27 octubre 2012

UNA VUELTA POR SEVILLA


Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

En estos días en que la otoñada calma las temperaturas de la canícula y las tardes empiezan a robarle claridad al día, gusto, siempre que puedo, desplazar mis paseos a la capital, y rememorar aquellos viajes antiguos de mi niñez, descubriendo junto a mis amigos rincones y callejuelas, percibiendo sonidos y colores de antaño y alejarme de esas nuevas y horteras sustituciones de plazas de abastos del vestir y gastar sin necesidad, que son los centros comerciales. Pues eso, andando yo por una de esas callejuelas que seguro conocerás,  empecé a escribir en el atril de mi cabeza esta prosa sin rima que seguro te trae algunos recuerdos:



"La guitarra riega el callejón con sus melancólicas notas mientras la fuente en la esquina le hace compás de agua y la siempre callada dama de noche le regala un aplauso de olores dulzones. La alfombra empedrada de la callejuela recoge el paso sin prisa del que mira sin mirar y enriquece sus sentidos mientras los espejos blancos de cal con zarcillos de malvas rojas rezan un piropo callado lento y añejo. El tiempo se vacía despacio, sin ganas de matar la otra hora, anclado por sol y sombra, anclado por sombra y sol, y en la corta lejanía la señora  siempre erguida me envuelve en un soniquete de campaniles dándome la bienvenida. El acompasado traqueteo de un coche de caballos parte el silencio en dos mientras el trino de los gorriones forcejea por abrirse paso en este coro melancólico de bucólicas imágenes.

A lo lejos, una voz sin nombre eleva al viento una copla añeja sin esperar ser escuchada, sin esperar ser regalada con palmas ni oles, solo es una pincelada mas de ese lienzo insuperable de Sevilla."



PD. Dedicada a aquellas visitas a Sevilla de nuestra niñez donde detrás de cada rincón nos esperaba una sorpresa y una emoción.

Atentamente;

El niño Gilena

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