Yo, como sabes amigo mío, me inicié en la lectura y el amor a los libros siendo adolescente y aún antes, cuando leía los libros de aventuras de Stevenson y Julio Verne. Pero cuando te has criado en una casa donde no había afición a la lectura, son elementos externos los que te inducen a introducirte en ese mundo. Para mí fueron, por un lado, la inquietud por conocer sobre temas que me gustaban y atraían. Desde la Historia a las aventuras de viajes, las novelas de terror o la poesía.
Por otro lado también, el haber conocido a los que hoy son hermanos de amistad, como el Niño Gilena, Juan o paquillo Tagua, con quienes gastaba interminables y apasionantes ratos hablando de aventuras, de historias o leyendas, qué me indujeron a buscar las mismas agradables sensaciones en los libros.
De aquella época recuerdo con especial cariño, una librería que había en Morón y que aún existe, a la que yo me aficioné y de la que evoco muchas veces sus estanterías repletas de libros, repletas de aventuras y de sueños. Con aquellas colecciones tan características, como Cátedra-Letras Hispánicas, colección Austral o las Grandes Novelas ilustradas de Bruguera.Entre olor a libro nuevo descubrí los comics como Zona 84, Tintín, Dossier Negro y tantos otros.Con especial sentimiento recuerdo a su librero, que en aquel entonces estaba tras el pequeño mostrador, alguien muy conocido por todo Morón y del que con el tiempo me aficioné a su obra. Hoy, como no podía ser de otra manera, una biblioteca de la Villa lleva su nombre y puedo asegurar que otros chavales como el que fui, se aficionaron a la lectura y lo seguirán haciendo, en parte gracias a él.Sirva este pequeño recuerdo escrito, como mi agradecimiento y homenaje a Juan José García López, gran cronista de la Villa moronera, de admirable obra, aunque para mí siempre seguirá siendo, el librero de mi infancia.
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