02 marzo 2010

Carta desde la gloria

Espero que al recibir la presente te encuentres bien, yo bien, gracias a Dios.

Hoy te escribo para leerte una carta que me ha llegado, que seguro de un parroquiano tuyo es, pero no logro ubicarlo ni hacerle cara y, por ver si me puedes echar una manita, te releo a continuación. Dice así:

Tahona Pan de Angelito, Calle de la Alegría, por más señas, La Gloria.

Estimados todos:Haciendo un año ya que falto de allí y, por no haberme despedido como yo quise, os escribo estas letrillas para que, ya que seguro echáis de menos a este que mucho os quiere, sepáis de qué guisa me encuentro y de qué forma echamos días “pa trás”.
Como todos sabéis, me fui temprano, y no porque ya hubiese sonado dos o tres veces el despertador, no, sino porque en una panadería que aquí tiene San Leandro, hizo falta para el segundo amasijo un oficial, eso sí, de primera, para una hornada de bollos prietos, y entonces alguien aquí arriba dijo quien mejor yo aunque no me toque entrar todavía.Al principio me costó un poquillo acostumbrarme, no al trabajo claro está, que eso lo aprendí allí abajo hasta hartarme. Lo que más me costó era enterarme donde podía tomarme una copita de ponche y un cafelito antes de empezar la faena.
Pero bueno, un día, por casualidad, me encontré a un tal San Francisco que, dándome un cigarrito (esto no decírselo a las Isabelas), me comentó dónde podía encontrar una tasca que, además de un estupendo ponche, me podía suscribir al 13 de la lotería que aquí tenemos. Y no quedó ahí todo. A los dos meses de estar en el obrador escuché a un angelillo que por allí andaba que, debido al aumento de la producción, el jefe, o sea, San Leandro, había decidido ampliar el reparto, ya que como aquí también tenemos crisis la gente que aquí estamos comen más pan de lo normal. En fin que antes de que se lo dijeran a otro me presenté y le dije de esta forma:
“Cucha”: Que si te hace falta un repartidor aquí está “er” tío, que lo mismo te hago un bollo, que te lo vendo, que te pinto la casa cuando la cosa esté floja .Total, que en menos que cantó un gallo, ya tenía yo una burra blanca inmaculada y estaba llevando yo er pan a todos los santos lugares.
Lo bueno viene ahora: Fue gran suerte la mía encontrarme un día a Santa Clara que, dando un paseíto con San Jerónimo y hablando ellos de sus cosas, al reconocerme díjome así.Hombre..Enrique! Qué suerte que te he encontrado, quiero que sepas que en pago de los muchos años en los que quitaste hambre a mis hermanas de La Carrera y ayudaste en lo que pudiste sin interés ninguno, tengo que contarte un secretillo: que sepas que en una ventanilla que está detrás del leñero, sí, esa pequeñita, con un pestillo viejo…Pues esa ventana te permitirá ver qué es lo que los que allí abajo dejaste hacen cada día y no echarlos tanto de menos. Despedime de ellos más contento que unas pascuas y me encaminé a la ventanilla de La Alegría, como la bautice nada más me asome. Así, que después de mirar “pa bajo” cada día, quiero deciros algunas cosillas:
A mi Francisco, decirle que no trabaje tanto, que la vida son dos días y uno te lo has comio ya. A la Encarni, que no fume tanto, que fumando son día y medio. A mi niña, que ya es hora de ir por la parejita, coño!. “Ar Juanillo”, que “er betis” es lo más malo der mundo pero que no se “inrite”, que este año estamos otra vez en segunda. A mi Isabel, decirle que está más guapa cada día y que me encantaría verla acompañando a la Virgen de la Soledad como yo la recuerdo de entonces. A mi nieto, que deje ya “er pianito” y se ponga a estudiá. A mi Isabelilla, que no coma tanto nanonino y, a la Natalia, que coma más pa que esté guapa pa la comunión.Ah! y se me olvidaba, pa los demás recordarle que la cosa está “mu” mala y peor que se va poner, así que ser felices que lo demás no vale la pena.

En fin, lo que quiero que sepáis es que siempre que necesitéis algo de mí, mirad para arriba, pedir lo que necesitéis, que esa ventanilla del leñero siempre estará abierta para escuchar lo que me tengáis que decir y para, de corazón, pues la voz allí abajo no llega, os pueda aconsejar como siempre hice.
Un beso a todos, hasta siempre que queráis.

En una tahona que tiene
San Leandro allí en la gloria
Enrique le esta amasando
con sus manos medias bobas.

A Santa Clara trae vienas,
La Soledad quiere roscos,
San Francisco quie molletes
y un kilo pa san Juan Bosco.

Qué alegría hay en la gloria,
qué alegría y qué salero.
Ya está repartiendo el pan
Enrique el panadero.

En memoria de un gran amigo, buen abuelo y mejor padre.

Don ENRIQUE CASTELLANO ARRIAZA.

Atentamente;

EL NIÑO GILENA

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