11 febrero 2015

EL MONTON DE ARENA

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.

Como cada vez la Navidad se acerca antes y dura mas, pues vamos acabar poniendo el árbol de Navidad el ultimo día de feria, ya las tiendas y colmados de las calles más comerciales empiezan a enseñar, para deleite de los más pequeños del lugar, juguetes de las más variopintas formas y colores, aunque como ya es bien sabido los pequeños cada vez juegan menos y la felicidad de poseer un juguete en cuestión les dura lo que una pompa de jabón, ya que cualquiera de los niños que tenemos en nuestras casas podrían poner una tienda con los juguetes olvidados en cajas y sobrados.

Andando yo en estas lucubraciones, vínome a la memoria uno de los mejores juguetes con los que algunas veces nos regalaba el destino, y es que, como recordarás, cuando eras pequeño, un día al salir de tu casa podrías descubrir cómo, gracias a la obra que se iba a disponer al lado de tu casa, se encontraba un montón de arena de metro y medio de alto por tres de ancho. La boca se te hacía agua en espera de salir del colegio y coronar ese Éverest de tierra, donde con la ayuda de la imaginación podrías ser desde un alpinista renombrado a un conquistador de fortalezas o un defensor de fuerte comanche al grito de “fuera de mi monte”.

También, y por qué no, empezabas a realizar tus pinitos en ingeniera de puentes, túneles y caminos, realizando mil y una carreteras imposibles donde ubicar tus cochecitos de chapa o tus vaqueritos de plástico.

Como la diversión en la casa del pobre no dura mucho, todo venía a terminar o bien con una buena riña por parte de tu madre por traer arena hasta en lo más interno del ombligo o por un bocinazo de algún albañil, que recordando de mala manera a tus antepasados te chillaba a voz en grito que no le escarriaras la arena: “me cago en tu puta m…….”

En fin, un juguete gratuito con el que pocas veces he vuelto a ver jugar a los niños y que seguro no irá en ninguna carta a los reyes magos.

He dicho.


El niño gilena

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