31 enero 2010

Feliz cumpleaños

Estimado pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.

Corría el año del medio del siglo que ya nos dejó cuando, desde las aljarafeñas tierras de manzanilla, un parroquiano de estas tubo la inmejorable idea de sembrar en la plaza de la carrera una de esas tabernas que, aunque joven por aquellos años, traía entrañas de rancia y añejas costumbres. Escuela de buen tasquero de los de tiza y mandil, simple en su repertorio: mosto, vino, aceitunas y altramuces. Lugar donde todo el que amigo tenga ha entrado alguna vez, donde se arrían los pasos "pa" que beba el costalero, donde murga que se precie canta su mejor cuple, donde siempre un "buenos días" acompaña a un buen café. Lugar festero y de risas, de caracoles y burgaos. Lugar donde una sonrisa nunca a nadie se ha "negao". Lugar donde señoritos, juncales y hasta malletes dejan sus diferencias y con una copa se entienden. Doce lustros han pasado y hoy, cuatro de febrero, levanto mi copa y digo: RETAMARES, te queremos.


En la calle ancha del cielo,
en una taberna que hay,
formado hay gran jolgorio,
grandes cantes y girigay.

El tabernero combida a todo con quien se cruce
con mostos de manzanilla
caracoles y altramuces.


Ya se escucha tocá a Diego,
Joselero "sa'rrancao".
Y Pepe en su mostrador
una lágrima ha "sortao".

Gran día se arremolina
en la calle ancha del cielo,
la taberna Retamares cumple 60 febreros.


"Dedicado a Don José Pérez Galiano".

¡Por los que estamos, por los que se fueron y por los que vendrán!.



Atentamente;


El niño Gilena

29 enero 2010

La hora del te

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.

Hoy, leyendo en un dominical de la prensa me ha despertado mi nostalgia un artículo referente a la antigua tradición anglosajona de "la hora del te", la cual se instauro gracias a una tal duquesa de Bedford en el antiguo año de 1830. Hacía referencia el artículo a que la hora elegida por los hijos de la Gran Bretaña para esta colación era la de las 5 de la tarde, pero que a día de hoy y derivado de la agetreada vida se estaba perdiendo. Esto, como te digo, me hizo recordar que en mis años aniñados también disponíamos de una de estas tradiciones ancestrales pero no llamada precisamente "afternoon tea" sino "merienda" Sí se relacionaban ambas en la hora pues como ya sabes que nosotros no somos de origen puntual podemos dejarla alrededor de las cinco. Ahora sí, el anuncio de esta hora era mucho mas bonito que el de los isleños del norte pues aunque allí se tañen campanas de pomposos relojes de pared, aquí era la voz de madres y abuelas las que a grito "pelao" cantaban esa canciocilla de: "Niñooo, a merendá". Qué musiquilla más celestial después de horas de juegos o estudio (estos eran los menos) y nada de agua caliente y pastitas, no, molletitos de segunda hornada con "zarcichón ronfo" o mortadela, bollos con queso El Cigarral o "chopin po" de lata, bienas con "zarcichón enchorizao", hollitos de pan con aceite o manteca, colacaos con galletas María, cuñas, barquitos, caracolas, "arpargatas" y martinitos.

Con qué fuerza se le daba la patada al balón después de este tentempié, cómo corría el trompo en la olla y con qué fuerza se daban los mecos a las bolas. Yo sí que me pregunto cómo se está perdiendo esta nuestra hora del te.

Atentamente;

El niño Gilena

Tonto oficial de la villa

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.

Hoy te escribo para realizarte una proposición, que aunque algunos y sobre todo algunas la tachen de mal gusto por poco entender, yo creo que debe instaurarse con carácter inminente y con todo el reconocimiento y boato que requiera el mandamiento. Me explico.

