Hoy, repasando las cartas de mi amigo, “el niño Gilena”, fui a dar con los recuerdos del paladar, donde con gracia y soltura relata sus ágapes itinerantes por los caminos tasqueros de Morón.
Recordar las cosas de Morón y no hablar de sus bares y tascas, sería perder parte de nosotros mismos.
Al hilo de esto, te cuento, como hacía yo mi particular ronda de tasca, que fue siempre acompañado o buscando a mi padre, el cuál desde que tengo uso de razón fue fiel peregrino de esos caminos y frecuentó los rutinarios senderos de la fe a Dionisos.
Así acompañaba yo a mi padre con bastante frecuencia. La primera parada, solía ser el más cercano, el bar Stop. Recuerdo de mi época de infancia, que la calle aún estaba sin asfaltar y el amarillo albero daba color a las tardes de verano, cuando “Manolo el del bar” salía con una manguera a dar un “regaito” y colocar las mesas, esas mismas mesas donde al venir el frescor de la noche, los parroquianos vendrían a degustar la escueta carta, de la que eran reinas la pavía de pescada y gamba, el pepito, los huevos con mahonesa, los huevos con anchoa y los caracoles.
Como mi padre no fue nunca de mucho comer, se solazaba simplemente con un vaso de “vallejo” mientras yo tomaba mi Mirinda y la bolsa de “papas” La Bandera.
Luego, solía mi padre seguir la derrota de Cocheras Reunidas, hacia el bar Sierra, donde recalaba artillado aún de dineros, por lo que era frecuente que me pidiera un platito de menudo, qué era entonces como ahora, una de mis pasiones gastronómicas y aun tengo en mi paladar aquel gustillo picante.
Con semblante alegre mi padre y con gustillo picantón yo, enfilábamos luego la calle Perez Cerralbo, abarloados a la sombra de la Jumbo si el sol castigaba y buscando recalar en el quiosco Albarreal, qué por aquella época su propietario era Albarreal. Allí dejaba a mi padre en su tertulia de vallejo, tomate con sal y olor a celtas, mientras yo jugaba en la gran terraza, rodeada de balaustres y parterres.
Muchos otros bares visité con mi padre, incluso luego, cuando ya no iba a su zaga o de la mano, sino cuando ya me hablaba como a uno más de la tertulia.
Ahora la lejanía que el tiempo nos arroja como una pesada piedra y la distancia que la vida provoca, evocan en mí aromas y sabores, olores de tasca de vino viejo y guisos caseros, luz de atardeceres cálidos en los rumbos perdidos de tus calles, puertos de tertulia y amistad que son tus bares.
30 marzo 2010
25 marzo 2010
Semana Santa
Estimado Pueblo:
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
-¡Niño, ponte los calcetines nuevos que el que no estrena en domingo de Ramos…¡
Querido pueblo, así empezaba la Semana Santa en mi casa. Siempre de la misma manera, estrenando un pantalón los años que fue bueno y un par de calcetines los que no tanto.
Todo eso era la previa de escuchar a la banda de cornetas y tambores de los Salesianos, hacer de estandarte para la primera cofradía o, como se dice aquí, procesión que se asomaba a tus calles, La Borriquita, pues nunca me ha gustado conocer el pomposo y rimbombante nombre con los que los muy cofrades llaman a sus hermandades. Prefiero ese fervor popular, esos niños con palmas y caras descubiertas que, de la mano de sus padres por su extrema pequeñez, acompañan al que en vez de entrar en Jerusalén sale de la Iglesia que la Marquesa de Sales tuvo a bien donar a ésta, tu villa.
Llega la tarde y con ella unos nazarenos de blanco inmaculado preceden a un cautivo y resignado Cristo que, visto desde la distancia por su madre encarnada en la palabra más corta y bonita de nuestra lengua: “PAZ”, se resigna al destino que viene presto.
Lunes, la hoy rica y distante de la antigua Hermandad del Calvario pone en tus calles ese gran barco de misterio colmado de figuras en la representación del sacrificio realizado por un buen hombre, el cual es observado por su madre en la distancia, portadora del “MAYOR DOLOR”, la pérdida del más querido.
Martes, llega la seriedad, y cargado en hombros de nazarenos sin capirote, la Buena Muerte después del suplicio es mostrada ante el recogimiento de tus parroquianos. Atrás, entre medios silencios de músicas de capilla, es seguido con “AMARGURA” y el dolor de quien sabe no volverá a ver con vida a su hijo.
Miércoles santo, sin saber cómo ni porque la historia da atrás un paso y ante algo tan arraigado en nuestra tierra como un olivo, un Cristo en recogimiento medita y ora el porqué de su destino mientras, como cada año, se cumple el milagro de si saldrá sin rozar en el dintel de la pequeña puerta la alegre Virgen del “LORETO”, escoltada por el fervor de las gentes de San Francisco.
Jueves tarde y el cachorro moronés asoma su último suspiro a los congregados en la Iglesia de la Compañía. Detrás, la verde “ESPERANZA” encarnada en gloria suspira por un hijo perdido y llora la amarga escena que le precede.
Madrugada, ya se abre la puerta, ya está la sombra en el penitente limón que, como cada año, espera al Señor de Morón. Subirá la amarga cuesta una vez más mientras la luna en el castillo, cual saetera eterna, lo guiará como faro distante en el balcón de su pueblo. En la distancia, los “DOLORES” de pena encarnada en madre y acompañada en esta mala hora por un Juan que, señalando, indica la pena de su dolor.
Viernes Tarde, Blanco de pura muerte y en la urna recogido es mostrado a los presentes entre dolor y recogimiento. Las”ANGUSTIAS” de ver en su regazo muerto aquel que un día parió, es compartida por las Hermanas de la Cruz que, desde sus celosías, rezan con fervor por su Cristo yacente.
“SOLEDAD”, soledad de último día, soledad de pena y ternura, soledad de paso lento, soledad de mirar atrás, soledad de Virgen María, soledad, solo soledad.
Domingo de Resurrección, solo queda la cera en los lomos de la calle nueva, solo queda el recuerdo de chicotás y mecías. Solo quedan los ecos de cornetas y tambores y un niño que juega en un banco de La Carrera con una bola de cera derretida.
