26 junio 2012

CHUCHANGAS


Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Quiero contarte en el día de hoy lo que se me vino a la cabeza la otra tarde, mientras me encontraba con mi sobrina Isabel practicando el noble y barato arte del paseo. Pues resulta que ante la querencia de la pequeñaja por todo lo que venga colmado de azúcar, colorantes o conservantes, guió mis pasos a un kioskillo que hay en el corazón de La Alameda para satisfacer su gusto por las chuchangas, o como se diga hoy en dia.

Esto me hizo recordar aquellos puestecillos de mi niñez que, con nombres tan evocadores como Jeromo, Perfecta, Cati o Zaluita, hacían las delicias de todo gourmet aficionado a las chucherías.

Empecé a recordar aquellos chicles bazoca con sabor a sandía que hacían las delicias de cualquier niño, los refrescos de naranja, las patatas Risi, los arozus de El Gato, las pipas Facundo, los paquetitos de potajes, los caramelos Fumador, los polos flag o la delicia de los polos hechos por ellos mismos, aquellos que se sacaban del vasito frotando con las manos como si estuvieras pidiendo un deseo a la lámpara de Aladino. Recuerdo también cuando aquellos puestecillos hacían de pequeña tienda de juguetes de entretiempo, pudiendo comprar en ellos desde un trompo a un paquete de vaqueritos o un soldado con su paracaídas y todo mientras alguna niña te metía prisa para poder adquirir un recortable o cromos a 3 pesetas. Quién puede olvidar los paquetitos de estampitas, los balones de plástico, las barajitas de cartas pequeñas o los petardos verdes y colorados (que explotaban mas). Algunos, por expandir mas sus mercaderías, se atrevían con los TBO, los Tio Vivos y los Jabatos a color. 

En fin, todo un supermercado del placer para un pequeñajo que con un duro en la mano analizaba su gasto ante la sempiterna impaciencia de un tendero que, casi sin horario ni festividad, intentaba incrementar su renta a costa de la salud dental del cliente.

Atentamente;

El niño Gilena

21 junio 2012

Para mi pequeña Daia


Veo en tu pelo los trigos de las campiñas
Y florecen rojas amapolas que se mecen en tus mejillas.
Tus ojos encierran todo el mar de Andalucía,
De Isla a Vera y de Gata a Punta Umbría,
Deslumbrando destellos tu mirada de Guadalquivir y Guadiana.

Es tu voz brisa de marisma, dehesa y serranía,
De jara, romero y salina.
Me regalas cada día con reflejos de la tierra mía,
Sevilla, Granada o Córdoba,
Mezquita, Alhambra y Giralda.

Te soñé Daia, siendo novia del mar en la Caleta
Y riendo con una mascara de carnaval en la Viña.
Envuelta de volantes bailabas con Triana
Y descansaste la tarde en Santa Cruz.
Entre murmullo de olas paseabas por la orilla,
De Sanlucar a la Antilla, siempre mirando la mar.
Y al fin, te quedabas dormida entre Sierra Morena y Cazorla,
Entre Zahara, Grazalema y Ronda.

Ya sé, niña mía, que corren por tus venas Jotas, Zorzikos y Ausrreskus,
Tamboriles y gaitas.
Pero siento en lo más profundo de mi alma
Que tu corazón late con son de guitarra,
Sevillanas, tanguillos y fandangos,
Verdiales, romeras y alegrías.

Quién pudiera querida mía,
Soñar siempre la mirada de tu infancia,
Despertando la luz de las mañanas, con la sonrisa de tu alegría.