Todo pueblo que se precie de serlo, requiere de una serie de cargos oficiales y oficiosos que recojan y distingan a hombres y mujeres de la villa con determinados quehaceres, por ejemplo:
Alcalde, párroco, cronista, juez, secretarios y, no por ultimo menos necesario, tonto de la villa.
A este último me refiero a la hora de mi proposición, pues haberlos hailos y no de esos que ahora se llaman tontos por realizar extravagancias o por comportarse de una u otra forma que a nosotros no nos agrade, sino el tonto rancio y añejo, el tonto mandaero, el tonto que regula el tráfico según su buen parecer, el tonto que detrás de su palio o misterio porta la grácil caña para el levantamiento de cables o por dar de beber al costalero prende el búcaro de agua fresca desde la primera chicotá hasta el ultimo arriamiento, el tonto de mucho andar con las manos en la espalda, el tonto que no bebe y fuma cuando le dan, el tonto que tuvo novia solo en su imaginación, el tonto de muchos años pero que juega con chiquillos, el tonto de talle alto, el tonto que gasta poco, el tonto que en su cartera tiene estampas de "to" los santos, el tonto que sin quererlo no hizo la mili ni primera comunión y al preguntarle por ellas te dirá sin mas pensarlo: en la mili no di la talla y la comunión se me olvido, el tonto para el que su madre solo esta después de Dios.

Estos y otros requisitos pondría yo para que al que postulara por este noble nombramiento cumplimentara sin excepción y que fuera heredero de tontos que por tus calles pasaron, con mas pena que gloria y mas olvido que renombre.

Dedicado a todos esos personajes queridos de burla fácil y buen corazón que por tus lares anduvieron.

Atentamente;

El niño Gilena

26 enero 2010

De niños y perros.

Siempre fui un gran amante de los animales y también siempre me ha gustado estar acompañado de ellos, de hecho desde hace años he tenido perro y ahora sigo teniendo. Un perro pequeño, gracioso y cariñoso a veces y cascarrabias otras, pero siempre buen compañero.
Esto me da pie para traer a estas páginas, los recuerdos de aquellos perros callejeros que solían ser compañeros de juegos de los niños del Morón de antaño y seguramente de cualquier pueblo.
Puedo verme, como si fuera ayer mismo, corriendo por las canteras de Fajardo en compañía de algún perro, qué sin saber cómo aparecían por la zona, seguramente abandonados por los dueños o fugados de éstos y que sin saber como, luego desaparecían.
Para ganarme la confianza y asegurarme su compañía en mis aventuras y juegos, me acercaba a alguna carnicera y pedía “pitracos de pollo” qué solía obtener sin problemas. Luego, tras el atracón del hambriento can, conseguía que este me siguiera y que durante varios días rondase por el barrio esperando ser servido de alimentos y caricias.
Había veces que encontrábamos alguna perra recién parida que guardaba sus cachorros en algún rincón abandonado y entonces eso causaba un gran revuelo entre los chiquillos del barrio, organizando en seguida búsqueda de comida por las carnicerías e incluso trayendo sobras de casa.
Cuando alguno de estos perros entraba a formar parte del grupo de amigos del barrio, le poníamos nombre, Canelo, Furia, Boby, Laika, Caracartón,…
Este último nombre lo recuerdo con especial cariño, pues era como llamábamos a un perro que apareció por el barrio y que estuvo por allí varios años y que tanto cariño me cogió, que me seguía a todas partes, estando siempre dispuesto a hacerme fiel compañía.
Caracartón se hizo muy popular en el barrio y todo el mundo lo conocía e incluso todo el mundo llegaba a respetar.
Un día desapareció y no volvió a verse más. Muchas veces lo busqué por otros barrios, pero no lo pude encontrar. Siempre me gustaba pensar que seguramente decidió seguir su camino errante. Mucho tiempo después, me enteré de que un vecino imbécil había pagado para que alguien lo matara.


No sé si ahora los niños juegan en la calle con los perros vagabundos. Ni siquiera sé si ya hay perros callejeros, aunque la verdad es que por su propio bien, espero no.

23 enero 2010

Vaya mañanita!

Estimado pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.

Al igual que el otro día quise recordarte una de mis frases favoritas, hoy quiero comentarte una de las que mas pánico me daba oír en mi mocedad. Y esta se daba en la mañana de los sábados cuando mi madre tenía a bien decirme:

Niño hoy te vienes conmigo.
Y no digo esto por no ir con mi madre, no, sino por lo que venia a continuación. La estampa era la siguiente:
Yo, arregladito y con pantalón corto, de la mano de mi madre y esta, con monedero bajo el brazo, subida en sus tacones y con andares gráciles y ligeros, nos disponíamos pa emplear.
La primera parada era en la tienda de Luquitas en la Calzadilla, pues mi madre había decidido (y no yo) cambiar mi arregladita indumentaria, con lo que de allí salíamos con una rebequita de punto grande para que me durara varios años. Seguidamente nos dirigíamos a la zapatería de Medina para, por no cambiar mucho de look y sí de talla, comprarme las eternas botitas Gorilas que también duraban más que el quicio de un sardiné. En la mercería de Salas la paraita era corta: 10 botones, dos madejas de hilo de croché, una bobina de hilo negro y una cremallera de pantalón. Ya fuese por cercanía o por vicio, pasábamos por Casa Gordillo donde mi madre siempre tuvo su cartoncito en blanco y dejabamos 500 pesetitas "pa" los imprevistos, tú sabes...(Gran economista ese Gordillo). Desde allí, a Autoservicio de Oportunidades por media docena de calzoncillos de tiros largos y, si no tenían de este natural que es el que le gusta a mi padre, con cruzar la calle nos encontrábamos en un suspiro en Nuevos Almacenes Sevillanos, que allí sí que tenían. Como había que pasar por delante, entrabamos en el Banco Bilbao y no por sacar o meter cuartos, que muchos no había, sino por saludar a un pariente que, con menos estudios que Lázaro de Tormes, llevaba en esta entidad treinta y dos años, tres meses y dieciséis días. Tocaba el turno de pagar las ditas. La primera era en la imprenta La Concepción, donde mi madre tuvo la genial idea de comprar un niño Dios para ponerlo en la cama, el cual por ser de noble yeso, costó más de lo que le pagaron a Judas por entregar a Cristo. La segunda a "los vivas hermanos" o Gallardo Hermanos (nunca supe cómo se llamaba el lugar), para pagar un televisor Telefunken que nos llevaron a casa hacía tres años y ya se le habían cambiado las lámparas dos veces "anca" Parroquia. Después, a la juguetería de los plásticos, donde no te creas que entrabamos para que se me diera un capricho, sino para ingresar en la cartilla de sus majestades los reyes de oriente un regalito, como decía mi madre, por los juguetes del año pasado. Tocaba la de los lujos pues, aunque humildes, también mis padres tenían sus lujos. El primero a casa de la Petaca para pagar el vestido que lució mi madre en la boda de su sobrina. ¡Qué guapa estaba mi madre!. Y el segundo, a casa del sastre Calleja a pagar los pantalones y camisa de mi padre para la también boda de mi prima. De este no diré nada. De regreso, y por haberme portado bien, parabamos en la juguetería de Pérez, donde mi madre decía: A ver qué se te antoja ( aunque esto significara en el lenguaje secreto de mi casa: niño, no te pases de diez duros) con lo que yo salía con mi cartucho de vaqueros de Comansi más feliz que un cochino en un garbanzal. He de decir que en todo este ir y venir realizábamos gran cantidad de paradas en preguntar por padres, madres, hermanas, cuñados y tías de todas las conocidas de mi madre, que creo que conocía a casi todo Morón pues así, así, haciendo las cuentas, yo creo que se paraba las mismas veces que la Virgen de los Dolores desde la ermita de Jesús al barrio de Santa María.
En fin, aquí entenderás porqué yo detestaba aquellas mañanitas y hoy daría todo lo que tengo por volver a ir de la mano de mi madre y poder enorgullecerme de escuchar cómo aquellos malletes de La Carrera le decían: ADIOS MORENA y yo, mirando de soslayo a su cara veía como una sonrisilla de orgullo se dibujaba en sus labios.

Atentamente;

El niño Gilena

22 enero 2010

Humo

Estimado pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien gracias a Dios.

Te preguntaras a santo de que, te escribo esto, pues es bien simple,siempre que me acuerdo de ti o eboco una imagen antigua en la retina de mi memoria, encuentro en un rinconcillo unas bolutas de humo blanco negro o tostado que marcan esa fotografía de mi niñez



De esas bocanadas que ya no están, recuerdo con gran nostalgia las de la fabrica de cemento con su gran chimena a modo de faro de Alejandría en el centro del pantano, humos negros de la cantarería de Pichichi a los que nos gustaba cruzarlos como si entrásemos en una dimensión oculta ,humos de la cantareria de fajardo,humos del motor de yeso del Caslanco en lo alto de la atalaya ,humos perfumados de tahonas de con olor de bollo, biena y milhojas,humos de días de fiesta de esos que salen de los puestos de calentitos o de los kioscos de castañas,humos de casa Espuni que buen susto ellos nos dieron,humos del destripar aquella sierra y cocer sus blancas entrañas en hornos de cal arcaicos,humos de la alfarería que por Jesús andaba,humos de hervor verdoso de moronas aceitunas,humos de fragua antigua frente al servicio del trigo,humos de alambiques que corales destilaron,humo de ramón quemado y por que no humo de ese celtas emboquillado que consumiendose en las amarillas manos de ese al que prendo el nombre, presagiaba el camino que pronto tornaría el.