Todo empieza y todo acaba y después de esta gloriosa representación de belleza, música, olores y colores, el hermano en cofradía vuelve a ser primo lejano, el capataz de paso retorna a manijero sin fortuna, la mujer fervorosa de mantilla guarda su limosna en faltriquera que no saldrá hasta el año próximo y la que alumbra por promesa seguirá rezando a ese Cristo o a su madre por mejorar al nieto o marido mientras guarda su blanca vela en el cajón de la cómoda.
Atentamente;
El niño Gilena
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
-¡Niño, ponte los calcetines nuevos que el que no estrena en domingo de Ramos…¡
Querido pueblo, así empezaba la Semana Santa en mi casa. Siempre de la misma manera, estrenando un pantalón los años que fue bueno y un par de calcetines los que no tanto.
Todo eso era la previa de escuchar a la banda de cornetas y tambores de los Salesianos, hacer de estandarte para la primera cofradía o, como se dice aquí, procesión que se asomaba a tus calles, La Borriquita, pues nunca me ha gustado conocer el pomposo y rimbombante nombre con los que los muy cofrades llaman a sus hermandades. Prefiero ese fervor popular, esos niños con palmas y caras descubiertas que, de la mano de sus padres por su extrema pequeñez, acompañan al que en vez de entrar en Jerusalén sale de la Iglesia que la Marquesa de Sales tuvo a bien donar a ésta, tu villa.
Llega la tarde y con ella unos nazarenos de blanco inmaculado preceden a un cautivo y resignado Cristo que, visto desde la distancia por su madre encarnada en la palabra más corta y bonita de nuestra lengua: “PAZ”, se resigna al destino que viene presto.
Lunes, la hoy rica y distante de la antigua Hermandad del Calvario pone en tus calles ese gran barco de misterio colmado de figuras en la representación del sacrificio realizado por un buen hombre, el cual es observado por su madre en la distancia, portadora del “MAYOR DOLOR”, la pérdida del más querido.
Martes, llega la seriedad, y cargado en hombros de nazarenos sin capirote, la Buena Muerte después del suplicio es mostrada ante el recogimiento de tus parroquianos. Atrás, entre medios silencios de músicas de capilla, es seguido con “AMARGURA” y el dolor de quien sabe no volverá a ver con vida a su hijo.
Miércoles santo, sin saber cómo ni porque la historia da atrás un paso y ante algo tan arraigado en nuestra tierra como un olivo, un Cristo en recogimiento medita y ora el porqué de su destino mientras, como cada año, se cumple el milagro de si saldrá sin rozar en el dintel de la pequeña puerta la alegre Virgen del “LORETO”, escoltada por el fervor de las gentes de San Francisco.
Jueves tarde y el cachorro moronés asoma su último suspiro a los congregados en la Iglesia de la Compañía. Detrás, la verde “ESPERANZA” encarnada en gloria suspira por un hijo perdido y llora la amarga escena que le precede.
Madrugada, ya se abre la puerta, ya está la sombra en el penitente limón que, como cada año, espera al Señor de Morón. Subirá la amarga cuesta una vez más mientras la luna en el castillo, cual saetera eterna, lo guiará como faro distante en el balcón de su pueblo. En la distancia, los “DOLORES” de pena encarnada en madre y acompañada en esta mala hora por un Juan que, señalando, indica la pena de su dolor.
Viernes Tarde, Blanco de pura muerte y en la urna recogido es mostrado a los presentes entre dolor y recogimiento. Las”ANGUSTIAS” de ver en su regazo muerto aquel que un día parió, es compartida por las Hermanas de la Cruz que, desde sus celosías, rezan con fervor por su Cristo yacente.
“SOLEDAD”, soledad de último día, soledad de pena y ternura, soledad de paso lento, soledad de mirar atrás, soledad de Virgen María, soledad, solo soledad.
Domingo de Resurrección, solo queda la cera en los lomos de la calle nueva, solo queda el recuerdo de chicotás y mecías. Solo quedan los ecos de cornetas y tambores y un niño que juega en un banco de La Carrera con una bola de cera derretida.
Todo empieza y todo acaba y después de esta gloriosa representación de belleza, música, olores y colores, el hermano en cofradía vuelve a ser primo lejano, el capataz de paso retorna a manijero sin fortuna, la mujer fervorosa de mantilla guarda su limosna en faltriquera que no saldrá hasta el año próximo y la que alumbra por promesa seguirá rezando a ese Cristo o a su madre por mejorar al nieto o marido mientras guarda su blanca vela en el cajón de la cómoda.
Atentamente;
El niño Gilena
De ovnis, fantasmas y otros cuentos.
Cuando cae la noche y el reino de las sombras impera por campos y poblados, es el momento para los seres oscuros.
Así podría comenzar cualquier historia de terror o cuento de aparecidos, tan del gusto de las gentes del sur, por ser de natural apasionado, aunque hoy día lo tengamos tan olvidado y desacreditado. Pero desde siempre nuestra tierra ha sido rica en leyendas, lo llevamos en la sangre, fruto de la mixtura de mil culturas.
Y a mi, como no podía ser de otra forma, siempre me han gustado e incluso apasionado, desde que era crío.
Entre mis mejores recuerdos de la niñez, están aquellas noches de verano, tumbado en la cama, al fresco de la ventana abierta, oyendo en mi radiocasette, los programas de misterio de Antonio José Alés, contando aquellas historias de ovnis, aparecidos o endemoniados, qué me hacían dormir con un ojo abierto y otro cerrado. Luego al día siguiente, salía por ahí, por los campos de Morón, con la bicicleta, a buscar huellas de platillos volantes o viejos cortijos abandonados, cargados de fantasías y aventuras. En definitiva, buscando sueños de niño.
Más tarde y gracias a la diosa del destino, mi camino se cruzó con el camino de los que hoy son mis amigos y en especial con el Niño Gilena, con los que compartía la misma pasión por lo desconocido y así recorrimos veredas y caminos, a la caza de rincones misteriosos y legendarios de nuestro pueblo.
