29 octubre 2015

Cavilaciones en mi azotea.



Hoy no puedo menos que venir a este rincón para ser heraldo y vocero de una buena nueva. Como si de la primavera se tratase, este otoño se enciende de luz para anunciar el nacimiento de una pequeña estrella. Estrella del Sur que ilumina el alma de mi querido y gran amigo, el Niño Gilena.
Sirvan pues estas líneas para lanzar un brindis por esta pequeña flor andaluza, que viene al mundo rodeada de esperanzas e ilusiones. Que el aroma de los campos del otoño andaluz te envuelvan y den fortuna.
Que el  suave y alegre toque de una guitarra recorra con la brisa las calles de mi pueblo y que sus notas se difuminen por los rincones y callejas, por torres y jardines, que vallan contando que hay un nuevo lucero en el firmamento. Que hoy brillen más que nunca San Miguel y la Torre Gorda, la Carreara y la Alameda.
A esta niña, llévale guitarra con el vibrar de tus cuerdas olor de campiña y aromas de sierra, vientos frescos de las marismas y las costas.
Llévale de mi  parte sones de dehesa y encinares, de las suaves dunas de arena, de las grises  rocas del monte y las azules aguas del mar. No te olvides de los sones de poetas y cantaores, colores de volantes que bailan al viento, de palabras quedas tras una reja que hablan de amor, de promesas y de ilusión.
Llévale también rumores de Guadalquivir que por Sevilla pasa y que le regale con colores de ciudad milenaria, de calles luminosas que parecen sacadas de un encantado pincel, donde un pueblo canta, llora y ora siempre con la misma devoción.
Haz que suenen tus entrañas guitarra, llévale de mi parte alegría, vida y pasión. Pasión de Andalucía.  

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