09 septiembre 2011

PUEBLO BLANCO

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien. Yo bien, gracias a Dios.

Esta mañana después de mi liturgia sabadera de café en Retamares, recogida de pan en la tahona Parrilla y compra de tabacos en el estanco de Juanito, "el Matrícula", decidí, con permiso del Lorenzo y permitiendomelo el frescor del tiempo, lanzar un paseito por los derredores del "tiro pichón", donde se postran las viviendas de los antiguamente llamados pabellones militares. Pues bien, yendo yo, como te digo, conversando con mis ideas, no se porqué reflejo o picazón, vine a fijarme en lo variopinto del colorido con los que los parroquianos han optado por dar lustre a las fachadas allí puestas, alargué la vista y empecé con la cuenta de la sinfonía multicolor que presentaba la calle y que iba alargándose conforme mis pasos me llevaban de una a otra calle de las de por allí colindantes. Azules cobalto, grises perla, amarillo limón, granas, verdes de todas las aguas y así hasta completar todo el espectro de colorido existente.

Discerní ante lo visto, no solo del gusto por el colorido sino de la porfía existente entre la vecindad en la combinación de tonalidades pues por mucho que me empeñé no logré ver dos casas de cromática parecida. Decidí, ante esta súbita revelación o descubrimiento, retardar la vuelta a casa y seguir andurreando por ver si esta alocada afición se había centrado solo en este pago o, por contrario, la hemorragia colorista había invadido otros barrios de la villa y corte. No tuve que andar mucho pues en caminándome por el cementerio solo tuve que levantar la vista para corroborar lo que a mis 42 almanaques me he dado cuenta, que el pueblo parece la bandera del orgullo gay. Aunque ahora que lo pienso...si mi casa esta de amarillito albero...

Atentamente;

El niño Gilena

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