Pasábamos tardes hablando de historias y de los cuentos que iban de boca en boca, como los “zustos” que se veían en tal o cual cortijo, la cueva donde se decía que un bandolero escondió un tesoro, los aparecidos de la carretera de la base o los ovnis que aterrizaban hoy en “La Rana” y mañana en “Arenales” y tantas otras cosas que nos hacían soñar.
De aquella época, se quedó en mí el gusto por estos temas y eso me alegra, pues significa que en mi interior aún queda algo de aquel niño que fui y que espero no perder jamás.
Así podría comenzar cualquier historia de terror o cuento de aparecidos, tan del gusto de las gentes del sur, por ser de natural apasionado, aunque hoy día lo tengamos tan olvidado y desacreditado. Pero desde siempre nuestra tierra ha sido rica en leyendas, lo llevamos en la sangre, fruto de la mixtura de mil culturas.
Y a mi, como no podía ser de otra forma, siempre me han gustado e incluso apasionado, desde que era crío.
Entre mis mejores recuerdos de la niñez, están aquellas noches de verano, tumbado en la cama, al fresco de la ventana abierta, oyendo en mi radiocasette, los programas de misterio de Antonio José Alés, contando aquellas historias de ovnis, aparecidos o endemoniados, qué me hacían dormir con un ojo abierto y otro cerrado. Luego al día siguiente, salía por ahí, por los campos de Morón, con la bicicleta, a buscar huellas de platillos volantes o viejos cortijos abandonados, cargados de fantasías y aventuras. En definitiva, buscando sueños de niño.
Más tarde y gracias a la diosa del destino, mi camino se cruzó con el camino de los que hoy son mis amigos y en especial con el Niño Gilena, con los que compartía la misma pasión por lo desconocido y así recorrimos veredas y caminos, a la caza de rincones misteriosos y legendarios de nuestro pueblo.
Pasábamos tardes hablando de historias y de los cuentos que iban de boca en boca, como los “zustos” que se veían en tal o cual cortijo, la cueva donde se decía que un bandolero escondió un tesoro, los aparecidos de la carretera de la base o los ovnis que aterrizaban hoy en “La Rana” y mañana en “Arenales” y tantas otras cosas que nos hacían soñar.
De aquella época, se quedó en mí el gusto por estos temas y eso me alegra, pues significa que en mi interior aún queda algo de aquel niño que fui y que espero no perder jamás.
18 marzo 2010
SERENATA
Estimado pueblo:
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
Recuerdo que cuando yo era chaval, mi padre nunca fue de darme rienda larga en las horas nocturnas, siempre gustaba de tener al rebaño recogido cuando la luna estaba alta, sentenciando con una de sus refraneras frases: "La noche pa los lobos" . Y precisamente de eso quiero hablarte, de un lobo bueno que recorría tus calles sobre todo noches tan señaladas como la que se avecina, pues nos caemos hoy de bruces en la onomástica de Pepes y Pepas.
Pues bien, en noches como las que te digo y no antes de que la tranquilidad y el silencio se apoderara de tus barrios, este buen lobo nocturno hacía de pajecillo de algún padre o marido enamorado para regalar a los oídos del silencio nocturno con cualquier melódica cancioncilla salida de su acordeon. Aun recuerdo cómo en aquellos tiempos, mi madre en el día de Santa Ana, salía orgullosa al balcón de la calle Espíritu Santo, sintiéndose la protagonista de aquella película en blanco y negro donde, cual Sofía Loren en la Fontana de Trevi, sabía que eso era para ella y que ese momento era suyo.
Cuántos buenos momentos deberán nuestros padres a ese trobador de onomásticas y cumpleaños, o más aun cuántos de nosotros nos deberemos al buen toque de ese acordeon que ablandaba el corazón de nuestras madres y ponía el punto inicial perfecto a una bonita noche de romance.
Lo único que me escuece es no conocer el nombre de aquel que tantos regalos llevó a una y otra morada. Solo pude averiguar que no murió rico pero sí generoso de saber cuántas sonrisas y gracias le tiraron desde los balcones.
Ya suena la serenata
bajo el ala del balcón.
Ya viene a traerte alegría
para celebrar tu día,
el tío del acordeon
Dedicado a quien por tan poco llevo tanto.
Atentamente;
El Niño Gilena.
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
Recuerdo que cuando yo era chaval, mi padre nunca fue de darme rienda larga en las horas nocturnas, siempre gustaba de tener al rebaño recogido cuando la luna estaba alta, sentenciando con una de sus refraneras frases: "La noche pa los lobos" . Y precisamente de eso quiero hablarte, de un lobo bueno que recorría tus calles sobre todo noches tan señaladas como la que se avecina, pues nos caemos hoy de bruces en la onomástica de Pepes y Pepas.
Pues bien, en noches como las que te digo y no antes de que la tranquilidad y el silencio se apoderara de tus barrios, este buen lobo nocturno hacía de pajecillo de algún padre o marido enamorado para regalar a los oídos del silencio nocturno con cualquier melódica cancioncilla salida de su acordeon. Aun recuerdo cómo en aquellos tiempos, mi madre en el día de Santa Ana, salía orgullosa al balcón de la calle Espíritu Santo, sintiéndose la protagonista de aquella película en blanco y negro donde, cual Sofía Loren en la Fontana de Trevi, sabía que eso era para ella y que ese momento era suyo.
Cuántos buenos momentos deberán nuestros padres a ese trobador de onomásticas y cumpleaños, o más aun cuántos de nosotros nos deberemos al buen toque de ese acordeon que ablandaba el corazón de nuestras madres y ponía el punto inicial perfecto a una bonita noche de romance.
Lo único que me escuece es no conocer el nombre de aquel que tantos regalos llevó a una y otra morada. Solo pude averiguar que no murió rico pero sí generoso de saber cuántas sonrisas y gracias le tiraron desde los balcones.
Ya suena la serenata
bajo el ala del balcón.
Ya viene a traerte alegría
para celebrar tu día,
el tío del acordeon
Dedicado a quien por tan poco llevo tanto.
Atentamente;
El Niño Gilena.
16 marzo 2010
De los días de primavera.
Querido amigo, incluso aquí, en el norte, ya empieza a venir algún día soleado y si te he de ser sincero, no sé que me deprime más, si los días oscuros típicos de aquí, que me hacen soñar con el sol de allí, o por el contrario, los días de sol de aquí, que me hacen recordar con añoranza esos días tan luminosos e incomparables de allí.
