24 agosto 2015

EL PAISA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien,  yo bien,  gracias a Dios.

Andaba yo esta mañana desayunándome una rebanada de pan de kilo tostadita con aceite verdoso y picón en el bar del Moral, entre los pagos del Pantano y el Rancho, cuando apareció ante mí una imagen que creíame yo que había sido devorada por el tiempo. Era la de un carrito de niño chico semi desmontado, con un cajón de pollos muertos de Tomas Guerrero por soporte y cargado de mil y un cachivaches de colores, baratijas, juegos de destornilladores, una linterna gorda de pilas y un transistor con cajita de cartón y, tirando de la singular carga se encontraba un moro de poblado bigote, nariz aguileña y cara curtida por los soles. Antes de poder salir de esta sorpresa, una cancioncilla salió de la boca de aquel hombre que me hizo retroceder a los albores de mi juventud, y es que con una mirada franca y una medio sonrisilla de lado, el personaje en cuestión se dirigió a mí con un “TODO BARATO PAISA”. Ante mi falta de reacción, el seguidor de Mahoma se acercó a mí viendo en mi estupefacción la posibilidad de endosarme alguno de los aparatejos con los que cargaba su improvisada tienda rodante. Después de mil y una insistencias y unos pocos de “dime que quere paisa”  el hijo de Alá se dio cuenta que no estaba yo por la labor de comprar nada y con un “hasta luego paisa” siguió empujando su improvisada tienda hasta otra mesa donde unos ya conocidos empezaron con él una animada charla.

Al pasar el rato y mientras veía perderse con paso cansino por la calle arriba al tendero magrebí me quedé reflexionando en una de las frases favoritas de mi padre:

Lo que hay que hacer pa comerse un “guevo” frito.

Atentamente;


El nilo gilena