06 mayo 2010

LAS REINAS DE LA CALLE

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.

Si en días anteriores te hablé de los niños de antes con sus juegos callejeros y formas de divertimento, sería una descortesía por mi parte el no recordarte los lúdicos quehaceres de las entonces "parte contraria" y hoy compañeras insustituibles: “LAS NIÑAS”. Esas niñas de coletas y trenzas de uniformes colegiales y babis de color claro, que compartían plazas y callejuelas, que danzaban con canciones de simple rima en un corro risueño y alborotador.

Esas niñas de antes que se echaban a la calle a pintar una semana para jugar al teje, o saltaban al compás de melódicas cancioncillas el balanceo rítmico de un cordel de tendedero.

Esas niñas que con la sola distracción de sus manos y una rima rápida y consonante realizaban malabarismos palmeantes con el solo objetivo de no equivocarse en la realización y la rima.

Esas niñas de saltos de elásticos mientras arremetían sus faldas por vergüenza de enseñar paños menores.

Esas niñas de juegos de casitas con muñecas, de cromos viejos en latas, de muñecos pelones y Nenucos, de diábolos y recortables.

Esas niñas de juegos de pañuelos, de vestiditos de Nancy, de Hula –Hop y parchís.

En fin, reinas de la calle, complemento de canción popular de esas tardes de verano, alegría de aceras y casa-puerta, enemigas de éste quien te habla y compinches del mismo por ocupar aquel trozo de circo callejero, que eran las venas de tus calles cuando, antes de antes, la algarabía y el alboroto hacían tronío a la taurina hora de las 5 de la tarde.

Parece mentira que algo tan peleado entonces pueda ser tan echado de menos hoy.

Atentamente;

El niño Gilena.

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