Amigo mío, que en buena hora fuiste
Escucha las pobres palabras,
Que ahora vengo a decirte.
Son breves y parcas, incluso vacías y malas
En algo ofendí a las musas y ahora no me amparan
Tiempo ha me abandonaron y de letras me despojaron
Y aunque mi alma busca desesperada
Mi mano de pluma quedó truncada.
Por eso de algún cantar la forma he copiado
Para cantarte una pena que mi corazón ha quebrado.
Tal como Mio Cid dejo Castilla un día,
Así salí yo, de mi querida Andalucía.
No iba rico ni alegre, ni grandes cosas esperaba,
Que marche sin dineros y hasta poca ropa llevaba
Ningún rey ni señor al destierro me lanzó,
Que fui yo mismo quien se impuso tal razón,
Por no haber sido constante ni luchador
Y si demasiado inseguro y soñador.
De mi pueblo no supe sacar ganancia
Seguramente por mi debilidad e ignorancia.
De lo que luego ocurrió,
No hacen falta prosas ni versos,
Pues ya todo el mundo conoció
De quienes mis anhelos quedaron presos.
A lejanas tierras para aposentarme llegué,
Frías tierras del norte donde familia y hacienda formé.
Pero buena parte de mí, bien lo sabes tú,
Ronda pueblos, valles y montes del Sur,
Y por eso me duele tanto
La decadencia de aquello que amo.
Decadencia de un pueblo grande,
De glorioso pasado y pobre presente.
Agobiado por desgobiernos,
Incultos caciques de Ayuntamiento.
Políticos obsoletos, que desagravian sin miramiento
Y expoliando aquello que quiero.
Y he aquí en breves palabras, vanas y atropelladas
Una gesta de pena, para ti frugalmente cantada
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