Atentamente;



El niño Gilena

20 enero 2010

Se invento aqui

Estimado Pueblo:


Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.


Hoy necesito ponerte por testigo de una discusión en la que me entrometí entre el primo de mi santa y un amigo de este. Cada uno de estos mozalvetes intentaba llevar la razón de dónde se ubicaba el nacimiento de una modalidad nueva aplicada a vehículos con el malsonante anglicanismo de tunning. En lo mas flagrante de la discusión me atreví a decir que de esa modalidad, hoy tan de moda, ya tenia yo conocimiento y hasta mis padres, por lo que deduje que posiblemente se iniciara en tus calles.

Ellos, al oír esta información rieron mucho y tornose la conversación en mofa y cachondeo profundo hacia mi persona, con lo que yo comencé la siguiente disertación:

Tengo que decirles a vuesas mercedes que, ya que no creen en lo que les digo, empezaré por contarles que en el primer coche que recuerdo que en mi casa hubo se instalaron los siguientes periféricos:

ZONA EXTERIOR:

Vaca modelo playera de gran carga en superficie, correita de goma en parte trasera inferior para la descarga de electricidad estática, pegatinas varias en zona trasera derecha e izquierda (Castrol, Turbo y bandera con leyenda: "español andaluz y rociero...qué más quiero!", etc.)

ZONA INTERIOR:

Funda de colores para asiento de piloto y copiloto, reposaespaldas de bolitas ergonómicas en asiento de piloto, funda ajustable para volante de leopardo, cojines de croché para cristal trasero, perro con cabeza móvil para bandeja trasera, porta retratos con foto de SanCristobal bendito y leyenda: "no corras papá".

Eso, comento solo referente a coches porque, si hablamos de motos, que se lo pregunten a mi pariente Francisco (el niño de Enrique el panaero, que en gloria esté), que se gastó más en el Vespino que si hubiera comprado una Norton Comando, desde rectificarle el cilindro a ponerle un 75 o colocarle un reposaespaldas para el de atrás. Coño! con decirte que le apodaban "el moto".

Pero lo más de lo más era el mundo de la bici. El retoque empezaba por ponerle flequitos a los mangos del manillar, colocar gomitas de bombona de butano en los radios, mecha de mechero de yesca en los conos para que estuvieran limpitos, cambiar la rueda de "alante" por una más pequeñita, cambiarle el sillín, colocarles dos espejitos retrovisores, una buena dinamo que diera luz atrás y delante. Y los más osados pintaban el cuadro con brocha o, el sumun del perfeccionismo, con pulverizador de fumigar.



Después de haber realizado esta disertación y, como si se hubiera muerto alguien, guardaron un minuto de silencio. Pero con solo una miradita de los dos, no solo empezaron a reirse de nuevo sino que el cachondeo y la mofa subió con respecto al nivel anterior, con lo que di por terminada la explicación diciendo que traería testigos de lo anteriormente expuesto y he aquí el motivo de mi súplica.



Atentamente;



El niño Gilena

18 enero 2010

Carril - Bici

Estimado Pueblo:


Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.


Hoy, realizando mi paseo moronero hasta el tiro-pichon, me he llevado la sorpresa de encontrarme una tira de asfalto tatuada en el suelo de unos 300m de largo. Ante mi sorpresa y, supongo, cara de incredulidad, un paisano que pasaba por allí me dijo a voz tendida: !Sí "señó", ya estamos "modernizaos", como en la "capitá", ya tenemos carril-bici!.

Ya, ya, dije yo. Y seguí caminado.

Entonces empecé a razonar y caí en la cuenta de que el carril y la bici ya existían por estos lares desde tiempos inmemoriales o, por lo menos desde que yo era chico, que ya es algo, me explicó.

Bici, casi todo niño que se precie ha tenido una. Sí, una bici de esas que nunca fue comprada sino traída por Melchor, Gaspar o Baltasar, ya que en aquellos años no se había incorporado a esta noble empresa el regalador en prácticas, señor Noel. Estas se dividían en cinco razas bien diferenciadas: Las BH ("pa" los baches), las Torrot ("pa" motocros), las Orbeas ("pa" las vereas),
las de carreras ("pa" los menos) y las camellas ("pa" los del campo), ésta con su zoletita en el portamaletas.

