Ya me he dado un paseo por la web carnavaldemoron, a ver como iba a ser la cosa carnavalera este año. Como bien saben aquellos que me conocen, la única forma de disfrutar de nuestro carnaval y de otras cosas de Morón es con "el interné", es lo que tiene vivir lejos de tu tierra.
Con alegría he podido comprobar que, entre comparsas y chirigotas, se juntan hasta quince grupos, algunos de ellos de largo recorrido carnavalero, llevando a la cabeza a gente muy buena, con luenga carrera entre letrillas, guitarra y caja.
Este año como otros, me detendré un momento y trasladaré mi mente a Morón para darme una vuelta, como si me estuviera moviendo entre el gentío y el bullicio, para poder llegar hasta las comparsas o chirigotas y oír así sus letras. Con la imaginación me pasearé por los Caños o por la Carrera, allí por la esquina de Retamares o en el Kiosco, siempre donde se oiga el repiqueteo de una caja, el titilar de una guitarra y el sentimiento de unas voces, que desgarrando sus gargantas, gritarán al viento las cosas de nuestro pueblo. Sacarán con gracia o con llanto lo mejor y peor de nosotros mismos, pues es el canto del carnavalero la voz de la conciencia, que callada todo el año, viene ahora por febrero a cantarnos las cuarenta y hasta las cincuenta.
Así, oyendo en mi corazón los versos de tan dignos poetas y mientras algún puchero anude mi garganta, se irá mi mente en paz paseando, dejando atrás las voces del gentío y las canciones, buscando el Sol de poniente, hacia la Alameda, a dar una vuelta por sus jardines, antes de estar de vuelta en la penumbra de mi hogar norteño, allí donde arrecia el frío invierno, allí donde me conforta y alivia el calor de aquellas que tanto quiero.
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