09 septiembre 2025

" SE VENDE "

 


           

Estimado pueblo.

Espero que al recibir la presente te encuentres mejor. Yo voy tirando.


El pueblo “SE VENDE” se está quedando sin gente como un cántaro agrietado que pierde agua poco a poco, sin que nadie lo remedie. Cada año cierra una tienda, un cierro se apaga, una calle se queda sin niños. Lo que fue jaleo es ahora eco, y el eco, a veces, ni responde.

Las aceras se llenan de polvo, bolsas volanderas, cáscaras que nadie barre. El ayuntamiento pinta una fachada, cambia un banco, planta alguna flor, pero el abandono no se disimula con maquillaje. La vida, cuando se marcha, deja siempre carriles de tristeza.

Las tiendas, antes pulso y tensión del pueblo, bajan las persianas para no volver a subirlas. La panadería donde olía a madrugada, la ferretería donde se pedía un tornillo suelto, la tienda de la esquina que fiaba sin preguntar mucho. Todo eso ya es recuerdo, y los recuerdos no dan de comer.

La plaza del ayuntamiento, centro en un tiempo de todo, tiene ahora más palomos que vecinos. El bar aguanta, a medio gas, sirviendo cafés malos y conversaciones cortas.  el cartero ya no conoce a los vecinos, los zapateros no remiendan botines, ni el losada da la hora correcta.

Y, sin embargo, bajo este silencio, aún late una dignidad antigua: el azulejo de las 7 revueltas, la fuente de la carrera que gotea, las buganvillas del polvorón que se empeñan en florecer. Como si el pueblo quisiera decirnos que no está muerto del todo, que solo duerme, esperando manos que lo cuiden, voces que lo llenen, escobas que lo barran, y risas que lo arrullen.

Pero la pregunta flota como un aire pesado: ¿quién volverá a un lugar donde ya no quedan tiendas, ni calles limpias, ni promesa de futuro?

Quien volverá a un pueblo que “SE VENDE”.

Atentamente:

El niño Gilena

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