las casas y las calles.
Parece que la crisis y su prima la del riesgo han devuelto a nuestras calles, tristemente por lo que significa, a todos esos buscavidas, qué se la buscan como pueden por “vereas” y cerros, entre cardanchos y palos de “alambrao”, como decía la canción.

16 agosto 2012

DE LAS COSAS DEL SEÑOR SANCHÍS

Ando yo estos días ensimismado en la lectura de mi última adquisición libreril, “Sombras de Cal y Hambre” de Juan José García López, “Charrito”. Autor éste, paisano de Morón, del que soy gran seguidor por gustarme su prosa y sus lides plasmadas en papel. También porque mi primer libro se lo compré a él y junto a ese, otros que vinieron a mi vida al tiempo que granos y hormonas desbocadas.

Estoy disfrutando de lo lindo y mantengo mi mente mudada, en estas tardes tranquilas de verano boreal, corriendo tras los monagos por cada esquina de Torres de la Plata, ese pueblo que tanto se parece al mío.
Yo no conocí (más por gracia que por desgracia) aquellos años extremos de posguerra de los que habla el señor Sanchís, pero me parece que hubiera vivido aquella época de tanto que oí hablar de ella a mis mayores, qué la evocaban para bien o para mal, la mayor de las veces cubierta de ese halo místico que da el tiempo y que envuelve como un sudario los malos ratos del pasado.
Pero cierto es que me dio tiempo y me da, de seguir oliendo el tufo de hambres pasadas, de odios, rencillas y hasta rabia callada, atrapada en los pechos de paisanos y es que hay cosas que perduran más que un martillo "enterrao" en manteca, como diría mi amigo, “el Niño Gilena”.
Yo y otros como yo, nos criamos con la eterna cantinela del tiempo la “jambre”, qué no conocimos más que de oídas y de miradas, pues no pocas veces aparecía aquella frase de “si viniera el tiempo la jambre”, mientras la vista se perdía por la claridad de la ventana o en los garbanzos del puchero.
Junto a otros de mi quinta, viví el rescoldo apagado de una España maltrecha de una guerra cainita y de años de incultura, patronos y señoritos de alta cuna y baja persona, de pueblos apestando a sacristía y sotana, a sobaco de pelandrín con cuatro fanegas, lengua larga y mucha mala leche.
Será por eso que estoy disfrutando tanto de este libro y no veo el próximo momento de retomar la lectura. Que deseando estoy a ver que me cuenta Don Gumersindo, qué lo veo como a Don Quijote en su biblioteca, entre carpetas y legajos, pasando las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio, ensoñando lances y personajes que se mueven en la frontera de lo real y lo imaginario.
Y así sigo en mis tardes suaves del norte, intentando impregnarme de esa prosa que el señor Sanchís me enseña y del que me siento desaventajado pero perseverante discípulo.

08 agosto 2012

TARDES DE ALBERCA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.
En estas tardes, donde el mercurio se encarama a la testa del termómetro y me priva de mi paseo, me aletargo en mi sillón con el único propósito de rememorar aquellos momentos felices de mi niñez, donde en este mismo mes y a estas mismas horas combatíamos los rigores de la canícula bañándonos en alguna alberca a la que era invitado por alguno de mis amigos, ya que en mi familia la única posesión de tierras ha sido de dos ficus, algún geranio y varias pelistras de patio.
En fin, como te decía, esas placenteras tardes eran trasegadas entre saltos a bomba e intentos de saltos del ángel, que acababan las mas de las veces en un pechugazo descomunal para algarabía de la concurrencia, o en emulacines de la familia Cousteau a la busca de un duro que alguien se atrevía a tirar en lo "jondo" de la aguada. Aquellas eran albercas de cloro a todo trapo, de esas que te dejan la piel áspera como un papel de estraza y te producen escamación blanquecina cuando la piel se te secaba al sol, porque lo que era una toalla no se veía por ningún lado, ya que en aquellos tiempos eso se veía como muy afeminado, por no decir una mariconada.
Unos de los momentos que mas me gustaban de aquellas tardes era el rato de merienda sentados en los bordes de la piscina, dando buena cuenta de un mollete de segundo hornazo, untado de tulipán y chorizo Revilla, mientras discutíamos por cualquier fruslería o nos reíamos a pierna suelta por la última gracia de currito Tagua o Juanito "el Yumi".
Siempre o casi siempre esas tardes de alberca eran coronadas, cuando el sol empezaba a sestear, por algún intento de aventurilla, ya fuera el robo de melones junto al Ciprés, la visita a la casa encantada de Benito, donde se contaba que se había ahorcado rodeado por siete gatos, o una guerra de naranjas amargas, que cuando te dan duelen igual que las dulces.
En fin, momentos inolvidables de medio niñez y pubertad donde se compartía el mas preciado tesoro del que todos disponíamos: AMISTAD.

Atentamente;
El niño Gilena




05 julio 2012

PERSONAJES DE MORON (EL NIÑO MATAERO)



Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Te traigo hoy otro personaje para dejarlo impreso en la piedra de la memoria ya que, por sus cualidades o por la falta de las mismas, quedará marcado en el cuadro de esos paisanos que, siendo ilustres o sin merecerlo, pasan por la historia de tus calles.

Don MANUEL HEREDIA MOLINA, nacido cuando aun se despertaba el siglo que ya nos dejó, de padre no reconocido que sí conocido, llevó por lustre los dos apellidos maternos que, aunque en grafía y soniquete parezcan de lo mas flamenco, no corría por sus venas la sangre del pueblo cale.
Quiso la historia moronense que fuese conocido mas que por su nombre o apellidos por el apodo heredado de la labor que desempeñaba su madre, la cual trabajaba en el matadero municipal, apodado desde entonces con el tercer apellido de "el niño mataero".

