No sé si en Morón, ahora que el calor aprieta, los abuelos, los señores mayores, siguen utilizando guayabera, como se solía antaño. Como no estoy por mi pueblo, no puedo ver a los mayores pasear por la mañana a la sombra en los Palomitos o dirigirse con paso tranquilo, siempre al resguardo de la sombra, hacia las tertulias de peñas y cafés o simplemente a hacer algún "mandaillo". Pero sí que los tengo en mi recuerdo y siempre los veo, en el trasiego de las mañanas del estío, luciendo guayabera fresquita, recién planchada e impecable, de manga corta o larga con puño vuelto.
Tengo en el recuerdo infantil a mi abuelo Currito, sentado a la puerta de casa, recién lavado y despejado de siesta, vestido con guayabera y gorra campera fina. Allí sentado, en la terraza que daba acceso a la casa, veía el subir y bajar de la gente, calle Fray Diego arriba, calle Fray Diego abajo, con saludo de rigor, por supuesto:
-"Adió" Currito.
-"Condió" niña.
-Vaya "caló" que está haciendo hoy.
-"Habé ci refresca".
-"Habé, eha Condió".
Mi abuelo vivía allí, más arriba de los grupos, en una pequeña casa que tenía la puerta de entrada más elevada que la calle y formaba así una pequeña terraza.
Solía ir yo con mi padre, a pasar un rato por la tarde y mientras ellos hablaban de sus cosas yo jugaba en los altos escalones o me iba al "corrá", a explorar entre cacharros viejos, muebles olvidades y rincones con olor a Zotal.
Por eso, siempre que pienso en nuestros abuelos, los veo de guayabera, blanca, celestita o beig clarito, de "anc'a Antoñito" o "anc'a Yuste", con boton negro de luto o sin él.
Es prenda esta que me place y que se va perdiendo en pos de otras más a la moda y más impersonales, qué poco me evocan ni me dicen nada.
Querido primo no sabes como me has hecho recordar al abuelo Curro. Si todavia algunos llevan guayaberas como mi padre por ejemplo. Mi madre se ha emocionado. No sabia de tu blog. Ya lo tengo en favoritos
ResponderEliminarCristina