Estimado Pueblo:
Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.
Te traigo hoy otro personaje para dejarlo impreso en la piedra de la memoria, ya que por sus cualidades o por la falta de las mismas, quedará marcado en el cuadro de esos paisanos que, sin ser ilustres o mereciéndolo, pasan por la historia de tus calles.
Con el nombre del Cristo de los gitanos fue bautizado no a más de cuarenta almanaques de distancia. Moronero de nacimiento, pantanero de corazón y gaditano de devoción, la mengua que la naturaleza le dio en los andares queda suplida por la alegría y amistad que rebosan por todo su cuerpo. Heredero del templo de las pavías de pescada y el queso añejo y picante, gusta de la conversación y el saludo de cualquier parroquiano que desee pasarse por esa institución del compadreo llamada "Rayo X". Caleidoscopio en la alegría, ya sea vestido de Baltasar, chirigoteando al tres por cuatro, o buscando su cita con la merienda en las pastelerías de la calle Nueva. Enamorado como ninguno de su "tacita de plata", sueña con ojos abiertos con una mezcla de Alameda y Malecón, de castillo y barrio la Viña, de Mentidero y San Miguel, de plaza de Flores y Siete Revueltas. Personaje que podría enclavarse en cualquier novela, desde las de don Miguel el de Lepanto a las de Charrito de la calle Nueva.
En fin, buena gente y de buen corazón de las que pocas quedan. Por todo ello y mas que me callo, sirvan estas letras para homenajear a un gran moronero: MANOLITO EL DEL RAYO X.
Atentamente;
El niño Gilena
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