La historia que te traigo fue de cómo al entrar al servicio del bar que regentaba Ana la Aranda, allá en la entrada de La Alameda, entre el servicio del trigo y la herrería de Juan Fernández, quiso la altivez del mozo que doña Ana, viuda que fue de un tal Juan Vázquez, de mucho genio y pocos mimos, a pesar de la diferencia de edad existente entre ambos, se fijara en él con ojitos amorosos  y pusiese a Manuel de corregente de susodicha taberna. Con el paso del tiempo y las habladurías crecientes de los paisanos, Ana y Manuel decidieron pasar por el altar para regocijo de los mas chistosos del lugar, pues cuentan las malas lenguas que Pachanga (Pachanga valiente que nadie te gane) le sacó la coplilla siguiente:

¿Quien se casa?
La Aranda
Y ¿con quién?
Con el niño Mataero
Oju, ese va por el dinero!.

Mientras corrían los años y Manuel comandaba la susodicha taberna, grandes fiestas y saraos fueron discurriendo por el lugar, pues una de las aficiones mas destacadas del "niño" era la del flamenco y no solo la de escuchar a los insignes cantaores que por allí pasaron como Juan Talega, los Mairena, Marchena, el Funi, etc., sino la de arrancarse por fandangos del Sevillano o el cante del "niño las huertas".

Cuentan los que lo conocieron que en las tardes de verano era típico vislumbrar la figura de Manuel regando la terraza de albero, escuchando el soniquete de aquellos antiguos discos de pizarra de Miguel de los Reyes y Miguel de Molina, mas como toda cara tiene su cruz, la de esta moneda se tornó el día que se cruzó en el camino sentimental de Manuel una señorita o señora o algunos le pondrían otro apelativo, cosa ésta que dejo a tu parecer. La susodicha mentada, labriega del Pozo Loco, trastornó los amores de Manuel, con lo que una mañana, sin comerlo ni beberlo, Manuel cojió el pernil, la media manta y a la fulana mentada y se perdió por Dios sabe donde. Unos cuentas que por los madriles, otros que en la isla, segando arroz, y otros que gastando los dineros que le sacudió a la Aranda. Lo cierto es que un año mas tarde, sin comerlo ni esperarlo, apareció de nuevo por los pagos de La Alameda, con mas callos que la mano de un labriego y descompuesto de cuerpo.
Ana, derivado de su querencia al Heredia, perdonó y calló, con lo que Manuel, con el paso del tiempo, volvió a ser quien era: un mozo bien plantao que pasaba sus tardes entre sus discos de pizarra y tarareando las coplas del "niño las huertas".

Pasados estos acaeceres, el tiempo se fue cobrando en su lógica las vidas de Ana, por ser mayor que Manuel, y a éste mismo cuando se acercaba a los dieciséis lustros.

Todavía, cuando paso con mi madre por La Alameda me recuerda cómo de chiquilla se sentaba en el pollete de la ventana, mientras que "el niño mataero" le cantaba la romería Loreña.

Atentamente;

El niño Gilena

DE ABUELOS Y GUAYABERAS

No sé si en Morón, ahora que el calor aprieta, los abuelos, los señores mayores, siguen utilizando guayabera, como se solía antaño. Como no estoy por mi pueblo, no puedo ver a los mayores pasear por la mañana a la sombra en los Palomitos o dirigirse con paso tranquilo, siempre al resguardo de la sombra, hacia las tertulias de peñas y cafés o simplemente a hacer algún "mandaillo". Pero sí que los tengo en mi recuerdo y siempre los veo, en el trasiego de las mañanas del estío, luciendo guayabera fresquita, recién planchada e impecable, de manga corta o larga con puño vuelto.
Tengo en el recuerdo infantil a mi abuelo Currito, sentado a la puerta de casa, recién lavado y despejado de siesta, vestido con guayabera y gorra campera fina. Allí sentado, en la terraza que daba acceso a la casa, veía el subir y bajar de la gente, calle Fray Diego arriba, calle Fray Diego abajo, con saludo de rigor, por supuesto:
-"Adió" Currito.
-"Condió" niña.
-Vaya "caló" que está haciendo hoy.
-"Habé ci refresca".
-"Habé, eha Condió".
Mi abuelo vivía allí, más arriba de los grupos, en una pequeña casa que tenía la puerta de entrada más elevada que la calle y formaba así una pequeña terraza.
Solía ir yo con mi padre, a pasar un rato por la tarde y mientras ellos hablaban de sus cosas yo jugaba en los altos escalones o me iba al "corrá", a explorar entre cacharros viejos, muebles olvidades  y rincones con olor a Zotal.
Por eso, siempre que pienso en nuestros abuelos, los veo de guayabera, blanca, celestita o beig clarito, de "anc'a Antoñito" o "anc'a Yuste", con boton negro de luto o sin él.
Es prenda esta que me place y que se va perdiendo en pos de otras más a la moda y más impersonales, qué poco me evocan ni me dicen nada.

03 julio 2012

CON DOS TAPONES


Aunque no lo parezca, con este título quiero hacer un pequeño juego de palabras y así introducir el tema que hoy vengo a tratar.
En primer lugar, quería evitar el uso de la palabra “cojones” y perdónenme ustedes, pero es lo que tienen algunos a la hora de afrontar lo que la vida les depara cada día y en segundo lugar, porque esta entrada va de tapones. Sí señor, de tapones de plástico, unas diez toneladas, tapón arriba, tapón abajo.
Cuando la pasada Semana Santa estuve por Morón, en casa de mis padres, tuve la primera noticia de algo relacionado con los tapones para Adrián. Fue cuando tras acabar una botella de agua y disponerme a tirarla a la basura (mi madre no tiene lugar específico para reciclables por más que le digo) se dio la siguiente conversación:
-“Niño, no tire er tapón que lo ehtamo huntando”.
-Y eso, “momá”.- Dije yo extrañado con el tapón en la mano.
-“Po pá un niño que hay en Morón que está malito y no puede andá y hay que ayudarle!!”
-Pues nada, venga la bolsa y ahí va el tapón.

