25 agosto 2011

De "arcatufas y arbellanitas"

Seguro que ya sabes a qué personaje moronero me voy a referir. Pues sí, ese mismo.Del acervo de personajes moronenses que pueblan el desván de mi memoria, es este uno de ellos, pues desde que yo era niño, lo conozco caminando con su canasta de mimbre repleta de bolsitas transparentes con los frutos secos, que a mi tanto me gustaban y me siguen gustando. Ya fuera en días de labor o en fiestas de guardar, se le podía ver por las calles, parando en terrazas o bares, vociferando sus mercancías, “¡arcatufas, arbellanitas!” y de paso charlar con algún parroquiano antes de seguir camino.Recuerdo que mi padre era buen conocido suyo y siempre se entretenían en alguna charla fugaz, mientras yo comía las recién compradas “arcatufas” o “arbellanitas” (señalar debo, que en la jerga moronensis “arbellanita” no es una avellana pequeña, si no los cacahuetes).
La verdad es que no me acuerdo de su nombre, aunque creo que siempre mi padre le llamaba Fajardo, qué sería su apellido.
La última vez que estuve en Morón, pude volver a verlo, entre el gentío que se agolpaba en las riberas de las calles, a la espera de algún paso de Semana Santa y esteba tal y como lo recordaba, caminante siempre con la cesta de mimbre al brazo, mandilillo de tela para los dineros y su voz ronca de años de pregón, “¡arcatufa, arbellanita!”.

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