Todas ellas reparadas una y otra vez hasta la saciedad en casa Menacho que, gracias a sus parches, vielas, manillares y piñones ahorraron pasitos al jornalero y alegraron las tardes de recreo de muchos chiquillos de tus calles.

Bueno, y de carriles qué decirte. De carriles...kilómetros y kilómetros y no 300 metritos de nada. Desde la verea Mangana hasta el carril de las Alcabalas o desde el carril de la Alcoba al de el charco del Charcal, desde la verea Jerez hasta el carril del Salao o desde el carril del Piojo hasta el de Barros Coloraos (coño! "po no me ha salio un pareao...")

Así que, por mucho que este paisano diga que ya estamos como en la ciudad, más creo yo que la ciudad copió de nosotros, de nuestro ir a coger aceitunas o a correr mil aventuras veraniegas, lo de carril y bici.

Atentamente;

El niño Gilena

12 enero 2010

Tarde de domingo

Estimado pueblo:


Espero que al recibir la presente te encuentres bien yo bien gracias a Dios.


Hoy tarde de domingo actual y te digo domingo actual porque siendo por este tiempo sinónimo de antesala de ardua semana de trabajos, fatigas y quehaceres, difiere en suma de aquellas tardes de antaño. Sí, aquellas tardes en la que después del almuerzo y habiendo recibido los tres duros que mi padre me daba y juntados estos con los dos de mi abuela, me preparaba para uno de mis entretenimientos: EL CINE. Porque el cine no se refería sólo a la proyección sino a toda una liturgia de acontecimientos que te explico a continuación:

A las tres y media mi madre me daba un repaso toalla en mano a cara, orejas y cuello, remetiame los jarapos, peinábame de rallita al lado y poníame unas gotitas de colonia de bote de a litro, que dispensaba en un pulverizador de plástico como los de matá a las moscas. Sobre las cuatro y armado con mis cinco duros y las botitas gorila de los domingos, disponiame a marchar para si no conocia que ponian, tener el suficiente tiempo para elegir entre la grandeza del Teatro Central, o la coqueteria del Cine Oriente.

Sobre las cuatro y cuarto pasaba por el puestos de la Perfecta, parada obligada para comprar el arazu del gato, el paquetito de pipas y el chicle de bazoca (un duro menos). A las cuatro y media ya estaba yo frente al Teatro Central y en un cartel pintado y junto a 8 fotos de la película EL LUCHADOR MANCO ¡fantastico de Karate¡, de las que a mi me gustan. Pero no resuelta mi curiosidad, dirigiame hacia el Cine Oriente, vaya yo a perderme una peli mejor...A ver, a ver... EL ZORRO VAQUERO, "ozu" "po" tambien me gusta. Pero hoy toca Karate, asi que dispuesto a pasar la tarde entre patadas, puñetazos y entrenamientos imberosímiles retornaba sobre mis pasos para empezar otra difícil elección.


PATIO DE BUTACAS: 15 PTAS

PLATEA (por el vulgo llamada gallinero ): 10 PTAS

Mejor desde arriba, así los castilleros no pueden tirarme gargajos y el durito que me ahorro me lo gasto en mi ludópata manía de meter en el tío de la reolina que, aunque nunca me tocó nada, daba emocion al preestreno. Tambien podria haberme gastao el duro en comprar alguna chuchanga a los hermanos gordos de las cestas, pero por ser los dos de genética "saboría" y siempre metiéndote prisa decidía pobrar suerte con la rueda de puntillitas.



Una vez dentro, siempre tentaba la intencion de pasar esa prueba de hombria de la que tanto se banagloriaban los niños y que producia la injundia del acomodador: Tocar el piano. Pero como soy de natural cobardón tampoco me decidí nunca.

Dos horas mas tardes y despues de pitos al malo y aplausos al bueno, saliamos en tropel imitando saltos imposibles, patadas mortales y haciendo un silvidito con la lengua siempre que dabamos una "guantá" sziu...sziu...sziu.