Recuerdo con especial cariño los días de primavera. Esos días que ya alargan, deleitándonos con frescos y claros amaneceres y atardeceres de fuego suave anaranjado, reverberando en las blancas paredes y las piedras de la Torre Gorda.
Mañanas soleadas de primavera, cuando las calles de nuestro pueblo se llenan de una especial actividad, de una especial alegría surgida de lo cotidiano, ocultando tanta desazón, salida del común y admitido infortunio andaluz.
Los hombres que van y vienen en sus quehaceres diarios, ya sea trabajo o el mero hecho del paseo matutino y las mujeres que van a los mandaos. Trasiego de gente por calle Utrera, Carrera y Pozo Nuevo, esquina de Retamares con olor a buen café, esquina de calle Nueva con luz de Betis.
Quien pudiera, amigo mío, en estas mañanas, lenta y pausadamente lanzarse a la calle, ligero de chaqueta y con las mangas de la camisa vueltas, oliendo el rostro a loción y sintiendo la suave brisa en el pelo recién peinado, con gusto de sabor a café en la boca y sueño de buen tabaco en el paladar. Bajar Juan de Palma, saludando y dando los buenos días a panaderos, vecinas que limpian la acera y a tempraneros parroquianos, qué van y vienen. Salir a la Carrera, refulgente de colores y aromas, con música de fuentes y pájaros. Seguir calle Utrera, enfilando el camino de la Alameda, donde pasear en solitario, repasando pensamientos y recuerdos, pasiones y sentimientos. En definitiva, debilidades del natural humano.
Recuerdo con especial cariño los días de primavera. Esos días que ya alargan, deleitándonos con frescos y claros amaneceres y atardeceres de fuego suave anaranjado, reverberando en las blancas paredes y las piedras de la Torre Gorda.
Mañanas soleadas de primavera, cuando las calles de nuestro pueblo se llenan de una especial actividad, de una especial alegría surgida de lo cotidiano, ocultando tanta desazón, salida del común y admitido infortunio andaluz.
Los hombres que van y vienen en sus quehaceres diarios, ya sea trabajo o el mero hecho del paseo matutino y las mujeres que van a los mandaos. Trasiego de gente por calle Utrera, Carrera y Pozo Nuevo, esquina de Retamares con olor a buen café, esquina de calle Nueva con luz de Betis.
Quien pudiera, amigo mío, en estas mañanas, lenta y pausadamente lanzarse a la calle, ligero de chaqueta y con las mangas de la camisa vueltas, oliendo el rostro a loción y sintiendo la suave brisa en el pelo recién peinado, con gusto de sabor a café en la boca y sueño de buen tabaco en el paladar. Bajar Juan de Palma, saludando y dando los buenos días a panaderos, vecinas que limpian la acera y a tempraneros parroquianos, qué van y vienen. Salir a la Carrera, refulgente de colores y aromas, con música de fuentes y pájaros. Seguir calle Utrera, enfilando el camino de la Alameda, donde pasear en solitario, repasando pensamientos y recuerdos, pasiones y sentimientos. En definitiva, debilidades del natural humano.
11 marzo 2010
REGALOS
Estimado Pueblo:
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
Hoy quiero compartir contigo los malos tiempos que corren dada las circunstancias para los que, como yo, gustan más de dar que recibir (entiéndase como se quiera). Y no me refiero a la crisis económica que nos asola y desampara, no, me estoy refiriendo a las grandes trabas que las modas actuales en la forma de vivir ponen para seguir practicando el noble arte del regalo. Me explico:
El problema empieza en los bautizos que, como los padres por creencias u otras tonterías no tienen a bien a realizar, te quedas sin hacerle el regalito a la criatura.
Seguidamente, viene el antiguamente gran día del santo, que ya derivado por el ingenio o el raro gusto de los padres, por mucho que uno busque en el almanaque el nombre de la criatura no viene por ningún lado.
Del ratoncito Pérez ya ni hablamos, pues ahora cuando se le cae un dientecillo a una criatura falta tiempo para llevarlo a una de esas clínicas donde sales con una sonrisa de cine y más trampas que un bosque, por lo que de meter el diente bajo la almohada, nada de nada.
La comunión, la comunión...si el niño no está bautizado, ¿cómo coño va hacer la comunión?.
El aguinaldo ya lo van a quitar del diccionario.
Los Reyes ya no son un regalo, pues desde que liamos a los pequeños entre Papa Noel, Santa Claus, Reyes magos o una tienda" mu" grande que se llama Toys r us, prácticamente pasa a ser un mero trámite que ocurre cada primero de año.
Después llega lo más complicado, pues entre que la gente se amanceba, vive en pecado o se casa siempre el año que viene, los sobrecitos pequeños y blancos se te apulgaran en el cajón de la cómoda por muchas bolitas de alcanfor que le metas.
Seguimos con el día de los enamorados, del padre o de la madre, de los cuales como se ha corrido la leyenda de que son inventos de El Corte Inglés con escalera, pues, ahí te quiero ver Maribel...
Y así solo nos queda hacer el regalito de conmemorar la carrerita que estas echando dándole vueltas al sol. Y cómo corre esto buscando el traje de tablas, bien llamada cumpleaños.
En fin, se veía venir, pues hace algunas ferias que el cordobés vende búcaros de la feria, no nos agasaja con su cancioncilla:
¡PARA TODO AQUEL QUE QUIERA PRACTICAR EL NOBLE ARTE DEL REGALO¡.
Atentamente;
El Niño Gilena
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
Hoy quiero compartir contigo los malos tiempos que corren dada las circunstancias para los que, como yo, gustan más de dar que recibir (entiéndase como se quiera). Y no me refiero a la crisis económica que nos asola y desampara, no, me estoy refiriendo a las grandes trabas que las modas actuales en la forma de vivir ponen para seguir practicando el noble arte del regalo. Me explico:
El problema empieza en los bautizos que, como los padres por creencias u otras tonterías no tienen a bien a realizar, te quedas sin hacerle el regalito a la criatura.
Seguidamente, viene el antiguamente gran día del santo, que ya derivado por el ingenio o el raro gusto de los padres, por mucho que uno busque en el almanaque el nombre de la criatura no viene por ningún lado.