Sencillo gesto aquel, cargado de más significado del que pudiera parecer a simple vista.
Por un lado el significado de cómo la gente sencilla, la gente de la calle, vecinos todos en definitiva, es capaz de hacer cosas en solidaridad con aquellos que lo necesitan. Puede ser algo tan simple como guardar un tapón de plástico o tan comprometido como aportar dinero en una cuenta, gesto éste de gran envergadura para una familia trabajadora y por supuesto digno de elogio. Incluso acudiendo a eventos que se puedan organizar para obtener fondos, como el que se celebró hace poco en Morón y por lo que puede oír en Radio Morón fue un gran éxito. Por eso no puedo más que decir “OLÉ!!” por la gente de mi pueblo. A ver si aprenden esos que manejan los dineros del personal y se deciden de una vez a invertir en investigación entre otras cosas útiles y no en lo que todos sabemos.
Por otro lado, lo que significa el amor de unos padres hacia su hijo. El amor incondicional demostrado con la lucha diaria, con la valentía y la constancia. Con la disposición a hacer cualquier cosa para mejorar la vida un hijo, para mejorar una parte de nosotros mismos. Dar a ellos todo, sin esperar nada a cambio, excepto una sonrisa, un beso y una alegría infantil, “OLÉ!!”, por ellos también.
Interesándome por el tema, he visto a muchos padres como los de Adrián, qué en este erial que tenemos por patria, tienen que echarle a la vida un buen par de tapones para sacar adelante a sus hijos, para que puedan vivir con la mayor normalidad y dignidad posible. Todos aquellos padres, que haciendo un alarde de amor infinito, luchan como berracos para paliar los efectos de esas enfermedades que llamamos raras y que como no es rentable investigar sobre ellas, quedan relegadas al olvido absoluto por gobiernos, industrias farmacéuticas y medicas e instituciones (salvo excepciones tan raras como las enfermedades).
Esos padres que tienen que hacer lo imposible para sacar dinero por donde sea, incluso para subvencionar ellos mismos las investigaciones, como el valenciano Josele Ferré, que corre el tío maratones empujando el carrito donde va su hija, aquejada de síndrome de RETT o como los padres de Aitzina de Vitoria, qué luchan por obtener fondos para la investigación de la enfermedad de ATAXIA-TELANGIECTASIA (no sé ni pronunciarlo). O como la familia de Aitana de Tarazona, o como… En fin, no acabaría nunca.
Así que con estas líneas me gustaría dar mi pequeño homenaje y mi gran admiración a los padres de Adrián y a él mismo, para que sigan siempre adelante con ánimo y valentía.



( Entrada publicada en Cartas al Director de DIARIODENORON)

26 junio 2012

CHUCHANGAS


Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Quiero contarte en el día de hoy lo que se me vino a la cabeza la otra tarde, mientras me encontraba con mi sobrina Isabel practicando el noble y barato arte del paseo. Pues resulta que ante la querencia de la pequeñaja por todo lo que venga colmado de azúcar, colorantes o conservantes, guió mis pasos a un kioskillo que hay en el corazón de La Alameda para satisfacer su gusto por las chuchangas, o como se diga hoy en dia.

Esto me hizo recordar aquellos puestecillos de mi niñez que, con nombres tan evocadores como Jeromo, Perfecta, Cati o Zaluita, hacían las delicias de todo gourmet aficionado a las chucherías.

Empecé a recordar aquellos chicles bazoca con sabor a sandía que hacían las delicias de cualquier niño, los refrescos de naranja, las patatas Risi, los arozus de El Gato, las pipas Facundo, los paquetitos de potajes, los caramelos Fumador, los polos flag o la delicia de los polos hechos por ellos mismos, aquellos que se sacaban del vasito frotando con las manos como si estuvieras pidiendo un deseo a la lámpara de Aladino. Recuerdo también cuando aquellos puestecillos hacían de pequeña tienda de juguetes de entretiempo, pudiendo comprar en ellos desde un trompo a un paquete de vaqueritos o un soldado con su paracaídas y todo mientras alguna niña te metía prisa para poder adquirir un recortable o cromos a 3 pesetas. Quién puede olvidar los paquetitos de estampitas, los balones de plástico, las barajitas de cartas pequeñas o los petardos verdes y colorados (que explotaban mas). Algunos, por expandir mas sus mercaderías, se atrevían con los TBO, los Tio Vivos y los Jabatos a color. 

En fin, todo un supermercado del placer para un pequeñajo que con un duro en la mano analizaba su gasto ante la sempiterna impaciencia de un tendero que, casi sin horario ni festividad, intentaba incrementar su renta a costa de la salud dental del cliente.

Atentamente;

El niño Gilena

21 junio 2012

Para mi pequeña Daia


Veo en tu pelo los trigos de las campiñas
Y florecen rojas amapolas que se mecen en tus mejillas.
Tus ojos encierran todo el mar de Andalucía,
De Isla a Vera y de Gata a Punta Umbría,
Deslumbrando destellos tu mirada de Guadalquivir y Guadiana.

Es tu voz brisa de marisma, dehesa y serranía,
De jara, romero y salina.
Me regalas cada día con reflejos de la tierra mía,
Sevilla, Granada o Córdoba,
Mezquita, Alhambra y Giralda.

