14 noviembre 2015

EL SILLON DEL VALME





Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.

Cuentan los libros de historia que estando otorgada la regencia a la reina María Cristina allá por los lejanos años de mil ochocientos treinta y cuatro, el gobierno liberal moderado de Francisco Martínez De la Rosa aprobó un decreto el cual suprimía definitivamente la inquisición. Pero, claro está, en un país donde nos gusta lo añejo, lo rancio y de tradición costumbrista siempre hay alguien que echa de menos las viejas artes del arcaico y terrorífico tribunal de la fe, y para dar fe, valga la redundancia, de ello podemos consultar a cualquiera de tus paisanos que haya tenido por algún  motivo que pasar la noche en el hospital de Valme, me explico.


Cuando llegas a la habitación espartana y después de las buenas tardes y preguntas de rigor al enfermo y acompañantes, miras a un rincón y está ahí esperando la muda noche donde, con paciencia, realizará su horrible trabajo de descomponerte huesos y tendones y hacerte saber que dispones de músculos que no conocías y que, tras el largo manto de la negrura, te dolerán y se contraerán de formas tan insospechadas que, por mucho que haya avanzado la medicina, no te los cura ningún ungüento.


Para tener un recuerdo perpetuo no solo en las carnes, está tintado de un color peculiar, difícil de encontrar en otro artefacto o prenda. Yo me he atrevido a llamarle azulón Valme. Por otro lado, por mucho que lo intentes es incapaz de ser silencioso o comedido, alertándonos con un gruñido ferroso cada vez que, sin conseguirlo, intentamos modelar su posición.


Yo como siempre, de natural curioso, intenté durante más de cuatro días buscar alguna marca de cantería o símbolo que indicara su procedencia o fabricación, mas que nada por saber en los m….. de quién me estaba cagando pero no obtuve recompensa con lo que tuve que dar por zanjada la tarea.
En fin, que por mucho que hayan pasado los almanaques desde aquel año treinta y cuatro del siglo diecinueve todavía, si se busca, podremos encontrar algunos hermanos o primos lejanos de aquellos potros de alargamiento de la cuna de Judas  o Cepos, en un sitio tan cercano como el hospital de Valme.

He dicho.


El niño gilena

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