Veo en tu pelo los trigos de las
campiñas
Y florecen rojas amapolas que se mecen
en tus mejillas.
Tus ojos encierran todo el mar de
Andalucía,
De Isla a Vera y de Gata a Punta
Umbría,
Deslumbrando destellos tu mirada de
Guadalquivir y Guadiana.
Es tu voz brisa de marisma, dehesa y
serranía,
De jara, romero y salina.
Me regalas cada día con reflejos de la
tierra mía,
Sevilla, Granada o Córdoba,
Mezquita, Alhambra y Giralda.
Te soñé Daia, siendo novia del mar en
la Caleta
Y riendo con una mascara de carnaval en
la Viña.
Envuelta de volantes bailabas con
Triana
Y descansaste la tarde en Santa Cruz.
Entre murmullo de olas paseabas por la
orilla,
De Sanlucar a la Antilla, siempre
mirando la mar.
Y al fin, te quedabas dormida entre
Sierra Morena y Cazorla,
Entre Zahara, Grazalema y Ronda.
Ya sé, niña mía, que corren por tus
venas Jotas, Zorzikos y Ausrreskus,
Tamboriles y gaitas.
Pero siento en lo más profundo de mi
alma
Que tu corazón late con son de
guitarra,
Sevillanas, tanguillos y fandangos,
Verdiales, romeras y alegrías.
Quién pudiera querida mía,
Soñar siempre la mirada de tu
infancia,
Despertando la luz de las mañanas, con
la sonrisa de tu alegría.
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