Te soñé Daia, siendo novia del mar en la Caleta
Y riendo con una mascara de carnaval en la Viña.
Envuelta de volantes bailabas con Triana
Y descansaste la tarde en Santa Cruz.
Entre murmullo de olas paseabas por la orilla,
De Sanlucar a la Antilla, siempre mirando la mar.
Y al fin, te quedabas dormida entre Sierra Morena y Cazorla,
Entre Zahara, Grazalema y Ronda.

Ya sé, niña mía, que corren por tus venas Jotas, Zorzikos y Ausrreskus,
Tamboriles y gaitas.
Pero siento en lo más profundo de mi alma
Que tu corazón late con son de guitarra,
Sevillanas, tanguillos y fandangos,
Verdiales, romeras y alegrías.

Quién pudiera querida mía,
Soñar siempre la mirada de tu infancia,
Despertando la luz de las mañanas, con la sonrisa de tu alegría.

27 mayo 2012

PERSONAJES DE MORON:"LA MALAGUEÑA"



Perdió color y sabor la calle Ánimas y hasta todo Morón se apagó perdiendo la luz del día. Triste se quedó la cara del mercado y hasta el Cristo de la Compañía sufre a solas su melancolía. Ya en la casa del agua los libros rezuman lágrimas y las pétreas columnas de su fachada añoran sus buenos días.

Yo, amigo mío, que inconscientemente alimento los retazos de mis recuerdos con cada fragancia, con cada color y cada estampa, he tenido siempre en un rincón de mi memoria, los ricos aromas frutales y los deslumbrantes colores de frescos claveles de su tienda. Aún hoy me pasa, que al entrar en una frutería de barrio o pasear por algún viejo mercado, sus aromas me traen los recuerdos de aquel niño que iba por algún “mandaillo an c´a La Malagueña”. Ese niño que se quedaba embelesado con aquella andaluza morena que alegremente le saludaba y que entre chascarrillos de Marías le atendía con dulzura maternal.

Luego cuando fui un jovenzuelo, aún se acordaba de mí y me saludaba cuando pasaba por delante de sus cajas de frutas y cubos repletos de flores. -“Hasta luego niño”-, me decía.
La Malagueña, sonriente y alegre, tenía en la mirada grabada la vida y en sus manos de nervio la dureza del trabajo incansable y del salir adelante en tiempos difíciles, como sólo una mujer es capaz de hacer.

No hace mucho estando en Morón, emprendí uno de mis paseos, uno de esos que dedico a recargar la mente de imágenes de mi pueblo, dirigiendo los pasos hacia los alrededores de la plaza de abastos y pasé por la calle Ánimas, esperando encontrar un alegre “buenos días” o un “hasta luego niño”. Pero sólo encontré una calle desierta. Ya no había cajas de ricas frutas ni cubos con frescos claveles. Sólo había una reja echada de un local vacío y en el polvoriento cristal del escaparate, el reflejo de aquel niño que fui, mirando tras la reja



16 mayo 2012

TARDES DE AZOTEA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios o a lo que sea.
Si existe algo por lo que cambio mi paseo de tarde primaveral sin ninguna pesadumbre es por la estancia tranquila, relajante, de una sentada en mi azotea. Allí la sola contemplación de lo cotidiano, la paz reinante y con la contribución inestimable de estos atardeceres del mes de floreal hacen que el tiempo se mida de otra manera, con otra parsimonia. Puedo, sin que el aburrimiento me cace, fijar durante horas la vista en las ruinas del castillo, observando su centuria de pinos viejos ante la sombra pétrea de la torre gorda. Me gusta desprenderme de calzados y sentir el calor acumulado en el barro del terrazo mientras las campanas de La Victoria van recordándome con su tañir de horas que la noche se acerca a robarle a la tarde su luz encarnada. Las últimas abejas se afanan en quitarle al pequeño limonero su tesoro de azahar. Golondrinas, gorriones y estorninos retornan alocados a sus mansiones arbóreas en el corazón de La Carrera mientras un palomo en celo arrulla sobre un tejado cargado de jaramagos. Las malvas vestidas de faralaes se enseñoran para hacerle el pasillo a una gata tuerta que se relame y me mira sin comprender mi quietud. Al girar la vista vislumbro en la corta lejanía la serrana Montejil, con sus llagas calizas al viento y tornándose azulada ante los últimos rayos de sol. Un pequeño lucero en La Atalaya y el repiqueteo de la novena marcan la hora de dejar este remanso de paz cuasi divino y bajar a lo cotidiano con el espíritu relajado y la mente tranquila.
Atentamente;

El niño Gilena

25 abril 2012

PERSONAJES DE MORON: " MANOLITO EL DEL RAYO X"

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Te traigo hoy otro personaje para dejarlo impreso en la piedra de la memoria, ya que por sus cualidades o por la falta de las mismas, quedará marcado en el cuadro de esos paisanos que, sin ser ilustres o mereciéndolo, pasan por la historia de tus calles.

Con el nombre del Cristo de los gitanos fue bautizado no a más de cuarenta almanaques de distancia. Moronero de nacimiento, pantanero de corazón y gaditano de devoción, la mengua que la naturaleza le dio en los andares queda suplida por la alegría y amistad que rebosan por todo su cuerpo. Heredero del templo de las pavías de pescada y el queso añejo y picante, gusta de la conversación y el saludo de cualquier parroquiano que desee pasarse por esa institución del compadreo llamada "Rayo X". Caleidoscopio en la alegría, ya sea vestido de Baltasar, chirigoteando al tres por cuatro, o buscando su cita con la merienda en las pastelerías de la calle Nueva. Enamorado como ninguno de su "tacita de plata", sueña con ojos abiertos con una mezcla de Alameda y Malecón, de castillo y barrio la Viña, de Mentidero y San Miguel, de plaza de Flores y Siete Revueltas. Personaje que podría enclavarse en cualquier novela, desde las de don Miguel el de Lepanto a las de Charrito de la calle Nueva.

