Estimado Pueblo:
Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.
Ante el desconsuelo festero de los días sin procesiones, derivado del mucho llover por joder, el personal, aunque menguado de dineros, estaba deseoso de compadrear entre vinos, cervezas y tapas. Y qué mejor ocasión que la de reunirse en La Alameda, en esas dos carpas parecidas al circo Bordini, donde este pasado fin de semana hemos tenido de todo, desde un cocinero coripeño, recordándonos la cocina de nuestras abuelas, a un concierto de los stradivarius de las dehesas, dirigido por la sabia batuta del niño del Mili. ¡Ojú, qué arte!. Eso sí, sin la presencia de equinos, de esos de los que gustaba el antiguo alcaide y su cohorte, con lo que con menos zotal, sin la caseta de ganaeros y con algún chaparrón que otro, creo que los paisanos hemos podido disfrutar por algo menos de dineros que lo que costaba la antigua feria morillista, de manjares y viandas y algún ratito de risas.
Quiero felicitar desde aquí al niño de Eduardo por el galardón de "cuchara de palo", merecido a entender de mis papilas por ese menudo de choco que desde luego sabía a gloria, bueno, a gloria con un regusto añejo a plaza de abastos. También a los del Mentidero, por esos buñuelillos de bacalao con bacalao, que eso sí que es difícil hoy en día. Y, en general, a todos los que nos han regalado un fin de semana de tapas, charla y tinto. Y es que yo ya me lo veía venir, con lo que le gusta al Rodri el tinto y al Juanma la comía, ¿cómo iba a salir malamente una feria de la tapa?.
Atentamente;
El Niño Gilena
No hay comentarios:
Publicar un comentario