17 abril 2011

TIEMPO DE CUERNOS


Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Cuando ese olorcillo, mitad canela mitad limón, perfuma el paseo de La Carrera y, al levantar la vista, te das cuenta del parto de los naranjos amargos, que jalonan la calle y alfombran el suelo, cuando los canarios se encolleran en sus nidos, cuando desde la puerta del bar Alemán se huele a incienso de Cristo de Burgos, cuando el sol empieza a madrugar y la luna se vuelve trasnochadora, cuando revientan los claveles colgantes de los balcones, cuando los abanicos de colores de las malvas nos regalan mil y una banderas y gallardetes, cuando el trigo se bambolea en los cortijos, mecidos por solaneras, cuando los jaramagos reinan en las cunetas, cuando se preparan fajas y costales, cuando las torrijas y pestiños llenan escaparates confiteros, cuando las papas con bacalao reinan en los viernes de la semana, cuando las mocitas acortan faldas y ensanchan escotes, cuando se quitan manchones de cera de túnicas y capirotes, cuando se planchan trajes de comunión, cuando las cigüeñas terminan sus nidos y claquean su cariño desde torres y campanarios, entonces y solo entonces el caviar del jornalero o las cañaillas del pobre inician su reinado en bares, tascas y tabernas, con sabor de cardanchera y caldo de aguamanil, picantes como las palabras de una suegra y calientes como las alpargatas de un calero, son la tarjeta de presentación para el inicio de cualquier reunión, tertulia o compadreo, alrededor de esa terna de cuernos que todo el mundo torea con mas o menos gracia para sacar los pañuelos en las ganaderías, donde el mayoral ha sabido darle el punto a la muñequilla o se pide la vuelta a los corrales de mansos en el picor y cobardes en el asome del burladero de su concha.

Atentamente

El niño Gilena

No hay comentarios:

Publicar un comentario