En fin, buena gente y de buen corazón de las que pocas quedan. Por todo ello y mas que me callo, sirvan estas letras para homenajear a un gran moronero: MANOLITO EL DEL RAYO X.

Atentamente;

El niño Gilena

19 abril 2012

UNA TAPA DE FERIA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Ante el desconsuelo festero de los días sin procesiones, derivado del mucho llover por joder, el personal, aunque menguado de dineros, estaba deseoso de compadrear entre vinos, cervezas y tapas. Y qué mejor ocasión que la de reunirse en La Alameda, en esas dos carpas parecidas al circo Bordini, donde este pasado fin de semana hemos tenido de todo, desde un cocinero coripeño, recordándonos la cocina de nuestras abuelas, a un concierto de los stradivarius de las dehesas, dirigido por la sabia batuta del niño del Mili. ¡Ojú, qué arte!. Eso sí, sin la presencia de equinos, de esos de los que gustaba el antiguo alcaide y su cohorte, con lo que con menos zotal, sin la caseta de ganaeros y con algún chaparrón que otro, creo que los paisanos hemos podido disfrutar por algo menos de dineros que lo que costaba la antigua feria morillista, de manjares y viandas y algún ratito de risas.

Quiero felicitar desde aquí al niño de Eduardo por el galardón de "cuchara de palo", merecido a entender de mis papilas por ese menudo de choco que desde luego sabía a gloria, bueno, a gloria con un regusto añejo a plaza de abastos. También a los del Mentidero, por esos buñuelillos de bacalao con bacalao, que eso sí que es difícil hoy en día. Y, en general, a todos los que nos han regalado un fin de semana de tapas, charla y tinto. Y es que yo ya me lo veía venir, con lo que le gusta al Rodri el tinto y al Juanma la comía, ¿cómo iba a salir malamente una feria de la tapa?.

Atentamente;

El Niño Gilena

10 abril 2012

COMPUESTO Y SIN NOVIA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Dicen que existen verdades, mentiras y estadísticas, y de estas últimas nos han estado regando durante las últimas semanas a base de bien, que si el olverisco saca no se cuantas mayorías, que si entra fijo, que gana y que gana, ¡coño!, que ganó. Pero seguro que algunos sabrán aquella historia del antiguo rey macedonio y afamado general Pirro, cuando dijo aquello de "otra victoria como está y tendré que regresar solo", po en esas estamos, otra victoria como esta y el amigo de pelo cano se va a tirar lo más grande comiendo la torta del lunes en su Olvera natal. Y no ha tenío que estar quemada la torta de este lunes...

Los más asustadizos del lugar hoy ya podrán descansar tranquilos pues, según he ido escuchando en mis paseos de tabernas y colmados, pensaban algunos que hasta la circulación la iban a poner como en la Gran Bretaña, “por la derecha”. Otros se veían vendiendo sus calabozos y macacos en "ebay", a la espera de poder sacar algún dinerillo para emigrar a las ciudades porque el "per" olía a pescao podrío. Y es que estos señores de la derecha en vez de creer tanto en estadísticas y consultas varias, tenían que haber leído a Nostradamus en esa cuarteta que reza que los caballos rojos beberán en las fuentes de Roma, y qué provincia más romana en España que la bética, pos eso: menos encuestas y más lectura.

En fin, que para aquellos que dicen que la izquierda en Andalucía va a batir un récord de permanencia, también deben pensar que el récord verdadero y digno de estar en el libro Guinnes es el tiempo que lleva el Sr Arenas en la oposición, casi el mismo de lo que vivió Matusalen.


Atentamente;
El niño Gilena

26 marzo 2012

DEL GATILLAZO DEL PP

El término clínico que define el gatillazo es "impotencia situacional" o falta repentina de erección. Por lo que dicen otros, eso es algo que le pasa a algunos hombres en el momento decisivo de entrar en harina, pero por lo que parece también le puede ocurrir a un partido político y si no, vean lo que le pasa al pobrecito del PP. Con muchas ganas llega al momento cúspide en su relación con Andalucía, pero cuando parece que todo va a ir bien, "¡pum!, na de na", se queda como un vaso de Konga, sin gas y con poco sabor.
Al principio ya lo han visto ustedes, que si mucho aquí estoy yo "pa comerme lo que haga farta", que si mucho "deharme solo que voy a triunfá" y luego va y se queda con una sonrisilla infame en la boca y unos ojos de cordero "degollao", como diciendo -pues no ha estado tan mal verdad cariño-, mientras el cariño se fuma un cigarrillo apoyada en la almohada diciendo, no te preocupes amor a todos les pasa. Pero no, es mentira, a todos no les pasa.

Pido perdón por esta vena guasona, pero creo que merezco reírme una "mihita" y liberar tensiones después de la amargura que me ha invadido estos días, creyendo que el PP iba a ser capaz de sacar mayoría absoluta, pero no, no le ha dejado Andalucía. La fiesta de la democracia se ha revelado como una caja de sorpresas, llena de enigmas y extrañas cabalas que se conjuran para ponerse del lado del perdedor. Un perdedor al que tampoco alago ni hago carantoñas, pues vaya banda que se han juntado ahí también. Pero tate, ahora la cosa cambia, que entra en escena un factor muy importante y decisivo. El PSOE va a tener que pactar de una forma u otra si es que quiere conservar su statu quo y es aquí donde entra en juego el verdadero ganador de estas elecciones, IZQUIERDA UNIDA señores.

Ante la adversidad de los tiempos que corren, muchos andaluces han preferido a la izquierda para manejar el asunto, aunque muchos de éstos hayan votado a los de la rosa, como diciendo, "virgencita que me quede como estoy".

