Estimado pueblo,
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien gracias a Dios.
Hoy te escribo para contarte que me han venido a la memoria no imagenes ni personas ni colores ni formas sino ecos que llevan intrinsecos todo lo anterior, me explico:
En días como el de hoy, otoñales y de natural lluvioso, gusto de darme un paseito cerca de donde actualmente tengo mi residencia, y yendo yo distraido en mis cavilaciones, llegó a mis oídos un eco otoñal que trájome muchos recuerdos: !CASTAÑAS CALIENTES!. En ese momento vinieron a mi memoria sin ser visto por mis ojos montoncillos de carbón, cartuchitos de papel, nubecillas de humo pesado y la voz de !A veinte duros el cartuchito niña!.
A la vuelta para mi casa empecé a pensar cuantas de esas voces que en otros tiempos oíamos por tus calles se perdieron de la vista pero no de la memoria de tus gentes, déjame recordarte algunas:
De las tardes de verano y marcando la hora de término de la siesta, el alegre ! FRESCOS Y GORDOS LOS LLEVO !
De los mediados de Mayo, el !NIÑA CARACOLES!
De cuando llegan las lluvias, el !ESPARRAGOS Y TAGARNINAS!
De los días de diario, el necesario !LECHERO! y no menos !PANAERO!
De cuando apretaba el frio, uno peculiar: !OOOOOOOOOOOO! (El tío del cisco)
De lunes a viernes, !IGUALES PARA HOY!
De vez en cuando, !SE COMPRAN LOS CORCHONES DE LANA VIEJA!
De Pascuas a Reyes, !DEL DURO, DEL BLANDO, DE JIJONA, DE CHOCOLATE!.
En fin popurri de ecos que formaban parte de la musiquilla popular de tus barrios y calles y como te dije antes, aunque sea difícil verlas con los ojos si están gravadas en mi corazón.
Atentamente;
EL Niño Gilena
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