Estimado pueblo:
Espero que al recibir la presente te encuentres bien yo bien gracias a Dios.
Hoy tarde de domingo actual y te digo domingo actual porque siendo por este tiempo sinónimo de antesala de ardua semana de trabajos, fatigas y quehaceres, difiere en suma de aquellas tardes de antaño. Sí, aquellas tardes en la que después del almuerzo y habiendo recibido los tres duros que mi padre me daba y juntados estos con los dos de mi abuela, me preparaba para uno de mis entretenimientos: EL CINE. Porque el cine no se refería sólo a la proyección sino a toda una liturgia de acontecimientos que te explico a continuación:
A las tres y media mi madre me daba un repaso toalla en mano a cara, orejas y cuello, remetiame los jarapos, peinábame de rallita al lado y poníame unas gotitas de colonia de bote de a litro, que dispensaba en un pulverizador de plástico como los de matá a las moscas. Sobre las cuatro y armado con mis cinco duros y las botitas gorila de los domingos, disponiame a marchar para si no conocia que ponian, tener el suficiente tiempo para elegir entre la grandeza del Teatro Central, o la coqueteria del Cine Oriente.
Sobre las cuatro y cuarto pasaba por el puestos de la Perfecta, parada obligada para comprar el arazu del gato, el paquetito de pipas y el chicle de bazoca (un duro menos). A las cuatro y media ya estaba yo frente al Teatro Central y en un cartel pintado y junto a 8 fotos de la película EL LUCHADOR MANCO ¡fantastico de Karate¡, de las que a mi me gustan. Pero no resuelta mi curiosidad, dirigiame hacia el Cine Oriente, vaya yo a perderme una peli mejor...A ver, a ver... EL ZORRO VAQUERO, "ozu" "po" tambien me gusta. Pero hoy toca Karate, asi que dispuesto a pasar la tarde entre patadas, puñetazos y entrenamientos imberosímiles retornaba sobre mis pasos para empezar otra difícil elección.
PATIO DE BUTACAS: 15 PTAS
PLATEA (por el vulgo llamada gallinero ): 10 PTAS
Mejor desde arriba, así los castilleros no pueden tirarme gargajos y el durito que me ahorro me lo gasto en mi ludópata manía de meter en el tío de la reolina que, aunque nunca me tocó nada, daba emocion al preestreno. Tambien podria haberme gastao el duro en comprar alguna chuchanga a los hermanos gordos de las cestas, pero por ser los dos de genética "saboría" y siempre metiéndote prisa decidía pobrar suerte con la rueda de puntillitas.
Una vez dentro, siempre tentaba la intencion de pasar esa prueba de hombria de la que tanto se banagloriaban los niños y que producia la injundia del acomodador: Tocar el piano. Pero como soy de natural cobardón tampoco me decidí nunca.
Dos horas mas tardes y despues de pitos al malo y aplausos al bueno, saliamos en tropel imitando saltos imposibles, patadas mortales y haciendo un silvidito con la lengua siempre que dabamos una "guantá" sziu...sziu...sziu.
Como en este pasatiempo domingero siempre fuy de natural ahorrador me sobraba un durito para, con la enviadia de muchos y el medrar de alguno, que siempre una chupadita pedía, gastármelo en un cucuruchito de chocolate de una bola en la heladeria la Playa, que esto daba derecho hasta de pedir un vaso de agua, ya que seguramente a esa refunfuñante señora Italiana costábale harto caro el líquido elemento, pues jamas vi dar agua al sediento sin comprar nada por mucho que en la Biblia lo diga. Y bien, una vez devorado el fresco manjar regresaba a mi casa y no pensando en lo que me deparaba la semana, no, sino en el trailer que pusieron para la película siguiente: LATIGO NEGRO, con lo que ya tenía emoción para toda la semana y esperaba con enfasís la llegada de otra tarde de domingo.
Atentamente;
El niño Gilena
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