Hoy estaba que no cabía en mí del gozo por los resultados y para colmo, escucho por "el arradio" que Marina Segura se va corriendo para Sevilla, que la reclaman para que sea parlamentaria, junto con otros buenos de la izquierda como el de Marinaleda.

Bueno, pues ya veremos como avanza todo esto y esperemos que lo bueno esté por venir. Ojalá que con esta nueva ayuda seamos capaces de cambiar el actual paradigma andaluz.

Y a los del PP decirles que no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo y que la arrogancia y la chulería no es demasiado buena consejera, sobre todo en los temas en que intervienen la inteligencia y el corazón de los pueblos.




¡¡VIVA ANDALUCIA LIBRE!!.

21 marzo 2012

LO CARA QUE ESTA EL AGÜITA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Pues en resultando que a un hijo de mi hermano, y por defecto sobrino mío, empezara bien con Dios, decidieron sus padres hacer regocijo eclesiástico este pasado domingo y duchar por segunda vez a la criatura en la pila bautismal de la Victoria, con lo que padrinos, padres y acompañantes decidimos ponernos de punta en blanco y a la misma hora que el Papa se pega el primer leñazo nos situamos en las dos primeras bancas de la poco concurrida iglesia.

Yo, poco amigo de sermones y beateos, soy de los que se le hace largo hasta una presignación, pero mira por donde ésta no se me engollipó demasiado pues en poco mas de un cuarto de hora mi sobrino y otra chiquilla del mismo cuerpo estaban bendecidos, aguados y regalados con un padrenuestro, con lo que antes de que me enterara ya estaba yo echando el cigarrito ansiado después de cualquier misa.

En fin, que mientras me metía entre pecho y espalda medio cigarro en dos caladas vi que mi hermano se dirigía presto a la sacristía, a cumplir con la sempiterna costumbre de la limosna y yo, picado por la curiosidad, le pregunté con cuánto había regalado las arcas de nuestro señor Jesucristo, a lo que me respondió que con 20 euritos. No está mal le comente, a lo que él me respondió que previamente había tenido que pagar otros 50 en cuestiones de tasas, registros y no se qué papeleos cristianos mas, con lo que se me quedaron dos caladas dentro porque, digo yo, o el agua bendita ha subido mas que la de Emasesa o todavía no se han enterado en esta parroquia lo que hizo un tocayo mío de Nazaret con los que querían comerciar en el templo.

En fin, ya entiendo yo porqué van quedando tan pocos devotos, y es que pertenecer a este club es una jartá caro.

Atentamente;
El niño Gilena

10 marzo 2012

CUANDO REINA EL BACALAO

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Bueno estaba y se murió, como decían los antiguos. Pues eso, enterrada la sardina en la ceniza de la cuaresma y con el rostro todavía manchado de los colores carnavalescos, nos disponemos sin más preámbulo que medie, a internarnos en los tiempos donde reina el bacalao.

Y es que por las puertas del bar Alemán ya ahúma el incienso del Cristo de Burgos, que ya sabemos que Manolito para eso es un reloj. En muchas pilas se mezclarán el disfraz carnavalesco con la túnica de hermandades. Las cajas y bombos dejan su compás cupletero para meterse en la faena de marcar el ritmo y la cadencia de cornetas y fanfarrias. Del pasacalles multicolor pasamos en un santiamén, nunca mejor dicho, a viacrucis, besamanos beateros y, cómo no, nuestros pucheros se llenan más por tradición que por devoción, de espinacas y bacalaos, "tagarninas" y potajes descarnados, la torrija reina por unos días en confiterías y colmados. Todo ello en espera de la semana grande capillita, donde los mas primos que hermanos hacen planchar trajes y corbatas, fajas y costales, túnicas y capirotes para realizar una mezcla, para algunos incomprendida, de devoción y afición en el procesionar de hermandades con regocijo del pópulo.

Atentamente;
El niño Gilena

05 marzo 2012

PERSONAJES DE MORON (DON ANTONIO CHACON TORRES)

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Te traigo hoy otro personaje para dejarlo impreso en la piedra de la memoria ya que, por sus cualidades o por la falta de las mismas, quedará marcado en el cuadro de esos paisanos que, sin ser ilustres o mereciéndolo, pasan por la historia de tus calles.

Con el nombre de Antonio le echaron las aguas por la mitad del siglo que ya murió, con Chacón por parte de padre y Torres por la que lo parió quedó compuesto para andar en la vida de este rinconcillo blanco de Morón de la frontera.

Por maestro de su temprana afición tuvo saber escuchar e ir mamando de los grandes, quejios, compás y sentimiento. Empapándose del duende y pellizco de ese cante añejo con sabor a yunque y trilla formó parte en los umbrales de Espartero de aquellas míticas fiestas que Phoren organizaba, fue el culpable de que Fosforito se quedara sin uñas en aquel festival donde templando por soleá crispó los pelos de propios y extraños.

Cuánto hubiera dado por escucharlo en el bar España en Alcalá, también se me hubieran escapado mil pesetillas de aquellas que le pusieron por alfombra, mientras tenía por público la llave del cante por soleá.

Desgraciadamente para nosotros el butano catalán se presentó de enemigo de los aficionaos y nos privó de haber tenido los registros de este maestro de LO HONDO POR DERECHO.
Hoy se le puede ver con andar sereno y templao, lo mismo que su cante, porque Antonio (como dice un buen amigo) anda por soleá y suena por bulerías, como las campanas de San Miguel.
Siempre es momento de verlo ante una invitación sin lucro, ya sea para peñas, asociaciones o por el mero hecho de derramar el arte que le corre por dentro.

Por todo ello, solo puedo colocarle a este paisano un solo apelativo: Don Antonio Chacón Torres siempre sera HONDO.

En falda el hundiero
en una venta cabal
para perfumar el día
se escapa una soleá.

