02 agosto 2010

SOPA FRIA DE TOMATES Y VERDURAS

Estimado Pueblo:

Espero que al recibir la presente, te encuentres bien. Yo, no del todo.

Esta mañana al levantarme, mi estomago estaba algo revuelto. Y digo “algo” porque solo el postre de lo cenado hizo de bálsamo a los insulsos entrantes y primeros platos con los que intentó deleitarnos la cuadragésima cuarta edición de Gazpacho moronés, que servido de malas maneras, con más invitados que sitios, y muchos de los citados con menos vergüenza que el cochino de un circo, hicieron que la ansiada reunión pareciese más un rancho cuartelario que las bodas cananitas a las que estábamos acostumbrados. En fin, como yo me critico a mí mismo cada día, ejerceré desde mi humildad en el día de hoy de crítico flamencófilo, que no flamencólogo, de la minuta presentada con nocturnidad y alevosía por aquellos que, casi sin esfuerzo, están relegando este antes áureo festival a una charlotá digna de plazas portátiles.

ENTRANTES
Ensalada guitarrera con semi acordes moronenses.
CHEF: Don FRANCISCO ANTONIO GOMEZ
Opinión: Falta de aliño, de sentimiento, corta de sal y alegría, justita de compás.
1º PLATO
Sopa de papas aliñas, habas fritas y espurgabuelles en escabeche.
CHEF: Don ALFONSO LUNA.
Opinión: Incomible, salobre, ácida, dura, ronca, torpe……
2º PLATO
Pescaito frito con guarnición.
CHEFS: Don PEPITO TORRES y su cuadro flamenco.
Opinión: Comible, transitable, populista, quepa destacar que la guarnición estuvo bastante buena, nos calentó el cuerpo.
POSTRE
Sublime de babarois con trufas blancas y hojuelas de almendra.
CHEF: Don MIGUEL POVEDA.
Opinión: Inconmensurable, fresca al paladar, en su justa medida de azucares y almíbares, fantástica y recomendable para quitar regustos insalubres de platos anteriores.

Quiero añadir desde mi corto parecer unas nimias recomendaciones a esos asistentes que malgastan sus dineros y nos hacen malgastar los nuestros, por no poder hacer a lo que se viene a un festival de estas características: a escuchar, y no a pasar una velada verbenera entre tintorros y cubaterías. Reseñarles que en la liturgia del cante, el silencio es el mejor compañero y solo le cabe un Olé!, bien templao a compás, y de corazón, cuando los bellos se templan porque lo manda el corazón.

Menos mal que, según me han contado amigos que tengo en la gloria, a Don Luis Torres Cádiz le fue imposible llegar antes de las 12.30 horas por no sé qué juerga que en los cielos había, con lo que ha dejao dicho que degustó con buen pellizco la juerga dada por su descendiente, Pepito, y sobre todo por ese Gaudí del cante de Miguelito Poveda, que hizo que se rompiera la camisilla que le quedaba, después de templar una solea empatando en la misma a esos dos fenómenos del cante de tan distinto sabor: Don Antonio Mairena y Don José Marchena.

En fin, espero que las mentes pensantes de este pueblo mío recapaciten y hagan que ese plato con cuerpo alegre y nutritivo que llevamos los andaluces por bandera, siga llamándose Gazpacho y no lo transformen en una sopa fría de tomate insulsa y de poco gusto.

Atentamente;

El Niño Gilena

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