Del ratoncito Pérez ya ni hablamos, pues ahora cuando se le cae un dientecillo a una criatura falta tiempo para llevarlo a una de esas clínicas donde sales con una sonrisa de cine y más trampas que un bosque, por lo que de meter el diente bajo la almohada, nada de nada.
La comunión, la comunión...si el niño no está bautizado, ¿cómo coño va hacer la comunión?.
El aguinaldo ya lo van a quitar del diccionario.
Los Reyes ya no son un regalo, pues desde que liamos a los pequeños entre Papa Noel, Santa Claus, Reyes magos o una tienda" mu" grande que se llama Toys r us, prácticamente pasa a ser un mero trámite que ocurre cada primero de año.
Después llega lo más complicado, pues entre que la gente se amanceba, vive en pecado o se casa siempre el año que viene, los sobrecitos pequeños y blancos se te apulgaran en el cajón de la cómoda por muchas bolitas de alcanfor que le metas.
Seguimos con el día de los enamorados, del padre o de la madre, de los cuales como se ha corrido la leyenda de que son inventos de El Corte Inglés con escalera, pues, ahí te quiero ver Maribel...
Y así solo nos queda hacer el regalito de conmemorar la carrerita que estas echando dándole vueltas al sol. Y cómo corre esto buscando el traje de tablas, bien llamada cumpleaños.
En fin, se veía venir, pues hace algunas ferias que el cordobés vende búcaros de la feria, no nos agasaja con su cancioncilla:
¡PARA TODO AQUEL QUE QUIERA PRACTICAR EL NOBLE ARTE DEL REGALO¡.
Atentamente;
El Niño Gilena
09 marzo 2010
De los luchadores de Morón.
No hace mucho, pasé por nuestro rincón para contarte, niño, la pena que me daba ciertas cosas y actitudes de las gentes de Morón. Pero sería injusto meter a todos dentro de este saco y sé de muy buena tinta, que en mi querido pueblo hay gente luchadora, comprometida y cabal.
Suelo con frecuencia, visitar páginas de Internet, donde gente trabajadora de Morón exponen no sólo sus ideas y pensamientos, si no también actuaciones y trabajos en pos de una mejor marcha de nuestra localidad.
Así me puedo referir a moroneros que hacen las cosas de forma alternativa, sin dejarse arrastrar por la desidia y engaño de sus gobernantes municipales, que agazapados en sus ideas conservadoras y anacrónicas, intentan llevar al pueblo como un rebaño de borregos.
Me refiero pues, a los pequeños y persistentes emprendedores, qué con mucho esfuerzo y pese a quien pese, crean y sacan adelante sus pequeñas empresas, como los de la huerta “EL TERRUÑO” que trabajan por una producción alternativa, de calidad y respetuosa con el medio.
Me refiero también a los moroneros que se unen para formar grupos y asociaciones y así poner en marcha tantas cosas nuestras, como el carnaval. También los que se agrupan en asociaciones de vecinos para trabajar por sus barrios.
A los que sacan iniciativas para no olvidar nuestro pasado, como los del museo de la cal. A los que editan publicaciones con temas moroneros y a los que publican revistas denunciando las barbaridades y desmanes que en Morón acontecen, como los de la revista “ENREDANDONOS”.
A los que luchan por los más desfavorecidos y para que haya mayor justicia social.
También a los que trabajan por mantener un medio ambiente y un entorno cuidado, limpiando ellos mismos ríos y campos, de la basura que otros dejan.
Y podría seguir enumerando a muchos buenos ciudadanos de Morón, capaces de hacer de este pueblo algo grande e importante, a pesar de otros moroneros.
Y por supuesto, no me olvido de mi amigo, el Niño Gilena, que con tanta frecuencia trae a este lugar de encuentro, tantas cosillas buenas de mi querido pueblo.
Suelo con frecuencia, visitar páginas de Internet, donde gente trabajadora de Morón exponen no sólo sus ideas y pensamientos, si no también actuaciones y trabajos en pos de una mejor marcha de nuestra localidad.
Así me puedo referir a moroneros que hacen las cosas de forma alternativa, sin dejarse arrastrar por la desidia y engaño de sus gobernantes municipales, que agazapados en sus ideas conservadoras y anacrónicas, intentan llevar al pueblo como un rebaño de borregos.
Me refiero pues, a los pequeños y persistentes emprendedores, qué con mucho esfuerzo y pese a quien pese, crean y sacan adelante sus pequeñas empresas, como los de la huerta “EL TERRUÑO” que trabajan por una producción alternativa, de calidad y respetuosa con el medio.
Me refiero también a los moroneros que se unen para formar grupos y asociaciones y así poner en marcha tantas cosas nuestras, como el carnaval. También los que se agrupan en asociaciones de vecinos para trabajar por sus barrios.
A los que sacan iniciativas para no olvidar nuestro pasado, como los del museo de la cal. A los que editan publicaciones con temas moroneros y a los que publican revistas denunciando las barbaridades y desmanes que en Morón acontecen, como los de la revista “ENREDANDONOS”.
A los que luchan por los más desfavorecidos y para que haya mayor justicia social.
También a los que trabajan por mantener un medio ambiente y un entorno cuidado, limpiando ellos mismos ríos y campos, de la basura que otros dejan.
Y podría seguir enumerando a muchos buenos ciudadanos de Morón, capaces de hacer de este pueblo algo grande e importante, a pesar de otros moroneros.
Y por supuesto, no me olvido de mi amigo, el Niño Gilena, que con tanta frecuencia trae a este lugar de encuentro, tantas cosillas buenas de mi querido pueblo.
06 marzo 2010
ART-DECO O EL BARROCO MORONES
Estimado pueblo;
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
En estos tiempos que corren, la imagen viene siendo fundamental. Pero no la externa o la que podemos llevar puesta, que ésta ya quedó marcada en el libro de la historia con el escueto y excluyente dicho de "cómo te vea el hato así te trato". La imagen a la que yo me refiero es la que en el interior de cada casa de tus parroquianos viene a presentarse o por lo menos la que quedó en mi memoria antes de que las palabras "tendencias decorativas" fuera usada tan ligeramente.