Que se paren los relojes
que no suenen las campanas
que el viento no mueva hierbas
ni visillos ni ventanas.

Párense tos los juncales
queense quietos los gitanos
que Don Antonio Chacón
canta hondo y soberano.


Atentamente;

El niño Gilena

28 febrero 2012

DE "NA QUE CELEBRA"




Para hoy, amigo mío, tenía preparado un articulito para celebrar el día de Andalucía. Bien escrito, según mi criterio, lleno de adjetivos y frases de contenido nostálgico. Todo muy bien, con sus comas, puntos y hasta con tildes. Qué bonito todo, las campiñas, los verdes mares y los extensos olivares, la gente buena y la buena gente.
Pero mira por donde, hoy me he “levantao” con un cable “cruzao” y echando chispas por la canilla. Así que le van a dar por la fachada del ojete al articulito de celebración patriótica y no me quedan ganas sino para “cagarme” (sin perdón) en toda la mierda que cubre mi querida tierra andaluza. Mierda que por otra parte es la que hemos defecado todos y cada uno de los andaluces.

Hoy señores, no hay nada que celebrar por muy andaluz que se sea y casi es mejor hasta olvidar. Seguro que ahora vendrá el tonto del haba de turno, de esos que tanto hay por nuestra tierra, diciendo que soy un “matao” o un derechón que no merece ser andaluz. Pues se equivoca, quiero a mi tierra como el que más y el que me conoce sabe que no cojeo de la pierna derecha, pero si algo me da la distancia es la visión clara y puedo ver las cosas como son. Lo que pasa es que uno se cansa de tanta tontería adornada de celebraciones y banderitas, de mucho himno y día de fiesta.

¿Qué es lo que vamos a celebrar? Que somos la tierra con más parados de España y casi de Europa y lo peor es que nos la suda y seguimos vanagloriando el no dar un palo al agua. Que tenemos la economía más destrozada del estado. Que perdemos día a día el poco tejido industrial que había. Que tenemos el mayor índice de fracaso escolar, con un número creciente de catetos. Que tenemos una juventud desilusionada y falta de horizontes. Que tenemos corrupción enquistada en toda la sociedad andaluza, ya sea por acción o por omisión, desde los políticos hasta los que trabajan cobrando en dinero negro o aquellos que pasan media vida intentando que le den una paguita para no doblar el lomo. Que somos la tierra donde más se destruye el medio rural y agrícola.
¿Seguimos?. Pues vamos a seguir.
Somos la comunidad donde menos se lee y donde más telemierda se ve. Donde menos deporte se practica y donde la gente se cuida menos y hasta donde más gordos hay. Donde más servilismo existe y donde todavía se sigue lamiendo los dorados traseros de señoritos y terratenientes, a oligarcas pueblerinos de caballo y botas altas, con semblante chulesco y ruin. Donde en vez de avanzar hacia el mundo del siglo XXI, retrocedemos al mundo del XIX.

Pues no, no me da la gana de celebrar ni puta mierda del día de Andalucía y a ver si revienta más de uno o salimos de una vez de la puñetera caraja que tenemos encima y a ver si nos dejamos ya de tanto lloriqueo, yo el primero, y le echamos a la cosa los redaños que hacen falta.

Ala, ya me “quedao” mejor. A ver si ahora pongo algo de las campiñas, los verdes mares y los extensos olivares.

19 febrero 2012

CON MUCHA PLUMA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Es público y notorio que por estos andurriales de Dios siempre han germinado buenos escritores con los que deleitar nuestros ratos de lectura, pues desde Don Fernando Villalón a Julio Vélez pasando por Alberto Ulecia, Francisco Rivero o terminando por Juan José “El Charrito“ López, el blanco pliego se ha ido vistiendo elegantemente con la tinta del sentimiento moronorero.

Te cuento esto a colación de un descubrimiento con el que sin buscarlo me topé el otro día. Y es que recogiendo un panfletillo de los que cuentan los actos de jubileo del carnaval moronero, descubrí, una vez releído, unas letrillas de cuplé al tres por cuatro, firmadas por el mismísimo jefe del consistorio, sí, señor, de Don Juan Manuel (el gordito, claro, no el conde Lucanor). Y a mi corto entender de letrista, no me pareció mala la métrica ni el compás ni tampoco el mensaje animoso con que nos convida a reírnos de los achaques que nos asedian, en fin, que me pareció encontrar en esta faceta escondida del alcalde una buena pluma, que no debe confundirse (y esto lo digo para los malpensantes) con otras grandes plumas anteriores de otros ex alcaldes, que lo único que servían eran para tenernos en el candelero de los mas insignes y bochornosos programas del marujeo televisivo, o para nombrar a su “Incitatus” cónsul de urbanismo de estas tierras moroneras, o mas aun, para hacer la marca de donde tienes que depositar la comisión adjunta. Cosa que no creo que ocurra con el actual en cuestión, pues no me imagino al número uno de la alcaldía actual recibiendo trajes por favores, como sus colegas laborales valencianos, aunque la verdad sea dicha, es que vale mas barato regalarle el cortijo de Arenales que hacerle un buen traje a Juan Manuel.

Atentamente;

El Niño Gilena

08 febrero 2012

"CUANDO HUELE A TAGARNINA"

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Sí "señó", ya estamos de nuevo en el mes que a treinta no llega. La pregonera todavía en el campo espera bajo el relente que el escardillo vaya a arrancarla de su invernal morada, para que entre ajos, aceite, pan duro y pimentón se vista de gala para hacer los honores de traer la llave del carnaval allá por las esquinillas de los Caños de Aranda.

