28 febrero 2013

28 de febrero

Perdón, había salido un momento, pero ya estoy aquí.
Hace ahora un año, como pasa el tiempo, escribí en este mural acerca de nuestra querida Andalucía y la celebración de su día y ahora vuelvo a hacerlo como no podía ser de otra forma en un día como hoy. La fecha y el gusanillo patrio lo requieren.
En aquel momento, el cabreo, la pena, la indignación y todas aquellas acepciones negativas que se te ocurran rondaban mi cabeza y lo que es peor mi corazón. No es que la cosa haya cambiado mucho si es que no ha ido a peor, pero no sé por qué, ahora me encuentro más relajado y hasta un poco indiferente, ya que me ronda la mente aquello de que “lo que no pue se, no pue se y además es imposible”. Eso no quita que por dentro me siga carcomiendo el mismo fuego que hace un año, pero ahora es diferente, no sé si me entienden.
Yo desde que era un adolescente he soñado con una Andalucía prospera, de pleno empleo y vida envidiable por otros pueblos. Sueño de una Andalucía libre y con esto quiero decir individual e independiente de una España que nos ha tratado desde siempre como el corral de señoritos, como patio de pandereta y guitarra. Claro que así nos va y culpa tiene el que pega, pero también el que se deja pegar.
De todas formas no quisiera meterme en asuntos de políticas ni gobiernos, hoy es un día que dedicaré al recuerdo y a pensar en todos aquellos que permanecen en el sur y son parte de mi vida. Pensaré en mis padres y hermanas, en mis amigos del alma, en toda mi gente moronera y andaluza.
Intentaré pasearme con el pensamiento, con los ojos entornados y mientras oigo buena música del sur, por campiñas de olivares y por serranías, por playas y dehesas.
Caminaré pausado por las calles de mi pueblo y me sentaré tranquilo en la carrera a escuchar el crotorar de las cigüeñas. Me escaparé sonriente entre el gentío de mis rincones sevillanos y volveré luego esperando encontrar el olor de las almazaras, de la tierra recién mojada por la tormenta y de los azahares de naranja amarga.

Y así espero quedarme dormido tranquilamente, mientras mis labios susurran un,
VIVA MI ANDALUCIA LIBRE.