La decoración que podía verse en mis años mozos era igualitaria en todas las viviendas que yo visité, pues entonces solo había una moda: la moda moronensa.
Como ejemplos de esta decoración haré memoria o, mejor aun, si alguna vez tornas a desplazarte a casa de algunas de nuestras madres o abuelas, podrás ver lo que ahora expongo.
En pricipio en muchas de las casas, podía verse un letrerillo (fuese de madera o de azulejo) dandonos la bienvenida con la siguiente leyenda: "Dios bendiga cada rincón de esta casa".
Normalmente, después se solía pasar a la salita y en esta empezaba lo gordo: podianse contar mas de 25 cuadritos de todas las clases y tamaños y casi todos con el mismo tema: FOTOS, sí, fotos de abuelos, abuelas, bodas, primeras comuniones de nietos con un mes, con un año, con año y medio, en fin, fotos. Ah y si nos fijamos bien alguna de ellas siempre lleva incorporado en su parte baja una estampita del Cautivo, Fray Leopoldo o Nuestro Padre Jesús. Si bajábamos la vista de las paredes, lo que más nos llamaba la atención eran cómo los pañitos de croche, compañeros siameses de brazos de sofás de escai y, si almidonados, decorativos tapetes para el calentador, el cual, ya que lo mentamos, siempre dispone de algo en medio llamado "centro". Sí, eso que hay que quitarlo siempre para poder comer o para ver la tele si te echas un poquillo. La parte fundamental de la decoración se solía colocar frente al sofá y este se denominaba: mueble -bar. Aquí se encontraba lo más gordo, ya que podíamos dividirlo en dos componentes: la zona tele, la cual disponía normalmente de dos, tres o más figuritas en su parte superior y estas solían ser de temas muy españoles (Torito, gitanita o la muñeca de la mili).
En derredor de la tele que ocupa la perte central, podemos divisar varios temas: el primero son los recuerdos, sí, los recuerdos: el platito con la frase recuerdo de Valdelagrana, el palillero recuerdo de Fuengirola, o el porrón que trajo el niño cuando estuvo de viaje de fin de curso en Salamanca. En las baldas superiores hayabanse los libros, y métolos como decoración, pues se compraban según lo llamativo que fuesen, es decir, normalmente rojos de esos de: "Dime ¿cómo es?", "Dime ¿dónde está?" o "Dime ¿quién lo hizo?.
Siempre en una puertecilla que se dipone en apertura vertical, se guardan los licores, los cuales tambien muchos son decorativos, como los que tienen cabeza de farahona, licor con hiervas de Ibiza o Idolo Tolteca.
Una vez terminado el paso por la salita, metiamosnos las menos veces, en el salón o la cámara del tiempo, ya que estaba 15 años después en la misma posición que el paisano lo compró en casa de Sevillano y Mulero, eso sí, también con pañitos de croche, centrito y tapiz de ciervos en caceria.
Pasabamos después a la cocina, en la que lo más destacable era el armanaque, que podía ser de santos, de propaganda o el que traía la caja de mantecaos de la navidad anterior. Una cosa muy importante era el platito en medio de la mesa de la cocina con su búcaro sin vidriar en lo alto y en éste, lo mas destacable era el calcetincito de punto que soliase ponerle en el agugero gordo.
En el dormitorio de los niños, el cual estaba presidido por el Corazón de Jesús en un cuadro con la leyenda: Dios es Amor y las camitas nikeladas con un cojín cada una, hechos de punto de colorcitos. Lo único que podía aportar el niño que allí dormía solía ser un poster normalmente de Bruce Lee con sus respectivos arañazos o el de los Pecos si eran chicas.
El dormitorio de los padres venía a pasarle lo mismo que al salón, solo que se le había añadido un crucifijo grande en la cabecera de la cama y un niño Jesús de escayola que se solía poner encima de la misma.
Si tenías que pasar por el baño o "er bate", lo único que podías observar eran los botes de colonia gastados con formas inverosímiles que no se tiraban porque hacía bonito.
En fin, quizás eso es lo que se me ha quedado en la memoria de las muchas visitas que hice a casas de amigos y familiares y a esta decorativa forma de habitar en tus calles me he permitido nombrarla como: Barroco Morones.
Atentamente;
El niño Gilena.
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
En estos tiempos que corren, la imagen viene siendo fundamental. Pero no la externa o la que podemos llevar puesta, que ésta ya quedó marcada en el libro de la historia con el escueto y excluyente dicho de "cómo te vea el hato así te trato". La imagen a la que yo me refiero es la que en el interior de cada casa de tus parroquianos viene a presentarse o por lo menos la que quedó en mi memoria antes de que las palabras "tendencias decorativas" fuera usada tan ligeramente.
La decoración que podía verse en mis años mozos era igualitaria en todas las viviendas que yo visité, pues entonces solo había una moda: la moda moronensa.
Como ejemplos de esta decoración haré memoria o, mejor aun, si alguna vez tornas a desplazarte a casa de algunas de nuestras madres o abuelas, podrás ver lo que ahora expongo.
En pricipio en muchas de las casas, podía verse un letrerillo (fuese de madera o de azulejo) dandonos la bienvenida con la siguiente leyenda: "Dios bendiga cada rincón de esta casa".
Normalmente, después se solía pasar a la salita y en esta empezaba lo gordo: podianse contar mas de 25 cuadritos de todas las clases y tamaños y casi todos con el mismo tema: FOTOS, sí, fotos de abuelos, abuelas, bodas, primeras comuniones de nietos con un mes, con un año, con año y medio, en fin, fotos. Ah y si nos fijamos bien alguna de ellas siempre lleva incorporado en su parte baja una estampita del Cautivo, Fray Leopoldo o Nuestro Padre Jesús. Si bajábamos la vista de las paredes, lo que más nos llamaba la atención eran cómo los pañitos de croche, compañeros siameses de brazos de sofás de escai y, si almidonados, decorativos tapetes para el calentador, el cual, ya que lo mentamos, siempre dispone de algo en medio llamado "centro". Sí, eso que hay que quitarlo siempre para poder comer o para ver la tele si te echas un poquillo. La parte fundamental de la decoración se solía colocar frente al sofá y este se denominaba: mueble -bar. Aquí se encontraba lo más gordo, ya que podíamos dividirlo en dos componentes: la zona tele, la cual disponía normalmente de dos, tres o más figuritas en su parte superior y estas solían ser de temas muy españoles (Torito, gitanita o la muñeca de la mili).