La Carrera se engalana con sus pocas fuerzas y menos ganas para recibir las voces acompasadas de moroneros y moroneras al compás del tres por cuatro, mientras se recuerda con nostalgia el sahumerio bendito de los potajes de Carmela. Los letristas afilan las espadas de sus plumas para sacar el jugo mas entrañable con el que sacarnos una sonrisa, robarnos una lágrima o pedirnos un ole. Las miserias se dejan a un lado mientras pitos, cajas y bombos se acompasan en amistad ante un plato de papas aliñadas, con lo mejor de esta tierra a la "entrá" de La Alameda.

El Rancho, El Pantano y Santa María vierten con alegría sus caldos de coplas para emborrachar a los paisanos de esa contagiosa algarabía que se lleva los problemas por unos días.
Pregoneros populares que con sus saetas laicas ponen en sus sitio al mas pintao por mucho poder, dinero o fuerza que interponga en el camino, con el valor del que mucho pierde si se calla tres verdades.

Color, sonido y copla para ajustar cuentas a un año que ya pasó con mas guantás que caricias, para ponernos durante una semana un arco iris de alegría que despeje los nubarrones que nos encapotan.

Por todo ello, desempolvo mi máscara y brindo de corazón por todos los que hacen esta semana grande donde Don carnal reina con alegría por las calles de mi pueblo.

Atentamente;

El Niño Gilena

03 febrero 2012

Del febrerillo carnavalero

Ya me he dado un paseo por la web carnavaldemoron, a ver como iba a ser la cosa carnavalera este año. Como bien saben aquellos que me conocen, la única forma de disfrutar de nuestro carnaval y de otras cosas de Morón es con "el interné", es lo que tiene vivir lejos de tu tierra.
Con alegría he podido comprobar que, entre comparsas y chirigotas, se juntan hasta quince grupos, algunos de ellos de largo recorrido carnavalero, llevando a la cabeza a gente muy buena, con luenga carrera entre letrillas, guitarra y caja.
Este año como otros, me detendré un momento y trasladaré mi mente a Morón para darme una vuelta, como si me estuviera moviendo entre el gentío y el bullicio, para poder llegar hasta las comparsas o chirigotas y oír así sus letras. Con la imaginación me pasearé por los Caños o por la Carrera, allí por la esquina de Retamares o en el Kiosco, siempre donde se oiga el repiqueteo de una caja, el titilar de una guitarra y el sentimiento de unas voces, que desgarrando sus gargantas, gritarán al viento las cosas de nuestro pueblo. Sacarán con gracia o con llanto lo mejor y peor de nosotros mismos, pues es el canto del carnavalero la voz de la conciencia, que callada todo el año, viene ahora por febrero a cantarnos las cuarenta y hasta las cincuenta.
Así, oyendo en mi corazón los versos de tan dignos poetas y mientras algún puchero anude mi garganta, se irá mi mente en paz paseando, dejando atrás las voces del gentío y las canciones, buscando el Sol de poniente, hacia la Alameda, a dar una vuelta por sus jardines, antes de estar de vuelta en la penumbra de mi hogar norteño, allí donde arrecia el frío invierno, allí donde me conforta y alivia el calor de aquellas que tanto quiero.

22 enero 2012

De cuando no había carril bici


Ya sé, que en en Morón, lo del carril bici es bastante nuevo y cualquiera diría, pues vaya este, si eso es de hace dos días. Pero con este título lo que quiero recordar es aquella época de mi infancia moronera en la que todos los niños y yo mismo, andábamos de aquí para allá con nuestras bicis, sin llevar rumbo fijo, pedaleándo por calles, barrios y campos, jugando a cualquier cosa sobre los ciclos o simplemente dando vueltas, soñando que ibas en una moto o a lomos de un caballo y eras Curro Jiménez o el Llanero Solitario.
La primera bici que entró en casa fue una de aquellas BH plegables de paseo, que primero fue de mis hermanas y luego pasó a ser heredada por mi. Recuerdo cómo aprendí a montar en aquel artilugio, primero con dos ruedas "shicas" y luego mi padre le quitó una y así hasta que ya no necesité ninguna, excepto las necesarias claro.
Como yo me crié en la Alameda, en los pisos de "Fahardo", tuve la ocasión de disfrutar de mi bici a diario, tanto por aceras y calles, como por caminos entre olivares y campos de pipitas. Cuantas veces recorrí el camino de la Alcoba hasta la vía del tren, esperando ver la máquina pasar, arrastrando los vagones cargados de piedras. Bajar por aquel carril que iba paralelo a la carretera del cementerio y luego se perdía entre olivos en busca de la Arcilla. Aventuras inolvidables con los amigos del barrio, cada uno en su ciclo, entre terronales y rastrojeras buscando horizontes, que aunque hoy parecen estar ahí al lado, a nosotros se nos antojaba lejanos y sin explorar.
Me viene a la memoria el año en que a mis amigos del bloque, "el Enriquito" y "al Juaquín", los hermanos Salas, los Reyes Magos les trajeron una bicicleta, una Mottoreta. Que bonita era, de color rojo, con ruedas gordas y asiento de moto. Como envidiaba aquella bici nueva y claro está, por mucho que les pedía una vueltecita, no había manera de catarla. Bueno yo seguía con mi BH plegable hasta que con el tiempo, a mi también me trajeron una bicicross. Sin embargo en los anales de mi memoria, guardo con especial cariño la bici de paseo, aquella que parecía estar pinchada la mayor parte del tiempo, obligándome a ir "an c'a Menacho" a comprar parches o cuando se podía, cámara nueva. Siempre queriendo ponerle unos banderines en la rueda delantera o unos mangos de escai con flecos, pero la economía no estaba para tonterías.
Con en el tiempo fue quedando relegada y olvidada en algún rincón, hasta que un día fue, sin duda, dirigida a la chatarra o cargada en el carro "del Campito", para no volver a saber de ella jamás, llendo a parar al mismo sitio donde fueron aquellas tardes de juegos y bicleta.