25 diciembre 2010

PEPA LA MORONERA

La torre de San Miguel quisiera ser hoy más alta
pa podé ver tu hechura al pasear por la plaza.
Las almenas del castillo lloran de pena amarga
por no escuchar ahora tus risas, cuando la tarde se alarga.

El sol no quiere acostarse antes de ver tu figura
asomá a la casa puerta mientras esperas la luna.
El viento te piropea silbando su fresco velo,
avivando los perfumes del azahar de tu pelo.

Con un cuerpo de guitarra y ojos color aceituna,
con los andares de reina, mujer, como tú ninguna.
Háblame por soleá, mírame por alegrías.
quiéreme por seguidillas, bésame por bulerías.

Que revienten los azahares al pasear por La Alameda.
Que se apaguen los faroles al desandar La Carrera.
Que te canten los jilgueros asomaos a las azoteas.
Que salgan toas las estrellas cuando tu estés a mi vera.

En el rigor del invierno, en otoño o primavera,
de corto, de faralaes, de mantilla o como quieras.
Que esta mujé que aquí veis señorear de esta manera,
esta mujer, sí señores, esta mujer es moronera.

El niño Gilena

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