En derredor de la tele que ocupa la perte central, podemos divisar varios temas: el primero son los recuerdos, sí, los recuerdos: el platito con la frase recuerdo de Valdelagrana, el palillero recuerdo de Fuengirola, o el porrón que trajo el niño cuando estuvo de viaje de fin de curso en Salamanca. En las baldas superiores hayabanse los libros, y métolos como decoración, pues se compraban según lo llamativo que fuesen, es decir, normalmente rojos de esos de: "Dime ¿cómo es?", "Dime ¿dónde está?" o "Dime ¿quién lo hizo?.
Siempre en una puertecilla que se dipone en apertura vertical, se guardan los licores, los cuales tambien muchos son decorativos, como los que tienen cabeza de farahona, licor con hiervas de Ibiza o Idolo Tolteca.
Una vez terminado el paso por la salita, metiamosnos las menos veces, en el salón o la cámara del tiempo, ya que estaba 15 años después en la misma posición que el paisano lo compró en casa de Sevillano y Mulero, eso sí, también con pañitos de croche, centrito y tapiz de ciervos en caceria.
Pasabamos después a la cocina, en la que lo más destacable era el armanaque, que podía ser de santos, de propaganda o el que traía la caja de mantecaos de la navidad anterior. Una cosa muy importante era el platito en medio de la mesa de la cocina con su búcaro sin vidriar en lo alto y en éste, lo mas destacable era el calcetincito de punto que soliase ponerle en el agugero gordo.
En el dormitorio de los niños, el cual estaba presidido por el Corazón de Jesús en un cuadro con la leyenda: Dios es Amor y las camitas nikeladas con un cojín cada una, hechos de punto de colorcitos. Lo único que podía aportar el niño que allí dormía solía ser un poster normalmente de Bruce Lee con sus respectivos arañazos o el de los Pecos si eran chicas.
El dormitorio de los padres venía a pasarle lo mismo que al salón, solo que se le había añadido un crucifijo grande en la cabecera de la cama y un niño Jesús de escayola que se solía poner encima de la misma.
Si tenías que pasar por el baño o "er bate", lo único que podías observar eran los botes de colonia gastados con formas inverosímiles que no se tiraban porque hacía bonito.
En fin, quizás eso es lo que se me ha quedado en la memoria de las muchas visitas que hice a casas de amigos y familiares y a esta decorativa forma de habitar en tus calles me he permitido nombrarla como: Barroco Morones.
Atentamente;
El niño Gilena.
02 marzo 2010
Carta desde la gloria
Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.
Hoy te escribo para leerte una carta que me ha llegado, que seguro de un parroquiano tuyo es, pero no logro ubicarlo ni hacerle cara y, por ver si me puedes echar una manita, te releo a continuación. Dice así:
Tahona Pan de Angelito, Calle de la Alegría, por más señas, La Gloria.
Estimados todos:Haciendo un año ya que falto de allí y, por no haberme despedido como yo quise, os escribo estas letrillas para que, ya que seguro echáis de menos a este que mucho os quiere, sepáis de qué guisa me encuentro y de qué forma echamos días “pa trás”.
Como todos sabéis, me fui temprano, y no porque ya hubiese sonado dos o tres veces el despertador, no, sino porque en una panadería que aquí tiene San Leandro, hizo falta para el segundo amasijo un oficial, eso sí, de primera, para una hornada de bollos prietos, y entonces alguien aquí arriba dijo quien mejor yo aunque no me toque entrar todavía.Al principio me costó un poquillo acostumbrarme, no al trabajo claro está, que eso lo aprendí allí abajo hasta hartarme. Lo que más me costó era enterarme donde podía tomarme una copita de ponche y un cafelito antes de empezar la faena.
Pero bueno, un día, por casualidad, me encontré a un tal San Francisco que, dándome un cigarrito (esto no decírselo a las Isabelas), me comentó dónde podía encontrar una tasca que, además de un estupendo ponche, me podía suscribir al 13 de la lotería que aquí tenemos. Y no quedó ahí todo. A los dos meses de estar en el obrador escuché a un angelillo que por allí andaba que, debido al aumento de la producción, el jefe, o sea, San Leandro, había decidido ampliar el reparto, ya que como aquí también tenemos crisis la gente que aquí estamos comen más pan de lo normal. En fin que antes de que se lo dijeran a otro me presenté y le dije de esta forma:
“Cucha”: Que si te hace falta un repartidor aquí está “er” tío, que lo mismo te hago un bollo, que te lo vendo, que te pinto la casa cuando la cosa esté floja .Total, que en menos que cantó un gallo, ya tenía yo una burra blanca inmaculada y estaba llevando yo er pan a todos los santos lugares.
Lo bueno viene ahora: Fue gran suerte la mía encontrarme un día a Santa Clara que, dando un paseíto con San Jerónimo y hablando ellos de sus cosas, al reconocerme díjome así.Hombre..Enrique! Qué suerte que te he encontrado, quiero que sepas que en pago de los muchos años en los que quitaste hambre a mis hermanas de La Carrera y ayudaste en lo que pudiste sin interés ninguno, tengo que contarte un secretillo: que sepas que en una ventanilla que está detrás del leñero, sí, esa pequeñita, con un pestillo viejo…Pues esa ventana te permitirá ver qué es lo que los que allí abajo dejaste hacen cada día y no echarlos tanto de menos. Despedime de ellos más contento que unas pascuas y me encaminé a la ventanilla de La Alegría, como la bautice nada más me asome. Así, que después de mirar “pa bajo” cada día, quiero deciros algunas cosillas:
A mi Francisco, decirle que no trabaje tanto, que la vida son dos días y uno te lo has comio ya. A la Encarni, que no fume tanto, que fumando son día y medio. A mi niña, que ya es hora de ir por la parejita, coño!. “Ar Juanillo”, que “er betis” es lo más malo der mundo pero que no se “inrite”, que este año estamos otra vez en segunda. A mi Isabel, decirle que está más guapa cada día y que me encantaría verla acompañando a la Virgen de la Soledad como yo la recuerdo de entonces. A mi nieto, que deje ya “er pianito” y se ponga a estudiá. A mi Isabelilla, que no coma tanto nanonino y, a la Natalia, que coma más pa que esté guapa pa la comunión.Ah! y se me olvidaba, pa los demás recordarle que la cosa está “mu” mala y peor que se va poner, así que ser felices que lo demás no vale la pena.