Como en este pasatiempo domingero siempre fuy de natural ahorrador me sobraba un durito para, con la enviadia de muchos y el medrar de alguno, que siempre una chupadita pedía, gastármelo en un cucuruchito de chocolate de una bola en la heladeria la Playa, que esto daba derecho hasta de pedir un vaso de agua, ya que seguramente a esa refunfuñante señora Italiana costábale harto caro el líquido elemento, pues jamas vi dar agua al sediento sin comprar nada por mucho que en la Biblia lo diga. Y bien, una vez devorado el fresco manjar regresaba a mi casa y no pensando en lo que me deparaba la semana, no, sino en el trailer que pusieron para la película siguiente: LATIGO NEGRO, con lo que ya tenía emoción para toda la semana y esperaba con enfasís la llegada de otra tarde de domingo.

Atentamente;

El niño Gilena

El tunel de la Plata

Andaba ayer repasando algunos de mis libros, cuando fui a toparme con uno, qué no por desconocido deja de ser bueno y agradable de leer. Su título “Leyendas de Medinat-al-Zahara” de Gonzalo Chacón. Como decía, estaba ojeándolo y me encontré con un relato corto llamado “Cuento de la galería subterránea”, donde se narra el hallazgo de un pasadizo que unía la mezquita de Córdoba con la legendaria ciudad de Medina Azahara.
Fue entonces cuando me vino a la memoria, las historias que de pequeño escuchaba sobre un pasadizo, que en Morón unía el castillo con la Plata. Yo en verdad nunca llegué a verlo, pero sí conocí a gente que aseguraba incluso, haberlo recorrido en parte.
Siempre me gustó oír historias sobre este tipo de cosas, pasadizos perdidos, tesoros guardados por fantasmas de moros, cortijos abandonados, cuevas y todos esos lugares que se presentan mágicos en nuestra imaginación.
Lo cierto es que aún hoy, muy a menudo, suelo soñar con este pasadizo, que de existir, estoy seguro que estará derruido y perdido en la memoria de Morón. Aunque que bonito sería el poder recuperarlo como otro elemento más de nuestra memoria y no dejar que se pierda en las nieblas del pasado.
Quizá, algún día, alguien vuelva a querer soñar con nuestro rico pasado y sintiéndose niño otra vez, investigue y explore la realidad y la leyenda de tan singular pasadizo, así como de otros tantos lugares cargados de leyenda y de historia.
Mientras, yo seguiré soñando con el pasadizo y su leyenda, para tener al menos en algún rincón de mi alma, el niño que un día habitó en mí.

08 enero 2010

Mi frase favorita

Estimado pueblo:


Espero que al recibir la presente te encuentres bien yo bien gracias a Dios.


Hoy por ser invierno me ha amanecido el día de natural aburrido, de esos días grises en los que no se ve la sierra ni el castillo de la mucha bruma. De poca gente por tus calles con las que pararse a comentar lo mal que han dejado el Pozo Nuevo o la mierda que tiene La Carrera. Pero bueno, yo como soy de natural metódico, me he echado a la calle para dar mi paseito de por la tarde. Yendo, como te decía, de natural aburrido, dándole pataditas a una naranja amarga por los Caños de Aranda, vino a mi memoria de como en una tarde así de viento frío, poca gente y mucho tiempo, mis amigos y yo con solo una frase, una misteriosa frase, un abracadabra moderno, se nos abrían las puertas de mundos maravillosos, de aventuras sin fin, de peleas por doquier, de tiros, relámpagos y colores. Tardes en la que, aunque recluidos en una habitación de cuatro por cuatro, visitabas tumbas de mil trampas, volabas sobre las estrellas, conducías motos supersónicas o rescatabas a seductoras princesas de palacios repletos de enemigos. Tardes en la que solo se hacía un descanso para tomar un refrigerio o un donut de "a duro" y regresar a la dura lucha que nos esperaba, me lleno de emoción al recordar el énfasis que poníamos en poder avanzar de un lado a otro del precipicio o cómo nos devanávamos las seseras en encontrar la senda por los gigantescos laberintos demoniacos para luego, sin más premio que el orgullo de haber sido el primero, retomar una nueva aventura en la que enfrascarnos.


Pues sí, querido pueblo todo este mar de entretenimiento en días grises, se lo debíamos a una de nuestras frases favoritas y en terminando los solitarios Caños de Aranda y empezando no una menos solitaria Calzadilla, me fui yo repitiendo esa abracadabresca frase por ver si terminaba ese pesar aburrido que me tenía sujetos esa tarde taciturna.





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Atentamente;





El niño Gilena.