18 noviembre 2025

UN OTOÑO INCOMPLETO

 

Estimado Pueblo.

Espero que al recibir la presente estes mejor, yo mojado como toca.

 

A pesar de que el otoño ha llegado al fin con sus lluvias finas, que caen como un repiqueteo persistente sobre las tejas, y con esa bajada de temperaturas que invita al calentador de cisco picón, sigo sintiendo que algo falta en el aire. Camino despacio por la plaza de la Carrera, donde las hojas ocres se arremolinan en un baile tímido, y, sin embargo, la otoñada parece incompleta, como si le hubieran arrebatado una nota esencial a su partitura.

Echo de menos la humareda del tío de las castañas, ese penacho gris y tibio que ascendía desde su hornillo de carbón y se mezclaba con el aliento del pueblo. Su lumbre, siempre viva, chisporroteaba con una alegría discreta, como si guardara dentro el secreto del fuego primitivo. El puesto improvisado ,una mesa vieja, un tejadillo de lona, las castañas abiertas como flores tostadas, tenía un alma sencilla que abrazaba a los moreneros sin decir palabra.

Recuerdo la cola de niños y abuelos que se formaba cada tarde, serpenteando entre los adoquines húmedos. Los chiquillos, con las manos frías escondidas en los bolsillos, saltaban impacientes esperando su cucurucho de estraza caliente; los abuelos, con la calma de quien ha visto pasar muchos otoños, miraban el humo con una nostalgia callada, como quien conversa con un recuerdo querido. Y en medio de todos, el tío de las castañas, con su gesto amable y su oficio antiguo, repartía no solo un manjar sencillo, sino un trozo de historia.

Ahora, sin su lumbre ni su presencia, la plaza parece más grande y más sola. La lluvia cae igual, el frío es el mismo, las hojas siguen su baile, pero hay un vacío que no se llena. Falta esa columna de humo que dibujaba un punto de encuentro; falta el olor a castañas recién asadas que templaba la tarde; falta la pequeña ceremonia de esperar, de recibir, de compartir el calor entre dedos “arrecíos”.

Y yo, al pasar por la plaza de la Carrera, siento que este otoño, aunque hermoso, aunque pleno, no termina de arder en el corazón como aquellos de antes. Falta el tío de las castañas para que la estación siga siendo verdad.

 

Atentamente;

El niño Gilena.


No hay comentarios:

Publicar un comentario