En fin, lo que quiero que sepáis es que siempre que necesitéis algo de mí, mirad para arriba, pedir lo que necesitéis, que esa ventanilla del leñero siempre estará abierta para escuchar lo que me tengáis que decir y para, de corazón, pues la voz allí abajo no llega, os pueda aconsejar como siempre hice.
Un beso a todos, hasta siempre que queráis.
En una tahona que tiene
San Leandro allí en la gloria
Enrique le esta amasando
con sus manos medias bobas.
A Santa Clara trae vienas,
La Soledad quiere roscos,
San Francisco quie molletes
y un kilo pa san Juan Bosco.
Qué alegría hay en la gloria,
qué alegría y qué salero.
Ya está repartiendo el pan
Enrique el panadero.
En memoria de un gran amigo, buen abuelo y mejor padre.
Don ENRIQUE CASTELLANO ARRIAZA.
Atentamente;
EL NIÑO GILENA
Hoy te escribo para leerte una carta que me ha llegado, que seguro de un parroquiano tuyo es, pero no logro ubicarlo ni hacerle cara y, por ver si me puedes echar una manita, te releo a continuación. Dice así:
Tahona Pan de Angelito, Calle de la Alegría, por más señas, La Gloria.
Estimados todos:Haciendo un año ya que falto de allí y, por no haberme despedido como yo quise, os escribo estas letrillas para que, ya que seguro echáis de menos a este que mucho os quiere, sepáis de qué guisa me encuentro y de qué forma echamos días “pa trás”.
Como todos sabéis, me fui temprano, y no porque ya hubiese sonado dos o tres veces el despertador, no, sino porque en una panadería que aquí tiene San Leandro, hizo falta para el segundo amasijo un oficial, eso sí, de primera, para una hornada de bollos prietos, y entonces alguien aquí arriba dijo quien mejor yo aunque no me toque entrar todavía.Al principio me costó un poquillo acostumbrarme, no al trabajo claro está, que eso lo aprendí allí abajo hasta hartarme. Lo que más me costó era enterarme donde podía tomarme una copita de ponche y un cafelito antes de empezar la faena.
Pero bueno, un día, por casualidad, me encontré a un tal San Francisco que, dándome un cigarrito (esto no decírselo a las Isabelas), me comentó dónde podía encontrar una tasca que, además de un estupendo ponche, me podía suscribir al 13 de la lotería que aquí tenemos. Y no quedó ahí todo. A los dos meses de estar en el obrador escuché a un angelillo que por allí andaba que, debido al aumento de la producción, el jefe, o sea, San Leandro, había decidido ampliar el reparto, ya que como aquí también tenemos crisis la gente que aquí estamos comen más pan de lo normal. En fin que antes de que se lo dijeran a otro me presenté y le dije de esta forma:
“Cucha”: Que si te hace falta un repartidor aquí está “er” tío, que lo mismo te hago un bollo, que te lo vendo, que te pinto la casa cuando la cosa esté floja .Total, que en menos que cantó un gallo, ya tenía yo una burra blanca inmaculada y estaba llevando yo er pan a todos los santos lugares.
Lo bueno viene ahora: Fue gran suerte la mía encontrarme un día a Santa Clara que, dando un paseíto con San Jerónimo y hablando ellos de sus cosas, al reconocerme díjome así.Hombre..Enrique! Qué suerte que te he encontrado, quiero que sepas que en pago de los muchos años en los que quitaste hambre a mis hermanas de La Carrera y ayudaste en lo que pudiste sin interés ninguno, tengo que contarte un secretillo: que sepas que en una ventanilla que está detrás del leñero, sí, esa pequeñita, con un pestillo viejo…Pues esa ventana te permitirá ver qué es lo que los que allí abajo dejaste hacen cada día y no echarlos tanto de menos. Despedime de ellos más contento que unas pascuas y me encaminé a la ventanilla de La Alegría, como la bautice nada más me asome. Así, que después de mirar “pa bajo” cada día, quiero deciros algunas cosillas:
A mi Francisco, decirle que no trabaje tanto, que la vida son dos días y uno te lo has comio ya. A la Encarni, que no fume tanto, que fumando son día y medio. A mi niña, que ya es hora de ir por la parejita, coño!. “Ar Juanillo”, que “er betis” es lo más malo der mundo pero que no se “inrite”, que este año estamos otra vez en segunda. A mi Isabel, decirle que está más guapa cada día y que me encantaría verla acompañando a la Virgen de la Soledad como yo la recuerdo de entonces. A mi nieto, que deje ya “er pianito” y se ponga a estudiá. A mi Isabelilla, que no coma tanto nanonino y, a la Natalia, que coma más pa que esté guapa pa la comunión.Ah! y se me olvidaba, pa los demás recordarle que la cosa está “mu” mala y peor que se va poner, así que ser felices que lo demás no vale la pena.
En fin, lo que quiero que sepáis es que siempre que necesitéis algo de mí, mirad para arriba, pedir lo que necesitéis, que esa ventanilla del leñero siempre estará abierta para escuchar lo que me tengáis que decir y para, de corazón, pues la voz allí abajo no llega, os pueda aconsejar como siempre hice.
Un beso a todos, hasta siempre que queráis.
En una tahona que tiene
San Leandro allí en la gloria
Enrique le esta amasando
con sus manos medias bobas.
A Santa Clara trae vienas,
La Soledad quiere roscos,
San Francisco quie molletes
y un kilo pa san Juan Bosco.
Qué alegría hay en la gloria,
qué alegría y qué salero.
Ya está repartiendo el pan
Enrique el panadero.
En memoria de un gran amigo, buen abuelo y mejor padre.
Don ENRIQUE CASTELLANO ARRIAZA.
Atentamente;
EL NIÑO GILENA
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